Mostrando entradas con la etiqueta marionetas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta marionetas. Mostrar todas las entradas

jueves, 21 de abril de 2022

Los que mandan, los más mandados

    Al montaje fotográfico de los nueve caretos de mandamases del mundo que circula por la Red, algunos de rabiosa actualidad y otros algo ya obsoletos, como tres de los presidentes de los Estados Unidos que aparecen en él, pueden añadirse desde mi punto de vista muchísimos más a gusto de cada cual. Se echa de menos, por cierto, entre los ex-presidentes yanquis a Barack Obama, que marcó un hito en la historia de ese país al ser la primera vez que un negro se instalaba en la Casa Blanca como presidente de los Estados Unidos.
 
    La lista, sin embargo, no tiene por qué ser a la fuerza masculina. Los rostros de la mandamasía de este mundo pueden ser también femeninos de mujeres que se han equiparado en lo peor, en el empoderamiento, a los varones. Se podía haber incluido a Angela Merkel, la ex-canciller alemana, por ejemplo, o a Jacinda Andern, la primera ministra neozelandesa, por no hablar de la Reina de Inglaterra o de figuras históricas que ya son agua pasada como Margaret Thatcher.
 

    La imagen dice con razón en la lengua del Imperio para que lo entienda casi todo el mundo: We are nothing but puppets playing our prescripted roles, o sea, algo así como: No somos nada más que títeres que interpretamos nuestros papeles según el guión. 
 
    Podíamos citar, asimismo, entre las féminas que aspiran a la mandamasía a Marine Le Pen, que se presenta actualmente a las elecciones francesas, bajo un eslogan de campaña que destila un inequívoco guiño feminista, Femme d'État (Mujer de Estado). Preguntada por su significado, ha dicho: Una mujer de Estado es alguien que toma la medida de restablecimiento de la autoridad del Estado. La fotografía de su rostro amable y sonriente va acompañada de su nombre simplemente, Marine, sin el apellido paterno, como si quisiera de alguna manera "matar al padre" en el sentido freudiano o al menos renegar y desmarcarse de él, y el cargo al que aspira Presidenta (así, en femenino singular) de la República Francesa. Las mujeres, en efecto, también pueden ser Hombres de Estado.
 

 
    Los que mandan, los mandamases son en realidad unos mandados, los más mandados: unos títeres que se mueven manejados por unos poderosos hilos invisibles que desempeñan los roles que les han sido encomendados y que ellos aceptan poner en escena en el teatro del mundo a la hora de administrar el Dinero que es guien gobierna de verdad.