(Última hora) Los hombres matan, la poli abate. (Rafael Sánchez Ferlosio)
Estos
eran algunos de los titulares de la prensa electrónica que recogí allá por el 20 de
agosto de 2018 sobre la noticia de la muerte de un presunto terrorista:
A) Con el verbo “abatir”, como sinónimo y eufemismo de “matar”:
-Por activa:
Los Mossos abaten
a un hombre que entró armado en una comisaría gritando “Allahu Akbar” (El
diario.es)
Abaten a un
hombre al intentar acceder a comisaría Mossos al grito «Alá es grande» (La
Razón)
Los Mossos abaten
a un atacante que gritaba "¡Alá es grande!" en la comisaría de
Cornellà (El español)
-Por pasiva:
El hombre abatido en la comisaría de Cornellà es de origen argelino y gritó con un cuchillo en la
mano 'Alá es grande' (Infolibre)
Abatido un hombre en una comisaria de Cornellá, al intentar asaltarla al grito de “Alá es grande” (Diario16)
Abatido tras intentar asaltar la comisaría de Cornellà al grito de «Alá es grande» (ABC)
Abatido tras intentar asaltar la comisaría de Cornellà al grito de «Alá es grande» (ABC)
Abatido un argelino que entró en una comisaría de Barcelona
al grito de “Alá es grande”. (El Diario Montañés)
B) Con el verbo,
más propio, “matar” en activa:
Los Mossos matan
a un hombre que entró en una comisaría al grito de “Alá es grande”. (El Mundo y
Público coinciden)
Los Mossos matan
a un hombre que entró en una comisaría con un cuchillo y gritó: “Dios es
grande” (El País).
De los diez
titulares 7 utilizan el verbo “abatir” tanto en activa (3, con el sujeto los
Mossos: los Mossos abaten) como en
pasiva (4). Los siete titulares se han inclinado por un eufemismo, que en las
tres primeras acepciones del Diccionario de la Real Academia significa
“derribar, hacer caer, tumbar”, y sólo en la cuarta “hacer caer sin vida a una persona o animal”).
Los cuatro titulares que utilizan el participio de perfecto pasivo “abatido” omiten y por lo tanto ocultan el complemento agente “por los Mossos” que debe sobreentenderse y deducirse de la mención que hacen del lugar donde se ha producido el suceso: “una comisaría de Cornellá (tres titulares) y de Barcelona (un titular). Podemos concluir que un setenta por ciento presentan la noticia ocultando el hecho de que la policía de la Generalitat, los Mossos d'Esquadra, ha matado a un hombre (7 titulares), a un atacante (1 titular), a un argelino (1 titular) a un “sustantivo animado masculino singular” (1 titular). La voz pasiva periodística se emplea, precisamente, para ocultar el complemento agente, bien porque se sobreentiende, bien porque se desconoce, bien porque no se quiere resaltar, sino ocultar bajo un tupido velo de silencio.
Los cuatro titulares que utilizan el participio de perfecto pasivo “abatido” omiten y por lo tanto ocultan el complemento agente “por los Mossos” que debe sobreentenderse y deducirse de la mención que hacen del lugar donde se ha producido el suceso: “una comisaría de Cornellá (tres titulares) y de Barcelona (un titular). Podemos concluir que un setenta por ciento presentan la noticia ocultando el hecho de que la policía de la Generalitat, los Mossos d'Esquadra, ha matado a un hombre (7 titulares), a un atacante (1 titular), a un argelino (1 titular) a un “sustantivo animado masculino singular” (1 titular). La voz pasiva periodística se emplea, precisamente, para ocultar el complemento agente, bien porque se sobreentiende, bien porque se desconoce, bien porque no se quiere resaltar, sino ocultar bajo un tupido velo de silencio.
