La ciberdependencia es el opio hoy
del pueblo, que diría el viejo Carlos Marx
si levantara la cabeza y viera que hay
una adicción globalizada y compulsiva
en todos los rincones del planeta Tierra
que nos convierte en espectadores impasibles
y hace que hagamos click en la pantalla y eso
que llaman realidad virtual y no es verdad,
y nunca en nuestra propia realidad real,
navegando sin llegar a puerto nunca bueno
por los procelosos mares del ciberespacio,
sin ser capaces ni siquiera de denunciar
su falsedad intrínseca y consustancial.
Maldigo, pues, la inteligencia artificial
las tecnologías de la nueva información
y comunicación, malditas sean todas,
que sólo sirven para incomunicarnos
atrapados en sociales redes solitarias
y mantenernos a todos bien desinformados
a fuerza de saturación de informaciones
y controlados por los hilos del poder.