domingo, 21 de junio de 2020

Gracias a la naturaleza

Un fragmento del divino Epicuro dice: Gracias a la bendita Naturaleza, porque hizo que lo necesario fuera fácil de adquirir, y lo difícil de adquirir innecesario (χάρις τῇ μακαρίᾳ Φύσει, ὅτι τὰ ἀναγκαῖα ἐποίησεν εὐπόριστα, τὰ δὲ δυσπόριστα οὐκ ἀναγκαῖα).

Se ha dicho que aquí Epicuro está divinizando a la naturaleza, cosa harto extraña en un ateo como él, cuyo ateísmo no negaba directamente la existencia de los dioses, sino su interés por los asuntos humanos. En realidad, se trata de  una prosopopeya o personificación, es decir, una figura estilística literaria a la que recurre el autor para llamar la atención del lector, lo que explica que el término "naturaleza" aparezca escrito casi siempre con letra inicial mayúscula en las ediciones modernas, como corresponde a los nombres propios.  


La palabra que traducimos por "naturaleza" se dice en griego physis φúσις, de donde nos vienen a las lenguas modernas los términos relacionados con ella de física para lo natural y metafísica, lo que está más allá para lo sobrenatural, y también fisioterapia, fisonomía y fisiología, por ejemplo. El término griego encuentra su equivalente latino en "natura", de ahí que el adjetivo físico sea de alguna manera sinónimo de natural, y no sólo de corporal, material o real

En la frase epicúrea hallamos el aoristo del verbo poieo ποιέω “hacer”: el presente se convierte en pasado añadiéndole a la raíz del verbo el llamado aumento silábico y la sigma que caracteriza en griego a esta forma verbal. De este verbo poieo ποιέω derivan los helenismos poema, poeta, poesía, que conforman la trinidad poética: el poeta el es creador, el poema lo creado y la poesía la creación, lo que no deja de ser curioso porque el verbo en principio sólo significa “hacer”, pero adquirió enseguida la connotación de “crear”, es decir, de hacer algo que no está hecho previamente, por lo que se aplicó a las obras de arte de las Musas.

Tenemos más derivados de este verbo griego en castellano, por ejemplo los acabados en -peya: epopeya, etopeya, onomatopeya y prosopopeya, donde salen a relucir otros términos griegos: epos ἔπος, narración; etos ἔθος, carácter; ónoma ὄνομα, nombre; prósopon πρόσωπον, rostro. Pero también son derivados de este verbo los términos acabados en -pea, como farmacopea y melopea, que nos llevan a fármacon φάρμακον droga y a melos μέλος, música

En la frase de Epicuro aparecen los términos compuestos: eupórista εὐπόριστα fácil de adquirir o viable y dyspórista δυσπόριστα, difícil de adquirir o inviables, con los prefijos eu- ευ- bueno, fácil, y dys- δυς- difícil. El segundo término de la palabra nos remite a póros πόρος, el nombre griego del paso, vado, puente, camino... Estos prefijos perviven en castellano para lo bueno  en eufemismo, eufonía, euforia, eutanasia... y para lo malo en díscolo, disentería, disfasia... En cuanto al término póros πόρος, llegamos a la aporía, con la alfa inicial que es prefijo negativo, al callejón sin salida filosófico que la Real Academia define como "enunciado que expresa o que contiene una inviabilidad de orden racional". 


Volviendo a la sentencia epicúrea, no he encontrado ninguna formulación parecida en Lucrecio, su fiel escudero latino, y sí, sin embargo, en Séneca. En la Consolación a su madre Helvia XI, 1, del estoico cordobés leemos una formulación muy parecida a la primera parte de la sentencia de Epicuro: nihil homini natura quod necessarium faciebat fecit operosum: La naturalena no le hizo nada trabajoso al hombre lo que le hacía necesario.

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