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domingo, 23 de enero de 2022

Gasajémonos de hucia

    He aquí un villancico, en el primitivo sentido de la palabra, de Juan del Encina (1469-1529) que me he permitido “traducir” y poner en castellano actual, dado que contiene algunas palabras que han caído ya en desuso como gasajarse, gasajoso y gasajo, huzia ó hucia, descruciar, cordojo, aburrir (con el sentido de aborrecer) y pensoso.

    Las tres primeras las conservamos con a-: agasajarse, agasajoso, agasajo; proceden del germánico gasalho, compañero, que en alemán moderno da origen a  gesellen y Gesellschaft, 'acompañar' y 'sociedad', respectivamente; descruciar viene del latín ex-cruciare “atormentar con el suplicio de la cruz”, al que se le ha antepuesto el prefijo privativo de(s)-, por lo que pasa a significar todo lo contrario: "liberarse de los tormentos"; cordojo es un compuesto de cor dolio, es decir, dolor del corazón, y pensoso viene de pensum "peso de la lana que la mujer tenía que hilar en un día", de donde pasa a tener un significado más general de "tarea, trabajo, obligación".

    Y sobre hucia, hay que decir que procede de fiducia, que en latín significaba ‘confianza’. Por la vía culta la adoptó el castellano sin modificaciones y así fiducia figura todavía en el vigente DRAE, aunque con la apostilla de “anticuada”; más vivo, sin embargo, está hoy su adjetivo derivado fiduciario, término  relacionado con los mundos del derecho y las finanzas. Por la vía vernácula normal, fiducia experimentó sucesivas alteraciones fiducia> fiuzia> fuzia> hucia, hasta llegar al término que utiliza Juan del Encina y que todavía recogía el  Diccionario del ’92 definiéndolo como ‘fianza, aval, confianza’, si bien tildándolo de “anticuado”.

    Cuando el español forma verbos a partir de sustantivos, suele aumentar la raíz de éstos con una a- inicial; así se obtiene de crédito,  acreditar. Siguiendo este procedimiento, de hucia se creó ahuciar, con la hache intercalada, que significa  "esperanzar o dar confianza, y también crédito". Confío en que se vea bien aquí la relación existente entre la fianza (económica) y la vieja fe religiosa "que mueve montañas", de ahí que ahuciar no sólo signifique tener confianza en una persona, sino también darle crédito, en el sentido económico del término.  Para expresar lo contrario sólo hay que anteponer el prefijo privativo des- y ya tenemos des-ahuciar, a imagen y semejanza de des-acreditar, por ejemplo.

    Esa es la relación que podemos establecer entre la hucia de Juan del Encina y los modernos desahucios, que no dejan de ser desconfianzas o desacreditaciones que hacen que el dueño, que suele ser una entidad bancaria,  despida al arrendatario, poniéndolo "de patitas en la calle". (Hemos explicado, de paso, el origen de la hache intercalada; hay que tener en cuenta que la grafía *deshaucio (a imagen de deshacer, por ejemplo) es incorrecta, por lo que llevamos visto, ya que es engañosa).   



    En cuanto al contenido del villancico de don Juan del Encina, presenta el tema del carpe diem horaciano, tras el que late el espíritu epicúreo y hedonista de disfrutar de los placeres de la vida porque los problemas vienen ellos solos sin que vayamos a buscarlos: ¡Busquemos siempre el placer, / que el pesar / viene sin irlo a buscar!

Gasajémonos de huzia, / qu'el pesar / viénese sin le buscar.                     

Gasajemos esta vida,  /descruziemos del trabajo;   / quien pudiere haver gasajo, / del cordojo se despida. / ¡Dele, dele despedida, / qu'el pesar / viénese sin le buscar!                             

Busquemos los gasajados, / despidamos los enojos; / los que se dan a cordojos / muy presto son debrocados. / ¡Descuidemos los cuidados,  / qu'el pesar / viénese sin le buscar!                              

De los enojos huyamos  / con todos nuestros poderes;  / andemos tras los plazeres,   / los pesares aburramos.  / ¡Tras los plazeres corramos, /   qu'el pesar  /   viénese sin le buscar!                               

Hagamos siempre por ser   / alegres y gasajosos; / cuidados tristes, pensosos, / huyamos de los tener. / ¡Busquemos siempre el plazer,  / qu'el pesar  / viénese sin le buscar! 
  
 

                           Disfrutemos bien a gusto (con confianza, sin remilgos) / que el pesar  /   viene sin irlo a buscar.

                           Disfrutemos de esta vida, /  evitemos su trabajo; / el que tenga un agasajo / de congoja se despida. / ¡Déle, déle despedida, / que el pesar / Viene sin irlo a buscar! 

