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lunes, 29 de mayo de 2023

Algunas sentiencias y sintiencias (y II)

 oOo

La limosna es una subvención a la pobreza

para que el pobre siga siendo siempre pobre.

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¿Error del sistema? No, el sistema, todo él,

es el error más grave que hay sin duda alguna.

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Insurrección contra el futuro: Ahora o nunca.

Ahora mismo es el momento: otro no hay. 

 

Realidad virtual, Laurie Lipton (2015)
 

oOo

Es más gozoso que concebir alguna idea,

el abortarla y desembarazarse de ella.

oOo

¿La causa principal del divorcio? Elemental,

querido Watson, es el propio matrimonio.

oOo

Las opiniones personales entorpecen

el entendimiento que tenemos de las cosas.

 


Selfie, Laurie Lipton (2015)

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¿Hay crímenes de guerra? No, la guerra misma,

flagrante crimen es de lesa humanidad.

oOo

Si no hay razón para la esperanza, no la hay

tampoco para desesperarse sin razón.

oOo

¡No a la mejora de la calidad de vida

de los esclavos! ¡Abolición de la esclavitud! 

La Nueva Normalidad, Laurie Lipton (2021)

oOo
Gane quien gane las elecciones, siempre gana
el Poder, y siempre pierde el mismo, que es el pueblo.

sábado, 27 de mayo de 2023

Algunas sentiencias y sintiencias (I)

Ya llega el finde,  rutinario como siempre, pero nunca 

llega el definitivo y anhelado fin de la semana.

Predica el sistema la libertad dentro del orden del sistema.

Los juicios de valor no valen mucho, valen poca cosa,

poquita cosa, tan poca cosa que en verdad no valen nada.

¿Será el trabajo asalariado la moderna esclavitud?

Maleducados por obra y gracia del sistema educativo. 

Confinados, Laurie Lipton (2021)
 

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¿Echar raíces? Sólo los árboles y plantas.

¿Quién gobierna en las Españas? ¿El pueblo? No: el reloj

ordena y manda, y el calendario laboral.

El que vende más es el que más también se vende.

Tu propio punto de vista limita tu visión.

Las ideas anestesian nuestras sensaciones.

En aras del futuro hipotecados todos.

Selfie, Laurie Lipton (2020)
 

jueves, 6 de enero de 2022

Más sentiencias y sentires (y II)

Internet: Cada vez más uno se siente no ya como un pez que nadaba libre, alegre- e irresponsablemente en la mar salada del ciberespacio, sino vigilado, controlado, censurado, como un pescado capturado en la Red, como un insecto atrapado en la enorme maraña reticulada de una telaraña. 
 
 
Conduce con cuidado: Dice la Dirección General de Tráfico a los conductores de automóviles que tengan cuidado con los ciclistas y que no los atropellen, que son una especie vulnerable en vías de extinción. Y es verdad, pero la susodicha DGT debería decir lo mismo de los peatones, a los que habría que defender de los que van en coche como antaño de los que iban a caballo o en carruaje o carroza. Defendamos a los que van a pie, a los peatones, a los peones. No los atropellemos. Pero yo también soy un peatón, y un ciclista, y, ay, un conductor de automóviles, esos ataúdes rodantes, por lo que debería defenderme de mí mismo, mi peor enemigo después de la Dirección General de Tráfico, procurando no atropellar al peatón ni al ciclista que llevo dentro, y dejar de conducir coches fúnebres: todos los automóviles lo son. 
 
¿Qué vendrá después? Eso no es cosa nuestra, después vendrá lo que venga, que ya se verá llegado el momento, si se ve, y,  si no se ve,  es porque es invisible o porque nosotros somos ciegos. Pero ya se verá, después se verá. Es decir, no ahora. Ahora no. 
 
Ganarse la vida: Antes se añadía la coletilla “decentemente”. Ahora ya ni eso, lo que da una idea de la indecencia de los tiempos que corren. Lo que importa es ganarse la vida como sea, a cualquier precio, al precio que sea. De eso se trata, de que la vida tiene un precio. Lo importante es ganarse el sustento. No es que el dinero no compre la felicidad, que no la compra, es que compra la desdicha. Nada de lo que puede comprarse con dinero vale lo que cuesta,  vale la pena. Pues bien, si nos ganamos la vida, como suele decirse, no vivimos la vida que nos ganamos, no disfrutamos de ella, no nos sabe a pan el pan de cada día, las migas, la corteza, que le pedimos al Señor que nos dé hoy, olvidando que no sólo de pan vive el hombre. Ocupados como estamos en el trabajo asalariado de la ganancia, no nos damos cuenta de la pérdida irreparable de vida que supone ese empeño en el que se nos van el tiempo y las energías, y que se  nos va de las manos como si estuvieran agujereadas. 
 
 La incredulidad de Santo Tomás, Caravaggio (1602)
 
Provocaciones varias: hay que meter el dedo en la llaga y removerla, que es donde duele, como el incrédulo del apóstol Tomás, porque dudamos no sólo de la resurrección del Señor, sino también de su propia muerte y de su nacimiento previo a la muerte. 
 
A Nathan Mayer Rothschild, miembro de la dinastía europea de banqueros más poderosa, se le recuerda por una cita que reza: “Dejarme emitir y controlar la creación del dinero de una nación y me dará igual quién haga las leyes (o quién gobierne, diría yo, para incluir, además del poder legislativo al que se refería Rothschild, el ejecutivo y, y ya puestos, el judicial también, apéndice de aquel, y el cuarto poder, que es la prensa, creadora de la opinión pública que lo sustenta todo con su inquebrantable fe en el sistema)”. El dinero es una herramienta con la que los poderes financieros se apropian de todos los recursos naturales y humanos del planeta: todo es susceptible de compraventa. Los bancos crean dinero en forma de deuda que hay que devolverles con intereses. Crean dinero de la nada, sin contar ni siquiera con reservas de oro, nos lo prestan y nos cobran los intereses; encima de putas, como decía despechada la otra, tenemos que poner la cama. No hay derecho.

miércoles, 5 de enero de 2022

Más sentiencias y sentires (I)

¿Negros pensamientos? El pensamiento no es ni blanco ni negro, el pensamiento es un proceso que consiste en desembarazarse de todas las ideas, blancas y negras. 
 
 
 
Lógica contradictoria. -Oigamos a las perturbadoras tres brujas de Macbeth de Shakespeare que cantan a coro: “Hermoso es lo feo y es feo lo hermoso”. Ellas nos enseñan la lógica de la contradicción, nos enseñan a ver la belleza en la fealdad y la fealdad en la belleza: lo que es feo es bello y lo que es bello es feo. De igual manera podrían enseñarnos a ver que lo malo es bueno y lo bueno es malo, como nos han inculcado desde nuestra más tierna infancia.
 
Blasfemia religiosa.- Los españoles somos quizá los únicos que logramos ascender a la cumbre de la blasfemia religiosa cuando decimos: ¡Me cago en Dios! 
 
¿Cuánto mide exactamente un metro? No me digas que cien centímetros porque entonces voy a preguntarte cuánto mide exactamente un centímetro... No me digas que... 
 
Los voluntarios sociales son como los malos samaritanos que hacen el bien supuestamente desinteresado a los demás por puro egoísmo solapado. Su altruismo es esencialmente egoísta: tras él se ocultan deseos inconfesables de salvación individual. 
 
Machista se dice en griego moderno con resonancias clásicas “fallo-crátes”: falócrata. Machismo es falocracia, o sea, gobierno del falo o miembro viril. El falo constituye en esta moderna sociedad democrática el verdadero aparato del poder, el milenario bastón de mando. Pero ni siquiera hace falta tener uno entre las piernas para ser un falócrata o machista: muchas feministas han luchado tanto por la equiparación con los hombres que han conseguido desarrollar uno entre sus piernas.
 
Percibir la realidad de las cosas es prescindir de las ideas que tenemos de ellas. ¿Cuándo se tienen las cosas claras como el agua clara? Cuando no se tienen muy claras las ideas. O mejor, cuando no se tienen ideas que enturbien las cosas porque nos hemos desembarazado de ellas. 
 
No es raro que, tras aplicarle un supositorio a un niño pequeño, se le salga otra vez del recto y tengamos que repetir la maniobra; y aun desecharlo y utilizar uno nuevo. Esto suele deberse a un error técnico. Aunque pueda chocar un poco, la mejor forma de administrar los supositorios no es la que suponemos, valga la redundancia, a primera vista, es decir, introducirlos en el ano por su extremo puntiagudo, sino al contrario, por el extremo obtuso o romo. Esto facilita que el supositorio quede alojado en el recto, porque así, cuando el ano contrae el esfínter, lo que hace es impulsar el supositorio hacia adentro y no expulsarlo. 
 

 
Solemos decir que hay que llamar a las cosas por su nombre y no utilizar ridículos eufemismos que lo único que hacen es ocultar la realidad. Al pan lo llamamos pan y al vino vino: al pan pan y al vino vino. Dos elementos estos, el pan y el vino, fundamentales en nuestra cultura cristiana y en nuestra tradición mediterránea grecolatina. No en vano el pan y el vino eran metáforas del cuerpo y la sangre de Jesucristo. Y, remontándonos más atrás aún, el pan era el fruto cereal de la madre Deméter, o sea Ceres, y el vino el don bacanal de Dioniso, la sangre simbólica de la tierra. 
 
Solemos decir que hay que llamar a las cosas por su nombre, y es verdad, pero los nombres ocultan también la realidad de las cosas.
 
