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viernes, 10 de diciembre de 2021

Campanadas de Belén

    Ahora que se acercan las 'entrañables fiestas navideñas' comienzan a escucharse una y otra vez, machaconamente, en los centros comerciales y en las televisiones y emisoras de radio del Régimen los tradicionales villancicos. Hoy, por ejemplo, he oído este de “Campanas de Belén”, de factura anónima y parece que andaluza, que suele cantarse, por cierto, sin las dos últimas estrofas. La anteúltima dice literalmente: Campana sobre campana, / y sobre campana tres, / en una cruz a esta hora / el Niño va a padecer. La mención de la cruz y la idea del sufrimiento y la muerte que conlleva asociada se considera, sin duda, poco navideña cuando se está celebrando el nacimiento, y quizá por eso no se canta esta estrofa normalmente ni se les enseña siquiera a los niños. Sin embargo, era la conclusión del villancico, que cerraba así la celebración de la Natividad con el recuerdo de la muerte y la Cruz futura que el Niño iba, y con él todos los niños que vienen al mundo, a padecer con su entrada en la sociedad adulta. En cuanto a la última estrofa, dice: Si aún las estrellas alumbran, / pastor ¿dónde quieres ir? / -Voy al portal por si el Niño / con Él me deja morir. En algunas versiones cantadas se sustituye la pulsión de muerte del pastor que quiere morir con el Niño, por un inocente 'dormir', que sirve así de espantajo de la propia muerte. 
 
 
    Me he permitido, por mi parte, hacer una parodia un tanto jocosa de la letra del villancico adaptándolo  a las circunstancias que atraviesa la celebración de la Navidad durante este segundo año triunfal de la pandemia.
 

Campana sobre campana, / y sobre campana una. / Malo es el virus, hermana, / pero peor la “vacuna”. 
Belén, campanas de Belén,/ que los ángeles tocan / ¿qué nuevas me traéis? 

Recogido tu rebaño / ¿a dónde vas, pastorcillo? / -Voy al Belén ocupado / a ver al recién nacido. 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis? 
 
Campana sobre campana, / y sobre campana dos. / Hay controles a la entrada, / sin pase no entra ni Dios. 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis? 

Pero entró al portal el virus / y hasta la mula y el buey, / vacunados, lo han cogido: / ¡Jesús, María y José! 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis? 
 
Campana sobre campana, / y sobre campana tres. / Pinchar a los niños manda / Herodes, el puto rey. 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis? 

Rompiendo la cuarentena, / José, María y el Niño / burlan el toque de queda / y huyen en burro hacia Egipto. 
Belén, campanas de Belén / que los ángeles tocan, / ¿qué nuevas me traéis?
 
 
 

domingo, 20 de junio de 2021

"Vacúname otra vez"

No sé si recordarán (los más viejos quizá sí, los mileniales nacidos en el nuevo milenio seguro que no) el escándalo político que se organizó en el año del Señor de 1997 a cargo del Presidente del Congreso de los Diputados y Diputadas, un tal Trillo vacunando a sus hijos de la meningitis C y saltándose los protocolos para acceder a las vacunas con la utilización de su coche oficial para ir a buscarlas... 

 Con motivo de aquel incidente, Nino Montana hizo una parodia satírica titulada “Vacúname otra vez”, que era una versión de la canción “Ven, devórame otra vez” del portorriqueño Lalo Rodríguez, con letra del dominicano Palmer Hernández, que se oía mucho por aquel entonces en la versión sobre todo de Azúcar Moreno entre nosotros. La letra original de la canción aportaba a la salsa un componente erótico muy acentuado. Una de las gracias de la parodia es el simbolismo fálico de la jeringuilla.
 
He aquí el vídeo de Nino Montana, que va alcanzando más gracia según avanza la actuación hasta el apoteósico final:
 
 
Modificándole la letra y adaptándola a la situación actual en que la vacunación de la mayoría democrática de la población se ve como única (falsa) salida de la crisis sanitaria, podemos a su vez hacer una parodia de aquella parodia con su mismo ritmo salsero:
 
    Yo no sé por qué algunos critican, si es lo más normal, / comulgar con la santa vacuna, como es natural. / Conque venga, no se me demore, no lo piense usted, / pida cita para que le inyecten y arremánguese. 
 
    Que el Gobierno y la tele predican a la población / que no existe el más leve motivo de preocupación. / Mi vecino ya se inoculó / y hasta al loro se lo vacunó. / Y mi abuelo y mi madre, y la tía Isabel / y un cuñado que tengo en Teruel. 
 
    Ven, vacúname otra vez, vacúname otra vez / en el brazo o la nalga y, si quieres, / ponme dosis hasta en el carné. / Ven, vacúname otra vez, vacúname otra vez / que aunque tengan efectos adversos, / algo bueno tendrán que tener. 
 
    Impacientes algunos no pueden, qué exageración, / esperar que les llegue su turno de vacunación, / y se quieren colar de rondón, / y no muestran mucha educación. / Están locos de atar, / y se van a matar / por dejarse chutar la inyección. 
 
 
    Ven, vacúname otra vez, vacúname otra vez, / que me quede bien inmunizado, / a la una, a las dos y a las tres. / Ven, vacúname otra vez, vacúname otra vez, / que por más veces que me la metas / encantado estaré de volver. 
 
    La vacuna es la hostia bendita, pan espiritual, / lo que va a devolvernos la vida, en carne mortal. / Si nos sube la fiebre un montón / y los trombos a todo meter, / es por el subidón / de nuestra salvación: / ya podemos morirnos después. 
 
    Ven, vacúname otra vez, vacúname otra vez. / Han comprado millones de dosis, / no se van a quedar sin poner. / Ven, vacúname otra vez, vacúname otra vez. / Pónsela a viejos, jóvenes, niños, / y al que no quiera, a ese también. 
 
    Ven, vacúname otra vez, vacúname otra vez, / de la covi, del sida, del cáncer, / de la peste futura, y amén. / Vacúname otra vez, vacúname otra vez, / para que el pasaporte a la Gloria / telemático y verde me den.