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martes, 22 de junio de 2021

In tech we trust

    Si nos fijamos atentamente en la visionaria portada de la revista "The economist" correspondiente a la semana del 4 al 18 de mayo de 2021, cuya fotografía se adjunta, veremos el simbolismo de la nueva y futura moneda mundial digital o numérica, si se prefiere esta otra denominación.

    Entre otros símbolos tradicionales heredados del dólar norteamericano, encontramos que la divisa in God we trust de los billetes de dólar ha sido sustituida por in tech (i.e. in technology) we trust

    Se cambia el nombre común ascendido a nombre propio de Dios (in God) por la nueva divinidad vicaria que cumple sus funciones (in tech), la tecnnología, en las futuras govcoins o monedas digitales emitidas por los Bancos Centrales. Pero en el fondo hay algo que no ha cambiado, la misma fe (we trust). 

     Cambian las formas del dinero; aunque deje de usarse el efectivo, se usa el ideal y espiritual, que es mucho más cómodo, reducido a entidades numéricas matemáticas, y permanece inalterable y efectivamente la confianza, que es fe, despositada en él, de sus usuarios. Esa fe inquebrantable que mueve montañas hace que el dinero siga siendo el creador y destructor en el mismo acto de creación del mundo, el demiurgo que siempre ha sido, pero dotado ahora de una inmaterialidad incombustible. 

 


viernes, 4 de diciembre de 2020

Agua milagrosa y cirios a la Virgen

Estuve unas horas en Lourdes, un cantón del sudoeste francés donde se alza el santuario mariano de Nuestra Señora de Lourdes, reconocido y bendecido por la jerarquía eclesiástica católica. No fui allí como devoto peregrino, huelga decirlo, sino que, como peregrino despistado que no sabe muy bien a dónde va, pasé por allí, como suele decirse, de largo y por casualidad. 
 

 
No me interesó mucho la basílica, sino la gruta donde supuestamente (realmente según el Vaticano) se le apareció la Virgen a la pastorcilla; miles de fieles fanáticos -el fanatismo es consustancial a la religión por definición, y la religión, fanática por antonomasia- acuden a diario a esa gruta a venerar la imagen de Nuestra Señora de Lourdes y hacen largas colas para tocar con su mano, como puede verse en la fotografía tomada al fondo a derecha e izquierda, la húmeda roca. Me llamó la atención un letrero que advertía en varios idiomas de que el agua del manantial de Nuestra Señora de Lourdes no era milagrosa por sí misma, sino que sólo obraba prodigios si el que la bebía tenía fe
 
 
 
De lo que se deduce, por consiguiente, que lo maravilloso no es el líquido elemento del santuario mariano, que se vende embotellado en recipientes con la forma de la virgen plastificada, sino la fe del creyente que bebe el agua del manantial de la gruta donde se le apareció supuestamente la Virgen en el año 1858 a la pastorcilla Bernadette Soubirous, posteriormente elevada a los altares por la jerarquía eclesiástica por haber sufrido esa alucinación que no puede considerarse propiamente un hecho histórico sino, más bien, histérico, una visión que sólo se considera verdadera a fuerza de fe, porque se cree que ha existido, no porque haya existido real e independientemente de la fe suplementaria puesta en ella. En mi caso, como soy un descreído ni siquiera bebí un trago, ya que no iba a producir ningún efecto prodigioso, dados mi incredulidad y escepticismo. Una molécula formada por dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno. Agua que no has de beber, me dije, déjala correr, no vaya a ser que te produzca una furibunda diarrea. 
 
oOo 
 También llamaron mi atención la profusión de cirios ardientes ofrecidos por los devotos a Nuestra Señora de Lourdes, algunos considerablemente gruesos y largos, indudables símbolos fálicos: cuando se ofrendan a la Virgen, se encienden y comienzan a derretirse. Y ¿cómo se llama la sustancia que desprenden? Esperma de ballenas (o espelma, como prefieren otros, aunque es barbarismo). No es propiamente licor seminal, sino una sustancia crasa, sólida, sumamente blanca y casi traslúcida, que procede de la materia oleosa contenida en el cráneo de los cachalotes lo que se emplea en la fabricación de las velas. No es, insisto, semen, más que en un sentido metafórico de trasposición. Así pues, los peregrinos se dirigen al altar de la Virgen con un símbolo fálico en sus manos. La ofrenda de un cirio arrecho a la Virgen, puede interpretarse como una sublimación de la erección masculina, un resto pagano de priapismo, dentro de esa gran sublimación del complejo de Edipo que es el culto católico, apostólico y romano a la virgen María, madre de Dios y madre de todo dios. 
 
