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viernes, 14 de enero de 2022

De la manipulación política o el caso de la OTAN

 Los sondeos de opinión no revelan lo que la gente opina, sino lo que el gobierno quiere que opine, lo políticamente correcto. Las respuestas de los encuestados dependen de la pregunta que se les formule, del modo en que se haga, y de quién se la formule. La gente interrogada a veces no se atreve a decir y reconocer honestamente que no sabe, y entonces contesta lo primero que se le ocurre sin reflexionar mucho en ello, dando una respuesta cualquiera para salir del brete, por lo que las opiniones de este tipo no tienen mucha fiabilidad y están expuestas a todo tipo de cambios. 


No es lo mismo preguntar en un referéndum si se está a favor de despenalizar el aborto o de legalizarlo, dos caras de la misma moneda. Según se formule la pregunta de una u otra forma puede hacer que se incline la balanza en uno u otro sentido. Los sondeos previos a las elecciones o a la celebración de un referéndum pueden cambiar el resultado de dichas consultas en cuanto que marcan la tendencia general. Por consiguiente, los sondeos no son un instrumento para conocer la vox pópuli, la voz que el pueblo tiene, sino la que el gobierno quiere que adopte la mayoría del pueblo para conformar una opinión pública favorable a su propósito. 

Recuerdo como caso paradigmático de la manipulación política sufrida en las Españas, y caso ilustrativo para los mileniales más jóvenes, que todavía no habían nacido, y que carecen de la cacareada memoria histórica,  el referéndum de la OTAN que organizó el gobierno de Felipe González en 1986, y que ya es historia. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) de Felipe González se había manifestado en contra de la pertenencia de España a la Organización del Tratado del Atlántico Norte con el lema: OTAN, de entrada NO. Una vez en el gobierno, Felipe González organizó un referéndum sobre el tema postulando el SÍ a la permanencia, ya que de hecho estábamos dentro de dicha organización armada de la que ya formábamos parte desde 1982. 



La redacción de la pregunta era bastante torticera, es decir no se consultaba directamente al electorado si estaba a favor o en contra de la permanencia, sino (cito literalmente): 

El Gobierno considera conveniente, para los intereses nacionales, que España permanezca en la Alianza Atlántica, y acuerda que dicha permanencia se establezca en los siguientes términos: 
1.º La participación de España en la Alianza Atlántica no incluirá su incorporación a la estructura militar integrada. 
2.º Se mantendrá la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español. 
3.º Se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España. 

Tras esta introducción venía la pregunta a la que había que contestar con un SÍ o un NO. 

 ¿Considera conveniente para España permanecer en la Alianza Atlántica en los términos acordados por el Gobierno de la Nación? 



La participación del electorado en dicho referéndum fue muy baja: del censo de 29 millones de votantes mayores de 18 años que había entonces sólo votaron el 59%, poco más de 17 millones. El resultado del referéndum fue el triunfo del SÍ, aunque de los diecisiete millones de españoles que participaron en la consulta sólo votaron a favor, siguiendo la consigna del Gobierno, nueve millones de votantes.​  

La evolución posterior de los acontecimientos contradijo los términos acordados por el Gobierno y refrendados por la mayoría del electorado que votó: en 1997 España se incorporó a la estructura militar integrada de la OTAN con lo que se contravenía la primera condición acordada. En segundo lugar, Estados Unidos, previa autorización del Gobierno de España, puede introducir armas nucleares en territorio español, lo que se contradice con la segunda condición. Y no hay constancia a fecha de hoy de que haya disminuido la presencia militar de los Estados Unidos en las bases compartidas de Rota y de Morón, sino más bien todo lo contrario.
 
Tres ejércitos de ocupación en el territorio: en realidad son el mismo ejército.
 
 
El 29 y el 30 de junio del año en curso se celebrará en Madrid, a petición de nuestro presidente del Gobierno actual, el doctor Sánchez, el más progresista de la historia, una cumbre de esa organización armada. La capital del reino se llenará de mandatarios, militronchos, policías y un larguísimo etcétera para diseñar  el "Nuevo Concepto Estratégico de la OTAN". No es extraño que el Partido ¿Socialista? ¿Obrero? Español abrace como ha hecho históricamente el militarismo más rancio e imperialista. 
 
El cantante ya fallecido Javier Krahe compuso una canción satírica  titulada “Cuervo ingenuo” que fue censurada en la televisión porque estaba dedicada al presidente del gobierno socialista Felipe González de entonces. La letra decía: Tú decir que si te votan / tú sacarnos de la OTAN. / Tú convencer mucha gente / Hombre blanco hablar / con lengua de serpiente. Efectivamente el presidente del gobierno tenía lengua de serpiente, es decir, bífida o de doble filo... 
 
 

OTAN (NATO, EN LA LENGUA DEL IMPERIO). DE ENTRADA DECÍAN QUE NO ÍBAMOS A SEGUIR PERTENECIENDO A DICHA ORGANIZACIÓN ARMADA, Y NOS METIERON "DEMOCRÁTICAMENTE" DE CABEZA.