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miércoles, 11 de enero de 2023

Una canción popular: Los reyes de la baraja

     "Los reyes de la baraja" es una de las canciones populares transmitidas por Federico García Lorca que han cantado entre otras Teresa Berganza, acompañada por Narciso Yepes, Pilar Lorengar y muchas otras cantantes. Escuchémosla en la versión de la primera.
 

    La letra dice así:  

Si tu padre quiere un rey, / la baraja tiene cuatro: / rey de oros, rey de copas, / rey de espadas, rey de bastos.

Corre que te pillo, / corre que te agarro, / mira que te lleno, / la cara de barro.

Del olivo me retiro, / del esparto yo me aparto, /del sarmiento me arrepiento / de haberte querido tanto.

      Se caracteriza por su ritmo trocaico. La primera y tercera estrofa están compuestas de cuatro versos octosílabos con rima asonante en los versos segundo y cuarto. Pero la tercera estrofa, además, presenta una rima interna entre los dos tetrasílabos que componen el octosílabo. Tanto los octosílabos de la primera como de la tercera estrofa pueden considerarse formados por dos tetrapodias trocaicas, cuyo ritmo podemos representarlo así: + - + -  + - + -, donde el signo "+" indica sílaba marcada o tónica en principio y el "-" no marcada o átona en principio. Sin embargo, en el último verso de la última estrofa nos encontramos con una rotura del esquema, nos hallamos ante un hagesicoreo ( - + - - + - + - ) que nos sorprende tanto por su ritmo como por su contenido, que puede leerse y escucharse y sentirse, sin embargo, como los anteriores: de hábèrté querído tánto

    La primera estrofa destaca por su carácter político antimonárquico diciendo que el pueblo, en el que nadie es más que nadie, solo acepta los reyes de la baraja, mientras que la última revela un arrepentimiento o desengaño amoroso. 

    El estribillo, que probablemente es una cantilena de un juego popular infantil de persecución como el de "Ratón que te pilla el gato",  está formado por hexasílabos también trocaicos como los octosílabos: los tres primeros son itifálicos, como los llamaban los antiguos: + - + - + - (como en el villancico aquel: dale, dale, dale, / dale a la zambomba / dale, dale, dale, / hasta que se rompa), mientras que el último es un reiziano o telesileo sin la última sílaba, un verso que nos sorprende porque rompe aparentemente el ritmo anterior: - + - - + -, pero que puede leerse y oírse, siendo diferente, como los precedentes: lá càrá de bárro.

     Elisa Serna incluyó su versión de la canción "Los reyes de la baraja" en su disco "Quejido", publicado en Francia en 1972, y fue censurada por la dictadura franquista, después de que Franco hubiera nombrado a Juan Carlos, el hoy rey emérito, su sucesor en 1969. 

 

    Su letra no expresa explícitamente ningún afecto por la república, pero sí una clara animadversión hacia la monarquía, lo que hace casi inevitable, aunque no lo sea, que se acabe convirtiendo en una canción republicana. No lo es porque lo que hay de popular en ella no es el amor a la república propiamente dicho sino la desafección hacia la monarquía. La canción de Elisa Serna parte de la primera estrofa, que deja tal cual, cambiando "padre" por "madre", y del estribillo lorquiano, donde en el segundo hexasílabo cambia “arrastro” por “agarro”. 
 
 
    Si tu madre quiere un rey / la baraja tiene cuatro: / rey de oros, rey de copas, / rey de espadas, rey de bastos. 
    Corre, que te pillo, / corre, que te arrastro, / mira que te lleno, / la cara de barro. 
 
    Pero Elisa Serna incluye dos estrofas más, de su propia cosecha haciendo desfilar a toda la familia: 
    Si tu hermana quiere un rey / que se cosa uno de tela, / le dé cuerda para que ande / y lo pare cuando quiera. 
 
    Si tu padre quiere un rey / que se compre uno de yeso / que esos no escriben la ley / como los de carne y hueso. 
 
    Y finalmente vuelve a la estrofa lorquiana, cambiando el primer octosílabo:
     Para aquél que quiera un rey / la baraja tiene cuatro / rey de oros, rey de copas, / rey de espadas, rey de bastos.
 

jueves, 1 de octubre de 2020

Taller de métrica (I)

Vamos a jugar un poco con los hexasílabos castellanos y su doble  posibilidad de esquema rítmico.  Que no nos engañe el que se escriban emparejados de dos en dos formando un verso aparentemente mayor de doce sílabas, un dodecasílabo, porque hay una cesura que divide el número 12 en 6 más 6, y que se sugiere con un doble espacio blanco entre los falsos hemistiquios.

Las dos primeras estrofas son hexasílabos trocaicos (+ - + - + -),  una tripodia trocaica o, como decían los antiguos, un itifálico (como en el villancico popular Dale, dale, dale,  dale a la zambomba; / dale, dale, dale  hasta que se rompa)  mientras que las dos últimas son reizianos, es decir, telesileos catalécticos o privados de la última sílaba (- + - - + -), como aquellos de don Antonio Machado: Adiós para siempre    la fuente sonora, / del parque dormido    eterna cantora. / Adiós para siempre;     tu monotonía, / fuente, es más amarga    que la pena mía, o aquellos otros del poeta romántico don José Zorrilla: Yo voy por los mares    sin rumbo ni puerto. / No tengo ni sino    ni horóscopo cierto. / De nadie soy siervo,    de nadie señor.  
 
Lo habitual es que en el hexasílabo castellano se confundan ambos esquemas y se usen indistintamente, no como aquí hacemos, que los hemos separado para que se sientan distintos al oído. En primer lugar veamos, si no podemos oírlos y escucharlos, los hexasílabos trocaicos:
  
Ha venido mayo,     bienvenido sea, 
vuelve ya el buen tiempo     con la primavera: 
pájaros que trinan,     mieses que verdean, 
campos florecientes     antes de la siega. 

 Ya las golondrinas     trazan, blanquinegras, 
rutas en el cielo,     caprichosas sendas, 
y, nocturnos, cantan     otra vez sus penas 
grillos infantiles     a la luna llena. 


Y a continuación los reizianos o telesileos catalécticos:
 
Barrunta y crotora     la sabia cigüeña 
que anida en las torres     de viejas iglesias:
"Son tantos mis años     y tantas mis penas
y mis desengaños     que pierdo la cuenta: 

Por miedo a enfermarse,     de miedo se enferma. 
Por miedo a la muerte,     será lo que sea, 
que nadie lo sabe,     futura condena, 
me muero de miedo,     se muere cualquiera".