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viernes, 9 de octubre de 2020

Cita con Marco Aurelio

Una cita del sabio emperador Marco Aurelio, al que se trae aquí a cuento no por emperador sino por sabio estoico, menciona la peste (λοιμὸς, loimós, en su lengua, que es la de Homero, pues aunque el emperador gobernó en latín desde Roma, pensó y escribió en griego), que causó auténticos estragos durante su reinado (Meditaciones 9.2.4,5): Pues la destrucción de la inteligencia es una peste mucho mayor que cualquier contaminación y alteración del aire que nos rodea. Pues esta es la peste de los animales en cuanto son animales, mientras que aquella la de los hombres en cuanto son hombres. λοιμὸς γὰρ διαφθορὰ διανοίας πολλῷ γε μᾶλλον ἤπερ ἡ τοῦ περικεχυμένου τούτου πνεύματος τοιάδε τις δυσκρασία καὶ τροπή· αὕτη μὲν γὰρ ζῴων λοιμός, καθὸ ζῷά ἐστιν, ἐκείνη δὲ ἀνθρώπων,καθὸ ἄνθρωποί εἰσιν. 

 
 Marco Aurelio (121-180) a caballo en bronce, museos Capitolinos.

De alguna manera Marco Aurelio lamenta que la falta de inteligencia, o, como él dice, su destrucción (διαφθορά διανοίας), -porque no es que nos falte, sino que la tenemos todos gratuitamente desde que hacemos uso de razón, entendimiento y lengua, y lo que sucede es que se atrofia, como todo en esta vida, si no se usa, por lo que acaba desvaneciéndose-, es la auténtica peste, mucho más que la otra epidemia, la real, la peste antonina de los años 165 al 180 d. C.

De ella escribe Eutropio en su Breviario (8.12) : "Bajo su reinado (se refiere a Marco Aurelio), en efecto, hubo una epidemia de peste tan grande que después de la victoria sobre Persia murieron de la enfermedad en Roma y a lo largo de Italia y las provincias un gran número de ciudadanos y casi todas las tropas militares" (Sub hoc enim tantus casus pestilentiae fuit ut post uictoriam Persicam Romae ac per Italiam prouinciasque maxima hominum pars, militum omnes fere copiae languore defecerint).


La peste antonina, también llamada la plaga de Galeno(*),  asolaba el mundo romano por aquel entonces, como la del virus coronado de 2019 que asoló durante la primavera de 2020 nuestro país y la vieja Europa, y que se denominós incorrectamente “pandemia”, cuando no dejaba de ser una “epidemia”: algo que, como el Estado, está por encima -ἐπί epí, en griego- del pueblo, pero no afecta a todo el pueblo, al pueblo entero, a toda la población, que es lo que quiere decir πανδημία (pandemía) propiamente en griego, compuesto de παν todo y δήμος pueblo.

La auténtica amenaza que se cierne sobre todo el pueblo, la verdadera pandemia letal, podemos decir nosotros, parafraseando a Marco Aurelio, es la poca inteligencia de la que hacemos uso, la pérdida de la razón y sentido comunes, que es, encima, contagiosa.



*galeno: Coloquialmente es un sinónimo de médico, en el sentido de persona facultada para ejercer la medicina. Deriva precisamente del nombre propio del médico personal del emperador Marco Aurelio, Claudio Galeno de Pérgamo (129-c.201-216), al que se le atribuye el célebre aforismo, que otros asignan sin embargo a Hipócrates, el padre de la medicina: “Cito longe fugias et tarde redeas”. Era su consejo ante la peste: “Huye lejos rápidamente y vuelve tarde”. El proverbio entre nosotros se hizo célebre durante el Renacimiento bajo la fórmula que transmite don Antonio de Cartagena: “Huir de la pestilencia con tres eles es prudencia: luego, lexos y luengo”. Es una traducción de los tres adverbios latinos: cito (o su sinónimo mox), longe, tarde. Lo de que había que salir corriendo de la peste y no regresar hasta que hubiera pasado es cosa que han hecho algunos médicos saltándose a la torera el juramento hipocrático. Para evitar el contagio atienden, es decir, desatienden desde su despacho telefónicamente a los pacientes, sin visitarlos ni reconocerlos.

lunes, 8 de junio de 2020

De los bagaudas

Según la inevitable Güiquipedia, los bagaudas eran los integrantes de numerosas bandas que participaron en una larga serie de revueltas o rebeliones, que se dieron en las Galias y las Hispanias durante el Bajo Imperio, y que continuaron desarrollándose hasta el siglo X. Sus integrantes eran principalmente soldados desertores de las legiones romanas o colonos que querían librarse de sus obligaciones fiscales, esclavos huidos, forajidos o indigentes que se enfrentaban a la opresión laboral tanto del sistema militar como del «prefeudal» de grandes propietarios que surgió en el Bajo Imperio. 