¡Peligro: niños! Educación vial: el mundo al revés. La señal no avisa a los niños del peligro que suponen para ellos los coches, sino a los coches, que son peores que el caballo de Atila porque lo arrasan todo, del peligro de los niños, criaturas angelicales y perversas polimorfas donde las haya.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

Sentiencias

    El que más mira no suele ser el que más ve, sino por el contrario, el que menos: la mirada enceguece.

    La mayoría democrática de la gente ha sido abducida, adormecida, anestesiada con la vacuna que nos predispone a creer que la mentira es verdad, a creer a pie juntillas en algo, en cualquier cosa, sea la que sea, porque cualquier cosa sirve, todo vale, vale todo con tal de renovar el inveterado fetiche, la  cacharrería fantasmagórica de la vieja fe.

    La Ciencia -hay que escribir esta palabra con mayúscula inicial, como corresponde a Dios- es la nueva fe en la que cree la mayoría religiosamente, ciegamente. La Ciencia ha servido para fortalecer la fe. Quien se atreva a poner en duda y tela de juicio el dogma de la Ciencia es considerado un hereje... y excomulgado, porque la Ciencia es una reencarnación de la vieja deidad monoteísta judeocristiana: la nueva teología. 

    La infancia es una especie en vías de extinción. La infancia, en estado de sitio. La infancia, en obras permanentemente y en construcción. Perdonen las molestias. Estamos trabajando por su bienestar, por su futuro. La educación, que, no se olvide, es obligatoria hasta los dieciséis años, es otra jurisdicción de poder, otro espacio donde se despliegan estrategias de dominación, como la de la salud: es por tu bien, es por tu salud: cuídate. Nos dicen que nos cuidemos para que no nos descuidemos. Ojalá pudiéramos descuidarnos.


     A Aldous Huxley, el autor de Un mundo feliz, que era además de escritor médico, se le atribuye sin mucho fundamento al parecer la autoría del dicho: “Ahora la medicina ha progresado tanto... que ya todos somos enfermos”. Pero sea quien sea el autor del dicho, el dicho tiene razón: Todos, en efecto, nos hemos convertido en pacientes de la noche a la mañana dentro del estado terapéutico y profiláctico en el que vivimos, que mira por nosotros y vela por nuestra salud, siempre futura. Más que dedicarse a curar los males que padecemos, la medicina -tanto ha progresado- se dedica a prevenir los que no tenemos todavía. Ha dejado de ser curativa para pasar a ser única y exclusivamente preventiva, o profiláctica, que es lo mismo pero dicho en griego para que no se entienda bien la cosa de buenas a primeras.

    He oído que a los presos ya no se los llama presos, ni tampoco reclusos, eufemismo de presos, sino “residentes”. He oído que en sus celdas ya no son celdas, sino habitáculos, donde tienen hasta televisión de plasma. He oído que la cárcel ya no se llama así, sino "residencia de personal recluido". Pero, aunque cambien los nombres para disimular la realidad -ese era el "cambio, change, wechsel" que nos prometieron-, la cárcel sigue siendo prisión.

    El SIDA no tiene entidad biológica o patológica como el cáncer, no es una enfermedad sino una construcción realizada concienzudamente, que aprovecha problemas de salud realmente existentes aunque ya conocidos para constituirse en uno de los mayores mecanismos de producción de terror, dinero y poder de finales del siglo XX y comienzos del XXI. El supuesto descubrimiento del VIH fue un fraude intencionado llevado a cabo por el Dr. Gallo en 1984. Pero no es nada en comparación con el COVID-19 que nos cayó el año pasado y que persiste todavía: covid persistente lo llaman.  

    La salud y la enfermedad son un campo abonado para el ejercicio autoritario y despótico del Poder, desde antes del nacimiento, pasando por una interminable sucesión de momentos claves de nuestra vida, hasta el trance final de la muerte. Nacemos y morimos en un Hospital. Nos pasamos media vida entre el quirófano y la sala de espera de la consulta médica, ya no sólo presencial, sino telefónica: subordinan nuestra existencia a lo que ellos entienden por salud, es decir, a la profilaxis, dicho en griego, o prevención.  Nacemos y morimos en un hospital, condenados a follar siempre con preservativo, a no ser que lo hagamos bajo la bendición del matrimonio homosexual o heterosexual, ya da igual. Y la vida se ensombrece por el miedo a la muerte. Y la salud, por el fantasma de la enfermedad.

    ¿No estamos acaso más locos y somos más peligrosos algunos de los supuestos cuerdos que la mayoría de los internados y privados de libertad en un hospital psiquiátrico?

    No entro en el debate estéril y politiquero de “izquierdas” y “derechas”: es lo mismo, son la cara y la cruz de la misma moneda. En las alturas puede gobernar quien le dé la gana,  la izquierda o la derecha. Da lo mismo.  Aquí abajo da igual quien gobierne arriba. Lo que uno quiere es que no gobierne nadie: que no haya arriba ni abajo.

    ¿Cómo quieres que el Estado solucione nuestros problemas políticos si el mayor problema político que tenemos es la polis que decían los griegos, o sea el Estado?