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sábado, 26 de diciembre de 2020

Laurie Lipton o el triunfo de la Muerte

Grata sorpresa ha sido para mí descubrir la obra de la dibujante Laurie Lipton (nacida en 1960). Sus minuciosos cuadros en blanco y negro nos ayudan a ver la prolija realidad que ella refleja con una laboriosa minuciosidad, maestría y dominio de la técnica, y un gran sentido crítico que hace que su obra sea trascendente. Muchos de sus dibujos con sus característicos esqueletos omnipresentes recuerdan al óleo de Brueghel el Viejo “El triunfo de la muerte” que atesora el Museo del Prado.


 Triunfo de la Muerte, Brueghel el Viejo (1562)

Laurie Lipton, no obstante, no pinta al óleo, sino a lápiz. Sin embargo, ambos artistas vienen a decirnos que la muerte ha invadido el mundo, y de su imperio no se salva ni Dios, cuya defunción certificaría Nietzsche en Así hablaba Zaratustra: la señora inmortal de la guadaña a todos nos iguala, cercenando la vida tanto a los ricos como a los pobres.

 La artista trabajando en una de sus obras

Véase, por ejemplo, este cuadro titulado irónicamente “Felices”: Los esqueletos, todos iguales, todos muertos igual que nosotros, los vivos, llevan en sus manos teléfonos móviles con el icono sonriente de la estúpida felicidad en sus micropantallas. 


Los esqueletos son formas recurrentes en su obra, como en el lienzo del pintor flamenco que evocábamos al principio. Resulta curioso cómo a veces muestra a los vivos como esqueletos y a los muertos como si estuvieran vivos, como en esta Reunión donde la familia -esqueletos- vela al difunto de cuerpo presente todavía. 

 Reunión, Laurie Lipton (2008)

Orto de sus motivos recurrentes son los tubos y tuberías de misteriosas maquinarias que reflejan la complejidad tecnológica de la vida moderna y de las ciudades en las que sobrevivimos malviviendo.


La atracción que sienten algunos, dentro de lo que se llama la cultura popular,  en cines y pantallas televisivas hacia las series y películas de zombis, a raíz sobre todo de que George A. Romero lanzara en 1968 La noche de los muertos vivientes, refleja nuestra preocupación por el triunfo de la muerte: los zombis son muertos que están muy vivos, como los esqueletos de Laurie Lipton, unos seres violentos y antropófagos, que personifican la muerte que nos vive, el futuro que se come nuestro presente cotidiano y que se confunde de hecho con la vida, y viene a matarnos robándonos lo poco de ella que acaso nos quedaba.

Fábrica de la muerte, Laurie Lipton (2009)

La obra de Laurie Lipton puede contemplarse en las galerías ordenadas cronológicamente de su página electrónica, obra que hace pensar, lo que no es poco en estos críticos tiempos acríticos que corren, y no deja indiferente a nadie. Puede gustar más o menos o no gustar, puede resultar más o menos tétrica, pero su valor artístico, al margen de los gustos personales, es innegable, y su mensaje contundente.