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viernes, 20 de mayo de 2022

Más ocurrencias ajenas expropiadas

Andrés Rábago, alias El Roto, publica en la prensa diaria una serie de viñetas titulada Los desastres de la guerra, que nos recuerdan por su temática los grabados homónimos de Goya. 

 Presenta en blanco y negro, como es habitual en él, con unas manchas de rojo de sangre en este caso en pecho y mano, un soldado muerto con casco y rifle: El texto dice: Murió por una causa que nunca entendió. Murió sin entender por qué razón moría, como nos pasa casi siempre a todos y cada uno de nosotros. 

 

Al mismo tiempo, los periódicos del régimen cuentan que la guerra de Ucrania de la que nos informan puntualmente todos los días, como la orgüeliana guerra de Eurasia de la novela 1984, que es el año de la era cristiana en el que vivimos ahora, pese a que el calendario diga que estamos en 2022, se cronifica, es decir se hace crónica, como si se tratara de una enfermedad recurrente, como una rutina, como la propia paz, que es el reverso amable y políticamente correcto de la misma moneda de la guerra. 

 Podríamos, imitando a Andrés Rábago, alias el Roto, hablar de los desastres de la paz, y colocar en la lápida de cualquier tumba, a modo de epitafio, ese mismo texto: "Murió por una causa que nunca entendió". 

La imagen del soldado muerto de El Roto, por otra parte, me trae a la memoria el soneto de Arthur Rimbaud El durmiente del valle, el verso "Cada cual con su muerto carga a cuestas" que se nos ocurrió a propósito de él, y el lienzo de Courbet en el que un hombre herido, parece que sueña y duerme plácidamente.

 

El hombre herido, Gustave Courbet (1840) 

He aquí la recreación musical y la paráfrasis que hace del poema en español el cantante Pedro Guerra: 

 

oOo 

Un fragmento de Guerra y paz de Tolstoi 

 

 El príncipe se siente a un tiempo alegre y afligido por la contradicción que experimentaba entre su anhelo de algo infinitamente grande e indeterminado y la sensación de que él era un ser limitado y corpóreo, como también Natasha, a la que oía cantar acompañándose con el clavicordio: la contradicción de algo grande e indeterminado y la sensación de ser un ser limitado.