Le debemos al poeta Garci Sánchez de Badajoz (1460?-1526?), que nació probablemente en la localidad sevillana de Écija, pero vivió en Badajoz y al parecer murió loco en un manicomio, según informa José María Valverde en su Antología de la poesía española e hispanoamericana, publicada por editorial Anthropos (Barcelona, 1986), esta preciosa copla que habla de las dos prisiones: una que me tiene a mí y otra que me tengo yo.
En dos prisiones estoy
que me atormentan aquí
la una me tiene a mí
y la otra tengo yo.
Y aunque de la una pueda
que me tiene libertarme,
de la otra que me queda
jamás espero soltarme.
Ya no espero, triste, no,
verme libre cual nací,
que, aunque me suelten a mí,
no puedo soltarme yo.
que me atormentan aquí
la una me tiene a mí
y la otra tengo yo.
Y aunque de la una pueda
que me tiene libertarme,
de la otra que me queda
jamás espero soltarme.
Ya no espero, triste, no,
verme libre cual nací,
que, aunque me suelten a mí,
no puedo soltarme yo.
El
llorado Chicho Sánchez Ferlosio retoma este viejo tema de las dos
prisiones, la exterior y la interior, en la coda que compuso para
cantar al final del Romance del prisionero:
"Cárcel tengo por fuera,
cárcel por dentro,
voy vagando y vagando,
puerta no encuentro:
tener no me importara
cárcel por fuera,
si de la de aquí adentro,
salir pudiera.
Veo el campo a lo lejos
por la ventana,
tristeza y esperanza,
noche y mañana.
Allí crece la yerba
de primavera,
esperanza y tristeza,
luz y quimera."