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jueves, 18 de diciembre de 2025

¿Supergripe?

    Esto de 'supergripe' es un terminacho coloquial y periodístico, una serpiente de verano al final del otoño y comienzo del invierno, carente de significado científico o médico, que, por lo tanto, no se utiliza académicamente porque no tiene una definición sólida y coherente. Su denominación técnica, sin embargo, no es menos alarmante que digamos por lo incomprensible de su abstrusa jerga que la hace más temible si cabe todavía: influenza H3N2, provocada por un virus del tipo A, subclado K. ¿Por qué casi todo el mundo se refiere a la gripe incipiente que este año ha llegado antes de tiempo con ese término no poco irónico y hasta sarcástico? ¿Es tan grave como para llamarla así o es una manipulación descaradamente política? ¿Qué es lo que tiene de 'super', de por encima de lo normal, si tiene algo por ventura?
 
 Analicémoslo con un poco de rigor: ¿Los síntomas de esta supergripe que nos amenaza son diferentes de los de cualquier otra? ¿Son más graves de lo normal? No lo son, como certifican los que ya la han pasado: fiebre, tos, mocos y algunos otros síntomas añadidos como dolor corporal, vómitos o diarrea. ¿Es más contagiosa? ¿Es mortal? ¿Se ha muerto alguien de ella? Parece que no. Si bien las admisiones hospitalarias han aumentado drásticamente debido a la llegada temprana de la temporada gripal, actualmente no hay evidencia de que la variante de este año sea más mortal o transmisible. Esta gripe no presenta síntomas inusuales ni inusualmente graves. 
La Gripe "U", F. Ibáñez (2010) 

    Parece que no hay nada que haga a esta gripe acreedora del prefijo “super” más que la enorme cobertura informativa mediática que se le da y que se centra en el peligro potencial para los servicios de urgencias hospitalarias y el colapso sanitario que nos lleva al borde del abismo o al abismo del borde. Pero los hospitales abarrotados son algo típico por estas fechas, habida cuenta de las vacaciones de los médicos y sanitarios. Parece, recapitulando, que no es una gripe inusual, que los hospitales no están especialmente sobrecargados y que hasta ahora no hay hacinamiento preocupante. 
 
 En resumidas cuentas: la supergripe tiene síntomas comunes, de gravedad regular, no es más contagiosa que otras gripes ni especialmente mortal. Esta es la evidencia científica del sentido común que debemos escuchar. 
 
    Y, sin embargo, nos enfrentamos a esta situación extraña, en la que las noticias en general hacen que nos entre el miedo, mientras que los detalles se esfuerzan por resaltar el hecho de que, hasta el momento, no hay nada en absoluto que temer. Pero sin embargo insisten, erre que erre, en las mascarillas innecesarias, comúnmente llamadas 'bozales' porque eso es lo que son, y en la vacunación, que no tiene ningún sentido porque, basada como está en la variante del año pasado, no coincide al cien por cien (sic) con la epidemia -no es pandemia de Dios todavía- que este año ha venido, nadie sabe cómo ha sido y a todos ha sorprendido. Aun así, es la mejor herramienta disponible, aseguran, porque aunque puede que no evite el contagio reduce, dicen, de forma significativa las complicaciones graves y los ingresos hospitalarios que no sabemos si se hubieran producido de no haberse uno vacunado.
 
'Vacunación civil (a distancia)' (José Mota), un vídeo humorístico de hace cuatro años.
 
    ¿No nos suena todo esto un poco demasiado a déjà vu y a déjà entendu? ¿Por qué será?