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jueves, 13 de noviembre de 2025

El zorro en el gallinero (remasterizado)

    No soy ningún virólogo ni tengo ninguna pretensión de serlo tampoco, Dios o quien sea me libre de ello, pero sospecho que el virus de la influenza aviaria esa que dicen que procede de las aves salvajes, del que tanto se oye hablar últimamente en todos los medios, es una metáfora que encarna de alguna manera al viejo, taimado y ladino zorro o raposo de las fábulas infantiles que amenaza a las aves domésticas o de corral.
 
    Lleva ya años merodeando por ahí. Por prevención y por la propia seguridad de las gallinas hubo que censar a las que se tuvieran en casa para consumo propio en la Consejería de Agricultura de la comunidad autónoma correspondiente, a fin de inscribirlas, toma ya, en el Registro General de Explotaciones Ganaderas (REGA). 
 
¿?
  
    La obligación emana del Real Decreto 637/2021, en vigor desde las calendas de enero del año del Señor de 2024, y establece el registro obligatorio de gallinas para el propio consumo, que incluye también a otras aves de corral como patos, pavos, gansos, codornices, faisanes, perdices o palomas. La omisión de este requisito constituye una infracción leve que puede acarrear sanciones que oscilan, dependiendo de cada taifa autonómica, entre los seiscientos y los tres mil machacantes. 
 
    La inscripción en el Registro debe especificar el uso exclusivo para el propio consumo, el número de aves del gallinero, debe designar un veterinario de referencia, y señalar, además, si las aves están alojadas en espacios cerrados o al aire libre. Gracias al Registro, que no conlleva ningún coste, la Administración podrá contar con un censo avícola actualizado y dispondrá de un mapa de explotaciones en las que actuar ante un posible brote de gripe aviar. 
 

     El caso es que a las aves de corral, previamente acorraladas como su nombre indica, se las hizo lo mismo que a nosotros: confinarlas. A nosotros no hizo falta censarnos de antemano porque ya estábamos suficientemente identificados por la Administración, pero se nos confinó igualmente. Las autoridades siguen el mismo procedimiento que ejecutaron durante la ominosa pandemia: propaganda desaforada que fomenta el miedo a la catástrofe, para lo que movilizan a sus expertos virólogos que andan justificando por todos los medios el confinamiento. Hay uno en concreto, cuyo nombre y apellidos voy a silenciar, pero que ya durante la pandemia andaba sembrando bulos y poniendo en marcha la máquina del fango, que anda por ahí cacareando no sin cierta guasa que el encierro "será sólo por un par de semanas".
 
    El caso es que una vez introducido el zorro, o sea, el virus en la macrogranja de explotación gallinácea intensiva para obtención de huevos en las que se insta a las gallinas ponedoras a que pongan al menos dos al día, lo que acorta considerablemente su vida útil, o en la granja de engorde, donde se crían y se ceban pollos de carne para consumo humano de sus muslos, pechugas, alitas y otros despieces, ya podemos darlas a todas por perdidas, imponiéndose el sacrificio saludable que encarecerá como ya está haciendo su precio tanto de su carne como de sus huevos en el mercado, lo que hará que el pincho del producto nacional culinario y estrella que es la tortilla de patatas se ponga por las nubes.
 
 
 
     España ha sacrificado ya más de dos millones y medio de aves de corral, la mayoría gallinas que han caído como moscas, debido a presuntos brotes recientes de  gripe aviar. ¿Cómo pueden entrar las aves salvajes portadoras del virus en las macrogranjas donde están recluidas las domésticas? Esta cifra no me la invento yo, se basa en informes de noviembre del presente año que muestran un aumento significativo de sacrificios para contener la propagación del virus, con la mayor parte concentrada en la región de Castilla y León. Lo que las enferma de verdad a las gallinas es sobre todo la explotación intensa a la que se las somete, malviviendo hacinadas, maltratadas y engordadas con piensos industriales, lo que hará que se las diagnostique de gripe y se las mate a todas.
 
    Si bien el objetivo de las Administraciones parece a primera vista bastante bien intencionado, a saber, monitorizar posibles brotes de gripe aviar, y garantizar un adecuado control sanitario, no deja de parecerme a mí, en mi modesta opinión, bastante contraproducente. No sé si habrá algún fundamento científico que apoye que las aves confinadas sin sol, sin aire libre, sin pisar suelo vivo, apiñadas y acorraladas bajo techo para que no tengan ningún contacto o contagio con las salvajes, vayan a estar en mejores condiciones de salubridad y más protegidas que en el exterior en plena libertad, pero lo mismo se hizo con nosotros, recuérdese: nos confinaron, y al encerrarnos deprimieron sin duda nuestro sistema inmune, provocando que se cumpliera la amenaza de la profecía del mortal contagio, aumentando así la letalidad del virus. 
 
  
    Cuando las aves corraliegas enfermen por haber sido encerradas y privadas de libertad y aire libre, se dirá que fue porque contrajeron la mortal epidemia de gripe aviar o influenza aviaria, y que hubiera sido mucho peor si no se hubieran tomado las medidas preventivas convenientes. 
 
    De modo que el zorro, en este caso, el virus que se mete en el gallinero no es el de las aves que vuelan en plena libertad, sino el confinamiento, que obligará a sacrificarlas cuando, mohínas y cabizbajas y deprimidas por la falta de libertad, se diga que han contraído la enfermedad defendiéndose actuación por razones de salud. 
 
    Hace unos años trataron de aterrorizarnos, sin mucho éxito, a humanos porque algunos subtipos del virus, como los H5N1, H5N6 y H7N9 podrían infectarnos a nosotros y a otros mamíferos. Hoy se sabe que estos casos son poco probables y comunes, y si se da el contagio no será por el consumo de su carne o de sus huevos cocinados, sino por contacto directo con aves infectadas o con sus secreciones, lo que en las modernas ciudades es poco frecuente. 
     
    La principal preocupación sanitaria es que el virus pueda mutar o recombinarse para transmitirse fácilmente entre humanos, lo que podría originar una pandemia, otra pandemia más como la que tuvimos, suma y sigue, o peor aún, si cabe. Por eso se mantienen estrictas medidas de vigilancia y control en granjas y aves silvestres, por eso el terrorismo informativo de RTVE, el Ente Público que difunde para configurar el monstruo de la Opinión Pública, proclama urbi et orbi: España refuerza sus medidas contra la gripe aviar con la prohibición de criar aves de corral al aire libre.Y el resultado es esto: