¿Qué beneficios nos reportan a nosotros, a ti, a mí, vulgares telespectadores o radioyentes, a cualquiera, los oros o bronces o los triunfos, en general, de nuestros más sobresalientes deportistas nacionales? ¿Qué nos importa que la Roja, que es como llaman los hinchas a la selección española de balompié, gane o pierda un partido por goleada o en la prórroga? ¿Acaso no rendimos un culto rayano en el fanatismo religioso a algunos deportistas por haber llegado a ocupar el puesto más alto en sus respectivas disciplinas? ¿No celebramos los triunfos de “nuestros” deportistas como si fueran propios nuestros y como si nos fuera la vida en ello? ¿En qué van a invertir los falsos fondos de su ilusión tantas personas que ahora se arrellanan frente al electrodoméstico a la hora que sea cuando concluya la retransmisión de la Eurocopa, que es lo que toca ahora, antes de las olimpiadas que vendrán irremediablemente después, y el inmundo tráfago de noticias que generan?
sábado, 13 de julio de 2024
Contra el espectáculo del deporte y las olimpiadas
lunes, 1 de julio de 2024
Pasando olímpicamente
En efecto, era muy fácil en la antigua Roma manipular a la plebe -y eso no sólo lo sabían los políticos y emperadores, sino que además lo ponían en práctica demagógicamente- ofreciendo suministro gratuito de trigo, para que no le faltara al pueblo el pienso de cada día, y organizando espectáculos circenses igualmente gratuitos (carreras de cuadrigas en el hipódromo, que era propiamente el circo, o también luchas de gladiadores en el anfiteatro, y eventualmente espectáculos teatrales de comedia y tragedia en el teatro, porque la cultura, ay, también entra dentro de la sociedad del espectáculo y del espectáculo de la sociedad), para pasto de entretenimiento y distracción de la gente, a la que convertían en una masa amorfa, sumisa y conforme con el orden social establecido.
Ahora que van a celebrarse y televisarse como se hace cada cuatro años, urbi et orbi, a bombo y platillo, los modernos juegos olímpicos, podríamos actualizar una vez más la expresión diciendo que los medios de (in)comunicación (o de conformación de masas de individuos personales) nos ofrecen en vez de espectáculos circenses, los olímpicos, las modernas olimpiadas que resucitó el barón de Coubertin para conmemorar y resucitar las que se organizaban en Olimpia cada cuatro años en todo el ámbito griego de la antigüedad.
Y nos ofrecen cada cuatro años el pan y el circo de las olimpiadas en bandeja para que tengamos la sensación de que pasa algo, de que pasan cosas en el mundo, fabricando innumerables noticias para pasto de los medios, cuando, por lo bajo, en lo hondo del corazón y las entrañas, lo que todos y cada uno de nosotros sentimos en nuestro fuero interno es que no pasa nada. No pasa nada de nada. Absolutamente nada. Nada en absoluto.
¿Por qué recibe una institución privada una tan cuantiosa subvención del Estado? El artículo 48 de la Ley 10/1990, del Deporte,
responde a esta pregunta porque le otorga, y no le faltan razones, "la consideración de entidad de utilidad
pública". Y es lo que debemos preguntarnos: ¿Qué utilidad
pública puede tener el Comité Olímpico Español si no es la de distraernos y entretenernos, creado hace más
de cien años para contribuir “a la promoción y difusión de los
ideales olímpicos”?
lunes, 20 de mayo de 2024
Olímpica mente
El código QR (abreviatura de Quick Response en la lengua del Imperio, por lo tanto Código de Rápida Respuesta) volverá a ser obligatorio, después de la pandemia, en la capital de la Francia si se desean realizar determinados desplazamientos durante la celebración del magno evento deportivo de la sociedad del espectáculo que se avecina, si Dios no lo remedia antes, de los juegos olímpicos.
Ya se ha definido una zona perimetral de seguridad, donde para circular será necesario presentar la credencial de este nuevo pase, que viene a ser como mostrar la patita blanca. El perímetro de seguridad se implementará una semana antes del inicio de los Juegos el viernes 26 de julio con su ceremonia inaugural a lo largo del río Sena para la que se espera una afluencia de unos 600.000 espectadores entre los que arracimarán en las orillas del Sena, los que se asomen a ventanas y balcones, los que se suban a las barcazas... En este momento se desplegarán alrededor de 45.000 agentes de policía y gendarmes -etimológicamente gentes de armas tomar- para garantizar la correcta implementación del sistema y evitar atentados terroristas, que es el miedo que tienen y que están infundiendo para justificar las medidas de control.
A partir de mediados de julio, los residentes deberán disponer de este pase para poder circular motorizados. En las zonas rojas, al ser las más cercanas al Sena, estos medios de transporte estarán incluso prohibidos. Se hará una excepción con los residentes y sus invitados, previa presentación del código QR correspondiente, asociado a un documento de identidad. Una vez que se ha conseguido entrar gracias a la exhibición del código en el perímetro -un perímetro que se define o justifica como antiterrorista-, uno tiene libertad de movimientos. El código QR podrá llevarse en el teléfono móvil o impreso, y deberá presentarse junto a un documento de identidad para que sirva como salvoconducto.
El deporte, aunque se practique en equipo, no deja de ser un ejercicio individualista de pura competencia y mercado, alimento del patriotismo más cerril, y en ese sentido es el enemigo del esfuerzo físico cotidiano, de la labor y tarea bien hechas. El cuerpo no nos exige sacrificios que lo arrastren a ámbitos comerciales ni a gimnasios, Olimpiadas.
El deporte reglamentado acaba con el juego libre y el ejercicio físico de los niños, que se convierte en deporte. Pero no hay que olvidar, ante el advenimiento de los Juegos Olímpicos que se celebran cada cuatro años y este año le toca a París, el carácter espectacular del evento, es decir, cómo sirven para fomentar el espectáculo televisivo y rellenar horas y horas de programación para entretenimiento de las masas.
Una vez publicada esta entrada, recibo de un lector que prefiere mantenerse en el anonimato, el siguiente comentario que, por mi parte, suscribo en su integridad, muy de acuerdo con su análisis, por lo que lo republico aquí en este lugar como si lo hubiera escrito yo mismo, con la advertencia de que no soy su autor, entrecomillándolo y destacándolo a la vista:
"Esa movilización festiva de la maquinaria de guerra mercantil, donde se despliegan en una amalgama las oportunidades de negocios, las grandes marcas patrocinadoras y la reserva espiritual de las viejas patrias, con una espectacular competencia y afán por superar las marcas y los tiempos a los que se entregan y condenan los cuerpos moldeados por los viejos símbolos del oro, la plata y el bronce y la gracia que el poder del Dinero les conceda y otorgue. Vencedores y perdedores darán curso y desahogo a la alegría, la tristeza y las lágrimas para que, por contagio emocional, haya espectadores que se identifiquen y se sumen a alcanzar metas o emociones en sus ámbitos laborales donde, sin tanto espectáculo, no habrá de faltar la condición especular que engrandece la existencia emocionante, esforzada, atlética y servil."