El tour de Francia, igual que el giro de Italia, 'protege' la inmunidad de sus ciclistas obligando a quien entre en contacto con ellos a la mascareta de rigor.
Y el Óscar de la academia por su magistral interpretación en la película bélica del teatro del mundo es para Volodimir Zelenski, el actor ucraniano tragicómico.
Encantado con el papel de protagonista estelar internacional que se le otorga, está dispuesto a desencadenar una guerra mundial antes que firmar el armisticio.
El títere del tío Sam que es el presidente de Ucrania propone el uso de cánnabis terapéutico para combatir los horrores de la guerra a la que arroja a su país.
Asimismo propone el uso de la lengua inglesa en la Ucrania atlántica, europea y anglófona que desea para el futuro, cuando estalle la bomba relojera de la paz.
El pasaporte acredita la identidad y nacionalidad de las personas y garantiza su movilidad en unas fronteras que, si no existiesen, no impedirían tal movilidad.
Los telediarios echan hoy como noticia el caso que puso en escena la película “Atenea” (2022) de Romain Gavras de la plataforma Netflix: la ficción se anticipó.
Gnóthi seautón,
dijo el oráculo de Delfos, lo que en román paladino es “Conócete a ti
mismo”. Voy a darte un consejo mejor: Olvídate a ti mismo, olvídate de
ti.
El
pez grande se come al chico, dice la gente, lo mismo que el Amor
mayúsculo se come al minúsculo, que es, no hace falta decirlo, el buen
amor, el de verdad.
El rey emérito se autoproclamó –y sus cortesanos lo corearon- “motor del cambio” para que el legado del decrépito dictador cambiara a fin de poder permanecer.
Los conservadores quieren que las cosas se mantengan, los progresistas, que cambien. Ni unos ni otros ven que las cosas necesitan cambiar a fin de conservarse.
Ya veremos, dijo el ciego, pero ya sabemos que el peor ciego es aquel que no quiere ver, y que para ver hay que perder la fe, porque la fe obnubila y enceguece.
Lo que envejece no son las canas, ni las arrugas, ni los años ni los quilos de más que hemos echado a la personalidad, sino las ideas que tenemos y nos tienen.
Cuando uno está enamorado de alguien, ya no quiere a nadie, dijo Proust, ni siquiera, por muy paradójico que parezca, a la persona de la que está uno enamorado.
La pescadilla de enroscar, el pez que se muerde su propia cola: yo no puedo resolver mis problemas propios personales, porque yo soy mi único problema personal.
Para ver hay que olvidar el nombre de la cosa que se ve, dijo Valéry; para conocer a alguien hay que olvidarse de su nombre propio y de la idea que tenemos.
Matadero y pudridero de
almas muertas, el proceso educativo asesina al niño, que labra así
su porvenir cavando la propia tumba donde yacerá muerto y enterrado.