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domingo, 31 de octubre de 2021

¿Chochea Noam Chomsky?

    No se puede negar que Noam Chomsky  es uno de los mayores intelectuales de la izquierda americana. Como lingüista, su gramática generativa y transformativa, mejor que 'transformacional' como se 'tradujo' entre nosotros generative and transformational grammar,  y su distinción entre la estructura superficial y la profunda de la frase han caído ya en el olvido. Él, sin embargo, ha sido uno de los críticos más implacables de las guerras llevadas a cabo por el Imperio en el mundo entero, es decir, de la política internacional de los Estados Unidos.

    Aunque estemos de acuerdo con él en sus críticas, no podemos estarlo  en sus adhesiones: ha apoyado los movimientos socialistas autoritarios sudamericanos y nacionalismos emergentes independentistas tales como el escocés y el catalán, entre nosotros, lo que no se entiende muy bien en alguien que se ha definido a veces como afín al movimiento libertario, esencialmente antinacionalista. Su crítica desde un punto de vista ácrata tiene valor en cuanto negativa, pero queda desautorizada totalmente desde el momento en que se hace positiva y favorable a movimientos como los citados que pretenden un cambio cosmético del mundo para que todo siga igual al fin y a la postre. 

Noam Chomsky (1928-...)
  
    El caso es que últimamente ha hecho unas declaraciones a favor del aislamiento de las personas que han rechazado la vacuna contra el virus coronado porque son, dice él, un peligro para la comunidad, afirmación gratuita sin ninguna evidencia científica cuando comienza a vislumbrarse que el auténtico peligro pueden constituirlo, antes bien, los que se han inoculado la proteían vírica y están favoreciendo la aparición de variantes del virus coronado. Ya antes se mostró poco crítico con las derivas que tomaron la mayoría de los gobiernos del mundo, y apoyó los encierros, el uso de las mascarillas, y todas las medidas que la élite imponía a toda la población. Algunos han pensado que chochea con los noventa y tantos años que tiene a sus espaldas, y que, como suele decirse, ha naufragado en la vejez, pero en realidad su opinión no está nada lejos de la opinión de la clase dominante y casta a la que siempre ha pertenecido en su versión de izquierda sistémica dentro del Instituto Tecnológico de Masachuses (MIT, acrónimo del Massachusetts Institute of Technology).

    En unas recientes declaraciones, en efecto, del 24 de octubre afirma que los que rechazan la vacuna son como los conductores que no respetan el código de circulación y se saltan un semáforo en rojo poniendo en peligro su vida y la de los demás. La única actitud conveniente, según él, es apartarlos de la comunidad, y que si no lo hacen voluntariamente hay que obligarles a hacerlo: They should have the decency to remove themselves from the community. If they refuse to do that, then measures have to be taken to safeguard the community from them. 

    Cuando el entrevistador le pregunta qué habría que hacer para alimentar a estas personas aisladas del resto, Chosmky, ni corto ni perezoso, responde en primer lugar que ese es su problema: Well, that’s actually their problem, y añade poco después, que habría que darles de comer como se les da a los prisioneros en la cárcel, con lo que se muestra como lo que es: no como un antiautoritario, sino como un firme y convencido partidario de la actual dictadura sanitaria globalizada y del apartheid que crea una clase de ciudadanos capitidisminuidos que han perdido su estatus anterior y ven ahora mermados sus derechos.

    Extraña esta opinión en alguien que se ha mostrado como él muy lúcido y crítico con la política del Imperio durante las últimas décadas, y que se ha proclamado muchas veces heredero del socialismo y del anarquismo clásicos. Pero era mentira, el anarquismo y socialismo decimonónicos eran antiparlamentarios y contrarios a la (pseudo)democracia representativa que padecemos, por lo que han estado fuera de la clasificación derecha/izquierda, que son las dos alas de la oligarquía capitalista que surgió de la revolución francesa y burguesa de 1789.

    No hace falta decir que los que actualmente se llaman socialistas y comunistas, y en general progresistas, como el sedicente 'gobierno de progreso' español, sirven tan bien como las derechas y aun mejor que estas al sistema capitalista que los nutre porque lo hacen solapadamente.

    Noam Chomsky no es un antisistema, sino todo lo contrario: un santón prosistema. No chochea. Cualquiera que escuche su entrevista, entiende que sus opiniones son coherentes con lo que siempre ha defendido. Y para algunos el de Chomsky es otro mito más que se derrumba.