                  Busquemos el agasajo, / despidamos los enojos; /        los que se dan a congojos / pronto se vienen abajo. / ¡Descuidemos los cuidados, / que el pesar / viene sin irlo a buscar!

                         De los problemas huyamos / con todos nuestros poderes; / andemos tras los placeres, / pesares aborrezcamos. /      ¡Tras los placeres corramos, / que el pesar / viene sin irlo a buscar!  

                         Hagamos siempre por ser  / alegres y cariñosos; / cuidados tristes, penosos, / evitemos padecer. / ¡Busquemos siempre el placer, / que el pesar / viene sir irlo a buscar!


    El grupo estonio Hortus Musicus canta el villancico epicúreo de Juan del Encina a partir del minuto 30,20 del video. Pero el álbum todo no tiene desperdicio: se trata de música renacentista donde se celebra el re-nacimiento del mundo clásico pagano; la Edad Media ha quedado atrás con sus luces y sus sombras. No fuera malo, como suele decirse. Ya nos advirtió Umberto Eco años atrás, en 1972, de la irrupción de una Nueva Edad Media estableciendo paralelismos entre el viejo medievo y la edad contemporánea: héla aquí llegada, habitando entre nosotros. 


jueves, 13 de enero de 2022

Breve mensajería y villancico ferlosiano

Un hombre irrumpió con una pistola en un bar y descerrajó cuatro tiros al televisor. No era un desequilibrado mental, era alguien cuerdo que sabía lo que hacía. 
 
Se ha hecho proverbial entre nosotros el estúpido dicho de que hay que hacer algo “sí o sí”, en lugar de “sí o no”, con lo que se anula la disyuntiva negativa. 
 
Según una macroencuesta, el setenta y siete por ciento de los españolitos estaría dispuesto a vacunarse tantas veces como les digan las autoridades sanitarias. 
 
El nuevo juguete navideño de venta en farmacias, el predictor de Papá Noel, poco importa si falso o verdadero, ha reforzado las medidas sanitarias totalitarias. 
 
 El villancico más hermoso que escribió Ferlosio: Nazca el niño negativo: / nadie, nunca, nada, no. Su estribillo resuena en mis oídos como alegre campanilla. 
 
Los no vacunados de 60 a 79 años tienen 20 veces más riesgo de fallecer que los vacunados, según la Ministra de Sanidad, inexperta en cuestiones sanitarias. 
 
El presidente del gobierno celebra el logro del objetivo: noventa por ciento de inoculados con pauta completa, y crece vertiginosamente el número de contagios. 
 
 Ni oro ni incienso ni mirra. El don más precioso de los Reyes Magos al Niño fue la revelación de que no existe la Sagrada Familia, que es la verdadera epifanía. 
 
 El oficiante con su equipo impoluto de protección individual hurga con el palitroque ritual en la nariz del paciente: le da la comunión de la hostia consagrada. 
 
Hazte tu propia prueba todas las veces que quieras y participa de la paranoia colectiva. Vaya negocio que se han inventado, me cago en el dios de las farmacias. 
 
Los niños vuelven a la escuela con mascarilla tras la pausa navideña a aprender las lecciones que les servirán para nada en la vida con rutinaria mansedumbre. 
 
Los libros de caballerías que sorbieron los sesos a don Quijote son los artículos científicos que dan cuento y cuenta de una realidad falsa como pérfida moneda. 
 
 Sócrates sólo albergó por lo que se sabe una sola creencia positiva: el daimon, un espíritu o genio divino que cuando se manifestaba siempre resultaba negativo. 
 
oOo
 
Rafael Sánchez Ferlosio

 
Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.

Si amanece la arrogancia
de la fuerza y el valor,
niño débil y cobarde,
niño noche y deserción.

Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.

Si relumbran los fusiles
de la blanca afirmación,
niño oscuro, niño inerme,
niño niebla y evasión.

Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.

Si los médicos prescriben
la alegría y la salud,
niño triste, niño enfermo,
sin niñez ni juventud.

Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.

Si en el quicio de la carne
la palabra se escindió,
niño niño, niño niña,
niño luna, niño sol.

Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.

Si a la luz de la justicia
toda culpa se aclaró,
niño bueno, niño malo,
sembrador de confusión.

Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.

Si la lógica decide
de la verdad y el error,
niño cierto, niño falso,
blanco de contradicción.

Nazca el niño negativo,
nadie, nunca, nada, no.