Sólo tres
titulares de los diez, un treinta por ciento, usan el verbo apropiado “matar” y
lo hacen en voz activa: “Los Mossos matan”. Impecablemente
correctos los
tres titulares, que corresponden a El Mundo, Público y El País. Los tres
coinciden en que el muerto -en alguna cadena televisiva que no recuerdo
escuché el eufemismo "neutralizado"- es “un hombre”, sin especificar su
origen argelino.
Los tres coinciden en que el hombre “entró en una comisaría”. El País
puntualiza
“con un cuchillo”.
Todos los
titulares dicen que la víctima, que algunos se atreven ya a considerar el presunto
terrorista, gritó algo: “Alá es grande” (8 titulares), “Allahu Akbar” (1
titular) y “Dios es grande” (1 titular).
Hay que destacar que el grito debió de ser en lengua
árabe, como dice el titular de Eldiario.es “Allahu Akbar”, en árabe y leído de derecha a izquierda الله أكبر, donde Allāhu es el nominativo de Alá (Dios), y la forma akbar el
superlativo del adjetivo Kabir «grande», es decir «más grande», por lo
que la traducción
correcta no sería “Alá es grande” sino “Dios es el más grande”.
Sí, hay que traducir "Alá" por Dios, que es lo que significa. El País es el único que traduce "Alá" por Dios, pero lo hace sólo en la portada, porque en la página interior se arrepiente y lo modifica: Los Mossos abaten a un hombre que entró en la comisaría de Cornellà al grito de “Alá es grande”.
Sí, hay que traducir "Alá" por Dios, que es lo que significa. El País es el único que traduce "Alá" por Dios, pero lo hace sólo en la portada, porque en la página interior se arrepiente y lo modifica: Los Mossos abaten a un hombre que entró en la comisaría de Cornellà al grito de “Alá es grande”.
Indudablemente, el
mejor titular desde un punto de vista informativo es el de El País, pero el de la portada, porque traduce el grito
perfectamente al castellano: “Dios es grande”.
Esto me recuerda a una aguda consideración que hacía Maurizio Bettini en su Elogio del politeísmo (publicado entre nosotros por Alianza editorial en 2016): “En éstas, en efecto, (se refiere a las religiones monoteístas) la divinidad no se distingue por un nombre propio, sino por un nombre común”. Lo que sucede es que un nombre común “dios” asume en las religiones monoteístas del libro el papel de nombre propio, porque al haber sólo uno en absoluto, exclusivo y excluyente, se escribe con mayúscula: Dios, anulándose la oposición nombre común/nombre propio.
Esto me recuerda a una aguda consideración que hacía Maurizio Bettini en su Elogio del politeísmo (publicado entre nosotros por Alianza editorial en 2016): “En éstas, en efecto, (se refiere a las religiones monoteístas) la divinidad no se distingue por un nombre propio, sino por un nombre común”. Lo que sucede es que un nombre común “dios” asume en las religiones monoteístas del libro el papel de nombre propio, porque al haber sólo uno en absoluto, exclusivo y excluyente, se escribe con mayúscula: Dios, anulándose la oposición nombre común/nombre propio.
Ya lo decía
Minucio Felix en latín allá por los siglos II o III de nuestra era: “Nec
Deo nomen quaeras; Deus nomen est: no le busques un nombre a “dios”: su nombre
es “dios”. Y como nombre común que es, aunque ascendido a la categoría
de nombre propio, puede traducirse a
otras lenguas: así decimos God en inglés, Bog en ruso, Dío en italiano, Dieu en
francés... y Alá en árabe.
Considera Bettini
que dado que tanto en el cristianismo como en el islam la divinidad monoteísta
lleva el nombre de “Dios” parece “obvio concluir que ambas religiones adoran,
en realidad, al mismo dios”. Aunque reconoce que “cuesta trabajo admitir que la
divinidad llamada por los musulmanes Alá, es decir, “el Dios”, sea la misma que
los cristianos llaman “Dios”, aun cuando se le asigne de hecho el mismo
nombre.” Pero así son las cosas.