Aprende
utilizando las nuevas tecnologías.
Navega, aunque nunca llegues a buen
puerto, ni a puerto siquiera.
Fórmate
online.
Lee e-books y olvídate de las bibliotecas y los polvorientos libros de papel,
auténticas antiguallas.
Escolariza a tus retoños en una guardería nada
más nacer.
La educación comienza a los cero años y no acaba nunca.
Edúcalos en el bilingüismo de la lengua del imperio, please, y en
valores.
Interna a tus viejos en un
geriátrico para que se mueran de asco. Ahora que no se nace en casa como
antaño, tampoco conviene morirse en casa, sino en un hospital o
residencia, que es mucho más aséptico.
Sé
aséptico tú también..
Ponte mascarilla.
Usa preservativos.
Esterilízate.
No
toques a nadie de pasada por la calle.
Denuncia a quien te toque.
Denuncia a quien toque a tu
hijo o hija.
Guerra a muerte a los pedófilos y a la pedofilia.
No
juegues con esto ni con aquello. No te la juegues.
Sé creativo y original, que ya te diré yo en qué consiste.
No
pienses, limítate a repetir lo que te dictan y a consumir lo que te
imponen.
El consumo compulsivo es el mejor antidepresivo que hay.
Vete
de compras, y adiós depresión.
Preocúpate por el futuro.
Haz un plan de
pensiones.
Paga tus impuestos y deudas.
Declara(te) a Hacienda.
Haz, en
definitiva suma, lo que Dios manda.
Sé un hombre como Dios manda,
aunque no sepas si hay Dios
ni qué es lo que Dios manda.
Cuídate.
No te descuides por nada del mundo.
Ve al gimnasio.
Haz pesas.
Ve a la
piscina.
No fumes.
No bebas.
Si bebes, no conduzcas.
Ponte el cinturón
de seguridad.
Cuida el colesterol y el azúcar y la tensión arterial.
Hazte un
chequeo periódico general.
Preocúpate por tu salud.
La salud es profilaxis.
Controla tu próstata.
Hazte el test del SIDA ahora que lo venden en farmacias.
Hazte el test del COVID.
No salgas de casa sin tu móvil, tu
portátil, tu pen drive, tu MP4, tu tableta, tu último modelo de
automóvil, tu documento nacional de identidad, tu pasaporte sanitario.
En
cuanto a mí: Noli me tangere.
No me toques.
No me beses.
No me des la
mano.
Dime hola.
Pero no me lo digas al oído: hay gérmenes y virus.
Mantén las distancias.
No me contagies.
Dímelo por el móvil o mándame un mensaje o un e-mail diciéndome: ¡Hola!
Ya
sabes: hay que guardar enormes distancias,
para que tanto tú como yo,
lejos el uno del otro
nos
muramos no sólo virtual sino verdaderamente de asco y soledad.