He aquí un villancico, en el primitivo sentido de la palabra, de Juan del Encina (1469-1529) que me he permitido
“traducir” y poner en castellano actual, dado que contiene algunas
palabras que han caído ya en desuso como gasajarse, gasajoso y gasajo, huzia ó hucia, descruciar,
cordojo, aburrir (con el sentido de aborrecer) y pensoso.
Las tres primeras las conservamos con a-: agasajarse,
agasajoso, agasajo; proceden del germánico gasalho, compañero, que en alemán moderno da origen a gesellen y Gesellschaft, 'acompañar' y 'sociedad', respectivamente; descruciar viene del latín ex-cruciare
“atormentar con el
suplicio de la cruz”, al que se le ha antepuesto el prefijo privativo
de(s)-, por lo que pasa a significar todo lo contrario: "liberarse de
los tormentos"; cordojo es un compuesto de cor dolio, es decir, dolor del corazón, y pensoso
viene de
pensum "peso de la lana que la mujer tenía que hilar en un día", de
donde pasa a tener un significado más general de "tarea, trabajo,
obligación".
Y sobre hucia, hay que decir que procede de fiducia, que en latín
significaba ‘confianza’. Por la vía culta la adoptó el castellano sin
modificaciones y así fiducia
figura todavía en el vigente DRAE,
aunque con la apostilla de “anticuada”; más vivo, sin embargo, está hoy su
adjetivo derivado fiduciario, término relacionado con los mundos del derecho y las finanzas. Por la vía vernácula normal, fiducia
experimentó sucesivas alteraciones fiducia> fiuzia> fuzia> hucia, hasta llegar al término que utiliza
Juan del Encina y que todavía recogía el Diccionario del ’92 definiéndolo como ‘fianza, aval, confianza’, si bien tildándolo de
“anticuado”.
Cuando el español forma verbos a partir de
sustantivos, suele aumentar la raíz de éstos con una a- inicial; así se obtiene de crédito, acreditar. Siguiendo este
procedimiento, de hucia se
creó ahuciar, con la hache
intercalada, que significa "esperanzar o dar
confianza, y también crédito". Confío en que se vea bien aquí la
relación existente entre la fianza (económica) y la vieja fe religiosa
"que mueve montañas",
de ahí que ahuciar no sólo signifique tener confianza en una persona, sino
también darle crédito, en el sentido económico del término. Para expresar lo
contrario sólo hay que anteponer el prefijo privativo des- y ya tenemos
des-ahuciar, a imagen y semejanza de des-acreditar,
por ejemplo.
Esa
es la relación que podemos establecer
entre la hucia de Juan del Encina y los modernos desahucios, que no
dejan de
ser desconfianzas o desacreditaciones que hacen que el dueño, que suele
ser una entidad bancaria, despida al arrendatario, poniéndolo "de
patitas en la calle". (Hemos explicado, de paso, el origen de la hache
intercalada; hay que tener en cuenta que la grafía *deshaucio (a imagen
de deshacer, por ejemplo) es incorrecta, por lo que llevamos visto, ya que es engañosa).
En cuanto al contenido del villancico de don Juan del Encina, presenta el tema del carpe
diem horaciano, tras el que late el espíritu epicúreo y hedonista de disfrutar de los
placeres de la vida porque los problemas vienen ellos solos sin que vayamos a
buscarlos: ¡Busquemos siempre el placer, / que el pesar / viene sin irlo a buscar!
Gasajémonos de huzia, / qu'el pesar / viénese
sin le buscar.
Gasajemos
esta vida, /descruziemos del trabajo; / quien
pudiere haver gasajo, / del cordojo se despida. / ¡Dele, dele
despedida, / qu'el pesar / viénese sin le
buscar!
Busquemos
los gasajados, / despidamos los enojos; / los que se dan a
cordojos / muy presto son debrocados. / ¡Descuidemos los
cuidados, / qu'el pesar / viénese sin le
buscar!
De los enojos huyamos / con todos nuestros
poderes; / andemos tras los plazeres, / los
pesares aburramos. / ¡Tras los plazeres corramos, /
qu'el pesar / viénese sin le
buscar!
Hagamos siempre por ser / alegres y
gasajosos; / cuidados tristes, pensosos, / huyamos de los
tener. / ¡Busquemos siempre el plazer, / qu'el
pesar / viénese sin le buscar!
Disfrutemos bien a gusto (con confianza, sin remilgos) / que el
pesar / viene sin irlo a
buscar.
Disfrutemos de esta vida, / evitemos su trabajo; / el que
tenga un agasajo / de congoja se despida. / ¡Déle, déle despedida,
/ que el pesar / Viene sin irlo a buscar!
Busquemos el agasajo, / despidamos los enojos; /
los que se dan a congojos / pronto se vienen abajo. / ¡Descuidemos
los cuidados, / que el pesar / viene sin irlo a
buscar!
De los problemas huyamos / con todos nuestros poderes; / andemos
tras los placeres, / pesares aborrezcamos. /
¡Tras los placeres corramos, / que el pesar / viene sin irlo a
buscar!
Hagamos siempre por
ser / alegres y cariñosos; / cuidados tristes, penosos, /
evitemos padecer. / ¡Busquemos siempre el placer, / que el pesar /
viene sir irlo a buscar!
El grupo estonio Hortus Musicus canta el villancico epicúreo de Juan del
Encina a partir del minuto 30,20 del video. Pero el álbum todo no tiene
desperdicio: se trata de música renacentista donde se celebra el
re-nacimiento del mundo clásico pagano; la Edad Media ha quedado atrás
con sus luces y sus sombras. No fuera malo, como suele decirse. Ya nos advirtió Umberto Eco años atrás, en 1972, de la irrupción de una Nueva Edad Media estableciendo paralelismos entre el viejo medievo y la edad contemporánea: héla aquí llegada, habitando entre nosotros.