La primera noticia de estas revueltas se tiene en la Galia, a finales del siglo III, concretamente en el año 284, recién nombrado emperador Diocleciano. Nos informa escuetamente, como es habitual en él, Eutropio (Breuiarium ab urbe condita IX, 20, traducción de Emma Falque en Biblioteca Clásica Gredos) Ita rerum Romanarum potitus cum tumultum rusticani in Gallia concitassent et factioni suae Bacaudarum nomen inponerent, duces autem haberent Amandum et Aelianum, ad subigendos eos Maximianum Herculium Caesarem misit, qui leuibus proeliis agrestes domuit et pacem Galliae reformauit  (Habiendo tomado así Diocleciano el Imperio Romano, se encontró con que los campesinos habían iniciado una revuelta en la Galia, y que habían dado a su facción el nombre de bagaudas, y tenían como jefes a Amando y Eliano, por lo que envió a Maximiano Herculio como César para someterlos. Este venció a los campesinos con ligeras escaramuzas y restauró la paz en la Galia).

 Busto del emperador Maximiano Herculio

Otra fuente histórica es Aureliano Víctor, quien en su De Caesaribus 39, 17 dice, hablando de Diocleciano (traducción propia): Namque ubi comperit Carini discessu Helianum Amandumque per Galliam excita manu agrestium ac latronum, quos Bagaudas incolae uocant, populatis late agris plerasque urbium tentare, Maximianum statim fidum amicitia quamquam semiagrestem, militiae tamen atque ingenio bonum imperatorem iubet (Pues cuando descubre tras la partida de Carino que Heliano y Amando habiendo formado en la Galia una tropa de campesinos y salteadores de caminos, a los que los naturales del lugar llaman bagaudas, una vez asolados ampliamente los campos, querían tomar la mayoría de las ciudades, ordena emperador inmediatamente a Maximiano en quien confía por su amistad aunque medio campesino, sin embargo bueno en la milicia y por su carácter). 

Y también (19) Sed Herculius in Galliam profectus fusis hostibus aut acceptis quieta omnia brevi patraverat (Pero Herculio (es decir, Maximiano) habiendo partido hacia la Galia, una vez ahuyentados los enemigos o hechos prisioneros, hubo dejado en poco tiempo todo tranquilo).

De los bagaudas escribirá un elogio, o al menos una justificación, Salviano de Marsella en el siglo V d. C. en su Sobre el gobierno de Dios (Hay traducción española de José Francisco Escribano Maenza, Xeito ediciones, 2019): Malunt enim sub specie captivitatis uiuere liberi quam sub specie libertatis esse captiui (Prefieren en efecto vivir libres bajo apariencia de cautiverio que ser cautivos bajo apariencia de libertad). Y continúa: Itaque nomen ciuium Romanorum aliquando non solum magno aestimatum, sed magno emptum, nunc ultro repudiatur ac fugitur; nec uile tantum sed etiam abominabile paene habetur: (Así pues la condición de ciudadanos romanos, que fue en alguna ocasión no sólo estimada, sino apreciada en mucho, ahora de por sí es rechazada y evitada; y no se considera sólo despreciable sino además casi abominable). 

El contexto histórico es que la presión fiscal imperial era tal, en plenas invasiones bárbaras, que para muchos eran preferibles los bárbaros, a los recaudadores de impuestos imperiales. El momento de auge de los bagaudas coincide con el de mayor incidencia de las invasiones germánicas del siglo V, en plena decadencia del Imperio, cuando se produce el segundo movimiento bagáudico. 

Estas revueltas se trasladan también a la provincia Tarraconense y a territorio vascón, dentro de nuestra península, en el marco de la crisis social y económica del Bajo Imperio Romano. Los enfrentamientos se produjeron precisamente en un momento en el que el mundo romano se afrontaba una presión que no conocía parangón en los límites occidentales, desempeñando un importante papel en la desintegración del Imperio. 

Los historiadores relacionan los bagaudas con la crisis que vive el Bajo Imperio Romano, acentuada con las invasiones bárbaras. En este contexto no era de extrañar que algunos campesinos, sobre todo pequeños propietarios, intentasen librarse de la opresión fiscal y  abandonasen los cultivos y se dedicaran al pillaje y al saqueo de los grandes latifundios imperiales, lo que explica que un diccionario de latín como el de Félix Gaffiot se refiera a los Bagaudae (o Bacaudae) como "brigands qui ravagèrent la Gaule", o sea, "bandidos que saquearon la Galia". 

El movimiento bagáudico, que se va a dar a lo largo del siglo V tanto en la Galia como en algunos puntos de la península ibérica, no deja de ser una reacción de resistencia y de oposición a un orden político y económico que era perjudicial. Para algunos son los primeros revolucionarios de la era cristiana.