"A los gobiernos q indignan a la ciudadanía, se les quita del poder votando pacíficamente en las urnas" (sic por la ortografía "q" y la coma innecesaria) era el tuit que publicaba en las redes sociales doña Esperanza Aguirre el 18 de mayo de 2011, en pleno estallido de lo que se llamó el movimiento de los indignados del 15M que cristalizó en una acampada en la puerta del Sol de Madrid, y se extendió por muchas ciudades españolas.
Uno de los eslóganes de aquel mes de mayo era "No nos representan", y el tuit de la lideresa, como se la llamaba entonces a la presidenta de la comunidad de Madrid, venía a decirles que lo que tenían que hacer era "votar pacíficamente en las urnas", es decir, presentarse ellos a las elecciones, como dijo más explícitamente dos años después la secretaria general del Partido Popular doña Mª Dolores de Cospedal: "Si quieren representar a un grupo de población y a unos intereses determinados, o mejor dicho, a una forma de ver la sociedad y de estar en la sociedad, deberían participar del juego de la representación". La expresión "juego de la representanción" que utiliza la señora De Cospedal para referirse a la democracia es muy significativa: para ella la democracia es un juguete, tú me votas delegando en mí tu poder y yo, simulando que te represento, hago lo que me da la gana, o, mejor dicho, lo que está mandado, porque puestos a mandar los que mandan, nuestros gobernantes y mandatarios, son los más mandados, representantes como son de los intereses del Estado y del Capital.
Agustín García Calvo en la Puerta del Sol, Madrid mayo de 2011
Dos años después, en 2015, una nueva formación política llamada Podemos entraba en el "juego de la representación" presentándose a las elecciones siguiendo la recomendación de la señora De Cospedal de formar partido y participar en los comicios, y se ponía a jugar a la democracia obteniendo 69 escaños. Se convertía así en la tercera fuerza política del parlamento español de aquel entonces.
Ahora en 2020, dicho partido político, surgido del movimiento 15M, entra en el gobierno de coalición con el PSOE con sus 35 escaños actuales, siendo su secretario general don Pablo Iglesias vicepresidente del gobierno de España, y, por lo tanto, miembro de la casta política que tanto criticó él personalmente y el movimiento que dice abanderar.
Se demostraba así lo que muchos sospechábamos: que entrando en el "juego de la representación", es decir, formando parte del arco parlamentario del congreso y el senado, se desactivaba aquel movimiento, que quedaba así neutralizado al integrarse en el régimen contra el que se levantaba.
Uno de los discursos políticos más clarividentes que se oyó aquel mayo de 2011 en la Puerta del Sol de Madrid fue el de Agustín García Calvo, que invitaba a los indignados a hacer justamente lo contrario de eso: La Democracia es un trampantojo, es un engaño para lo que nos queda de pueblo vivo y de gente; lo era ya desde que se inventó entre los antiguos griegos en Atenas y otros sitios. Es un trampantojo que está fundado sobre todo en esta confusión que el nombre mismo denuncia: demo y kratos. Kratos es poder y Demo se supone que es pueblo, y, sea lo que sea de los avatares de cualquier historia, nunca el pueblo puede tener el poder: el poder está contra el pueblo.