Mientras que entre los varones jóvenes se impone hacer ejercicio de musculación, lucir una barba talibán o de motero para parecer viril, y tatuajes por doquier, entre las féminas, aparte de la misma epidemia tatuadora, se impone la que siguen muchas jóvenes hermosas de abocinar los labios de su boca de forma que parezca que están haciendo sonar una flauta o una trompeta para así parecer más atractivas, sugerentes y seductoras. No lo hacen en plan pose esporádica, como puede ser el guiño picarón de un ojo, o como si fueran a dar un beso, sino como efecto del maquillaje o, peor todavía, como veremos, de la cirugía.
La bella actriz jolivudense Angelina Jolie marcó, al parecer involuntariamente, la tendencia al principio de su carrera. Considerada en aquel momento una de las mujeres más rutilante del mundo, contribuyó a desencadenar esta «moda» que ha servido para dar trabajo y más ingresos a los cirujanos que la practican.
Muchas son las mujeres que siguiendo su estela se han convertido en una parodia ridícula de sí mismas, una caricatura de lo que eran antes de someterse a la cirugía labial, automutilándose o digamos desfigurándose y creyendo que así se hacían más bellas de lo que eran con sus labios protuberantes y atrompetados.
Abultar los labios se puede lograr de diferentes maneras, según si se busca un efecto temporal, mediante maquillaje que no cambia el volumen de los labios pero da él pego de mayor tamaño, o con dispositivos que succionan los labios unos minutos para inflarlos a continuación con un efecto de varias horas, con efecto temporal merced a inyecciones de ácido hialurónico, o con método permanente de implantación quirúrgica de labios y acortando la distancia entre la nariz y el labio superior.
La tristeza de ver a mujeres hermosas desfigurarse hasta caricaturizarse por falta de confianza en sí mismas o por la vanidad de querer parecerse a la famosa de moda es bastante lamentable. Lo peor de todo que suele pasar con todas las modas es que, en su deseo narcisista de ser únicas, las personas que se someten a ellas acaban todas teniendo el mismo aspecto como resultado de sus procedimientos cosméticos y quirúrgicos.
Estas bocas en forma de vulvas sugerentes de vestales pagadas de sí mismas son una forma de inmolación voluntaria para apaciguar a Baal, el dios supremo adorado en Fenicia, que exigía sacrificios humanos.
Esta cirugía labial visible viene acompañada sobre todo entre mujeres mayores de otra menos visible a simple vista, la vaginoplastia o cirugía de los labios vaginales, que busca paradójicamente lo contrario de la labioplastia bucal: reducir el tamaño de los labios menores o mayores de la vulva o corregir la forma de la sonrisa vertical.