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¿Cabe algo más obsceno y pornográfico, en el peor sentido de la palabra "pornografía", que esta ostentación pública de fe de este hombre de la fotografía que reza arrodillado a un Cristo crucificado con una camiseta azul y una cruz blanca ante la vista de miles de peregrinos en el santuario mariano de Lourdes, reconocido oficialmente como lugar donde se apareció la Virgen María por la Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana? ¿Cabe algo más grosero además que adorar un símbolo de muerte como es la cruz? La fotografía de arriba no captó el instante, pero el fanático creyente había extendido previamente sus brazos en cruz como si fuera el Cristo crucificado al que adora. La fe, aunque mueva montañas, no es por eso buena, es un fanático error y un insulto a la razón (lo mejor es que las montañas estén quietas, donde están, y que nada las mueva de su sitio); la exhibición de esa fe es, además de una equivocación, un gesto de mal gusto y pésima educación.

sábado, 25 de julio de 2020

El lema de los notarios: nihil prius fide.

Nada antes que la fe, que es lo primero de todo. Nihil prius fide. Es el lema de los Ilustres Colegios Notariales de España, en los que el Estado deposita la fe pública. El sello tiene la siguiente forma: un libro cerrado con la palabra griega PROTOCOLO escrita en su lomo, que tanto se oye en estos tiempos en que está tan de moda aplicarnos cualquier protocolo a poco que nos descuidemos; sobre el mismo una estrellita de cinco puntas y todo ello, orlado por las palabras NIHIL PRIVS FIDE y dos ramas de olivo unidas por una lazada en la que se halla inscrita la fecha 28 MAYO DE 1862 correspondiente a la ley Orgánica del Notariado.

La palabra latina fide es el origen de nuestra fe, a través de la evolución oral: fide pasa a fede que se convierte en fee y que se simplifica en fe, pero que conserva su forma latina por la vía escrita en cultismos como fidedigno, (in)fidelidad o fideicomiso

Así que, nos dice el colegio de notarios en la lengua de Cicerón, no hay que olvidar que lo primero de todo es la Fe, de la que ellos levantan acta notarial. 
 
El lema está tomado de un pentámetro del poeta latino Propercio (IV, 80): Inque meis libris     nil prius esse fide. En el verso del poeta aparece la forma contracta nil, que los notarios han restablecido a su forma plena nihil, origen de nuestro nihilismo y de nuestro verbo aniquilar (cf. ingl. annihilate, fr. annihiler, it. annichilire), que conforman un doblete que podría compararse con nuestro vulgar na en una frase como “no quiero na” en lugar de nada

El primer hemistiquio del pentámetro de Propercio no tiene mucho problema de traducción: Y en mis libros no hay... En cuanto al segundo, se me ocurren dos versiones rítmicas: ...nada que no sea fe / nada a excepción de la fe

La fe en la vieja teología era una de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Hoy en día, podría decirse que la suministradora de artículos y dogmas de fe ya no es la religión, como en el antiguo régimen, sino la ciencia, que, de alguna manera, puede considerarse sin mayor escándalo que ha pasado a ocupar su lugar. Creemos a pies juntillas en lo que dice la ciencia, que es la que pretende saber cómo son las cosas. 

Antes, cuando yo era pequeño, y algún niño -generalmente solía ser un niño- descubría alguna contradicción lógica en la realidad o preguntaba algo sobre por qué había que creer en dogmas religiosos como la virginidad de la Virgen María o la omnipotencia y bondad de Dios mismo, solía respondérsele: “Doctores tiene la Santa Madre Iglesia, hijo". Ahora ha cambiado la respuesta se le dice: “Doctores tiene la Santa Madre Ciencia, hijo”. Doctores que saben más que nosotros, que no sabemos nada, por lo que no hay más que hablar ni preguntar. Así que, nosotros a callar: nihil prius fide: no hay nada más que la Fe. Y los  notarios, por su parte, a levantar acta de la realidad, para que conste, precisada como está de esa constancia porque, en caso contrario, se derrumbaría, habida cuenta de su carácter ficticio, como un castillo de naipes en el aire.