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jueves, 27 de febrero de 2020

El cosmos y el caos

Durante mucho tiempo creí, ingenuo de mí, que existía un orden total en el universo que Dios había creado que se basaba en la teoría de que todo respondía a una relación de causa a efecto. De hecho, impregnado de esa obsesión, lo reducía todo a causas y a efectos, lo que llevado al terreno moral creaba en mí el concepto y sentimiento de “culpa” y de responsabilidad jurídica. 

¿No era esta la forma ortodoxa de ver la realidad? Sin embargo, poco a poco he ido desengañándome, perdiendo la fe, descreyendo de las verdades que me inculcaron y en las que creía, aprendiendo a ver las cosas de otra forma, lejos del dualismo maniqueo de términos que se oponen. 

Así en vez de ver el orden, por un lado, de la creación y por otro el desorden que lo amenaza, como hacía antes, veo ahora el orden dentro del desorden, el caos dentro del cosmos, por decirlo con palabras griegas, porque no mantengo un pensamiento dual que opone dos términos antitéticos bueno/malo, blanco/negro, cosmos/caos… lo que no deja de ser un reduccionismo a una dicotomía intolerable, sino que ahora veo lo uno dentro de lo otro.


No creo ya que el Sistema político, económico, social en el que vivimos inmersos, como quieren hacernos creer, el mundo en definitiva, esté amenazado por ningún virus o caos total exterior de origen terrorista y anarquista que intente destruirlo, sino que constato y reconozco que el caos no está fuera del sistema, el caos es este sistema caótico todo: un caos cósmico o, si lo prefieren, tanto monta, un cosmos caótico. 

Es probable que jamás estemos en condiciones de obtener una verdad total sobre nuestro mundo. O, por lo menos, que cuanto más avancemos en el conocimiento, más nos demos cuenta de las limitaciones de nuestra vastísima ignorancia. 

Ya lo dijo el oráculo de Delfos: El hombre más sabio del mundo era un tal Sócrates. El primer sorprendido fue él mismo, hasta que descubrió en qué consistía su sabiduría: “Solo sé que no sé nada”.