viernes, 20 de octubre de 2023

Pareceres (XXXI)

151. - Metrodoro de Quío. Poco es lo que nos ha llegado de este prefilósofo presocrático griego, poco más que este fragmento no poco valioso sin embargo, que dice tanto en tan pocas palabras: Ninguno de nosotros sabe nada de nada; ni siquiera esto mismo de si sabemos o no sabemos, ni si sabemos que sabemos o que no sabemos; ni si en total hay algo o no lo hay.
 
 
152.- CEO. Ya no se dice jefe, ni siquiera líder, anglicismo que era eufemismo de jefe y un calco semántico del alemán Führer, sino CEO, otro anglicismo flagrante, que pretende que el jefe pase desapercibido y que es acrónimo de Chief Executive Officer, o sea, Director Ejecutivo – y tras la denominación de "el Ejecutivo" se esconde uno de los tres poderes del Estado, que es el Gobierno. Pero tras esta denominación de CEO también está camuflado el viejo jefe, el francés chef, y el italiano capo, y el castellano cabo y capitán y cabecilla, que son variantes del latín caput, el viejo término que señalaba la cabeza que la guillotina de la Revolución Francesa no logró decapitar. 
 
153.- Comillas irónicas, o el lenguaje que se (re)vuelve contra sí mismo. ¿Qué diferencia hay entre una palabra sin comillas (vida) y la misma con comillas (“vida”)? El arte de entrecomillar nos brinda la posibilidad de usar el lenguaje en su función metalingüística, es decir, de hacer que el lenguaje se mire al espejo, y así podemos, por ejemplo, preguntarnos si nuestra vida, la vida que llevamos es “vida”. Las comillas pueden indicar ironía, e incluso sugerir lo contrario de lo que significa el término ordinariamente. Por ejemplo, nos presentó a su “hermosa” novia, quiere decir que nos presento a una novia que creía que era “hermosa”, y era fea como un demonio. A veces en el lenguaje hablado se acompaña del gestual haciendo un aspaviento de ambas manos cerradas pero agitando los dedos índice y corazón de cada una para indicar que lo que estamos diciendo lo ponemos entre comillas, es decir, le aplicamos la ironía. 
 

 
154.- Un mantra tibetano: Un mantra personal. Algunos aspiran a fraguarse un mantra personal para recordarse de manera constante, a fuerza de repetición y autoconvencimiento, cuál es el objetivo de su vida y el propósito que quiere cumplir, un recordatorio de nuestro objetivo más importante. Lo curioso de la palabra sánscrita «mantra» es que es un compuesto de man, que significa «mente», y tra, que quiere decir «liberación». Según la RAE un mantra no sería más que un pensamiento, pero en realidad es una herramienta que pretende liberar la mente de los pensamientos perturbadores. En los libros de autoayuda aconsejan que los mantras sean siempre positivos y que no contengan nunca la palabra negativa por excelencia, que es “no”. No estoy de acuerdo. Y prueba de ello propongo un mantra bien conciso, que uno debe repetirse todas las mañanas: “No creas”. 
 
 
 155.- El símbolo matemático de infinito, acuñado por John Wallis en el siglo XVII, es un ocho tumbado que guarda relación con el uróboro o serpitente que se muerde la cola, y con la pescadilla que se enrosca. Veo que hay cierta relación con la cinta de Moebius, sin principio ni fin, que sería en tres dimensiones el equivalente del símbolo en dos dimensiones. El símbolo se denominó lemniscado (del latin lemniscatus, adornado con lemnisco, y este del griego λημνίσκος “lazo” o propiamente lemnisco, que era el nombre de la faja o cinta que en señal de recompensa honorífica acompañaba a las coronas y palmas de los atletas victoriosos o de los convidados a un banquete).  La cinta de Moebius no tiene ni principio ni fin: la primera representación que poseemos de ella, avant la lettre, es quizá el mosaico de la gliptoteca de Munich del diós Aión. (Eón). Eón o Aión (en griego antiguo: αἰών, del griego arcaico αἰϝών) es un dios de la mitología griega adoptada por los romanos, que lo llamaron Evo, y que aparece en la expresión Medio Evo. Dios supremo e imparcial, es señor del tiempo eterno y de la prosperidad, que no tiene ni comienzo ni final, opuesto a Crono, que era el tiempo empírico dividido en pasado, presente y futuro. 
 
 
 
Dios Eón con el espectro zodiacal enroscado

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