Si entre la carne y el verbo
imposible fue el amor,
niño nadie, niño nunca,
niño nada, niño no.

viernes, 10 de diciembre de 2021

Campanadas de Belén

    Ahora que se acercan las 'entrañables fiestas navideñas' comienzan a escucharse una y otra vez, machaconamente, en los centros comerciales y en las televisiones y emisoras de radio del Régimen los tradicionales villancicos. Hoy, por ejemplo, he oído este de “Campanas de Belén”, de factura anónima y parece que andaluza, que suele cantarse, por cierto, sin las dos últimas estrofas. La anteúltima dice literalmente: Campana sobre campana, / y sobre campana tres, / en una cruz a esta hora / el Niño va a padecer. La mención de la cruz y la idea del sufrimiento y la muerte que conlleva asociada se considera, sin duda, poco navideña cuando se está celebrando el nacimiento, y quizá por eso no se canta esta estrofa normalmente ni se les enseña siquiera a los niños. Sin embargo, era la conclusión del villancico, que cerraba así la celebración de la Natividad con el recuerdo de la muerte y la Cruz futura que el Niño iba, y con él todos los niños que vienen al mundo, a padecer con su entrada en la sociedad adulta. En cuanto a la última estrofa, dice: Si aún las estrellas alumbran, / pastor ¿dónde quieres ir? / -Voy al portal por si el Niño / con Él me deja morir. En algunas versiones cantadas se sustituye la pulsión de muerte del pastor que quiere morir con el Niño, por un inocente 'dormir', que sirve así de espantajo de la propia muerte. 
 
 
    Me he permitido, por mi parte, hacer una parodia un tanto jocosa de la letra del villancico adaptándolo  a las circunstancias que atraviesa la celebración de la Navidad durante este segundo año triunfal de la pandemia.
 

Campana sobre campana, / y sobre campana una. / Malo es el virus, hermana, / pero peor la “vacuna”. 
Belén, campanas de Belén,/ que los ángeles tocan / ¿qué nuevas me traéis? 

Recogido tu rebaño / ¿a dónde vas, pastorcillo? / -Voy al Belén ocupado / a ver al recién nacido. 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis? 
 
Campana sobre campana, / y sobre campana dos. / Hay controles a la entrada, / sin pase no entra ni Dios. 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis? 

Pero entró al portal el virus / y hasta la mula y el buey, / vacunados, lo han cogido: / ¡Jesús, María y José! 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis? 
 
Campana sobre campana, / y sobre campana tres. / Pinchar a los niños manda / Herodes, el puto rey. 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis? 

Rompiendo la cuarentena, / José, María y el Niño / burlan el toque de queda / y huyen en burro hacia Egipto. 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis?
 
 
 

miércoles, 6 de enero de 2021

Los virus en el río (villancico negacionista)


   
    No se canten villancicos, / manda el alcalde en un bando. / ¡Dadle a la zambomba, chicos; / que huyan los males cantando! 
   Pero mira cómo brotan / los virus en el río, / pero mira cómo brotan / mil casos positivos. / Brotan, rebrotan y vuelven a brotar; / los virus en el río / se van a propagar. (Estribillo)
   A todos han confinado / en el portal de Belén, / el Niño está enmascarado, / la mula y el buey también.
   Han dado el toque de queda / y hay cierre perimetral. / Rueda la bola que rueda, / se hace el engaño viral.


   La Virgen está lavando / pañales y mascarillas; / los pajaritos, cagando, / la sacan de sus casillas.
   Herodes, con la vacuna, / al Niño lo anda buscando. / Y el Niño, que está en la cuna, / rompe a llorar sollozando.
   No pueden ir los pastores / sin cita previa al pesebre / ni pueden ser portadores / de una décima de fiebre.
   Hay que lavarse las manos / con alcohol e hidrogel / hasta que ampollas y granos / ajen y agrieten la piel.
   Ni cenona en Nochebuena / ni pitanza en Navidad: / Noche Vieja, en cuarentena; / y Año Nuevo en soledad. 
   Por el reconfinamiento / no vienen los Reyes Magos. / Con tanto distanciamiento / nos están haciendo estragos.
 

 
   Los Reyes Magos de Oriente / hacen su teletrabajo / y envían como presente / televisión a destajo.
   Ya a San José le han pinchado / la jeringa contra el bicho / y anda el pobre acojonado / porque aún no ha comprado el nicho.
   Viendo la tele, tenía / el hombre miedo a palmar: / ¡Saca la bota, María, / vámonos a emborrachar! 
   Pero mira cómo brotan / los virus en el río, / pero mira cómo brotan / mil casos positivos. / Brotan, rebrotan y vuelven a brotar; / los virus en el río / se van a propagar.  (Estribillo)