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viernes, 23 de abril de 2021

¿Quién soy yo?

    Érase una vez un beduino que recién llegado a Bagdad después de una larga travesía por el desierto y no poco aturdido por el gentío tropezó al doblar una esquina con otro beduino, cayendo ambos al suelo.

    -Perdón -dijo educadamente mientras se levantaba y recuperaba del golpe. 

    -No hay de qué. No sé de quién ha sido la culpa. Los dos íbamos distraídos. -contestó el otro hombre recuperándose también de la caída. 

Familia beduina, Carl Haag (1859)
 

    -Déjame que te haga una pregunta, por favor: ¿tú eres tú o eres yo? ...Te lo pregunto porque si eres yo, entonces yo debería ser tú.

    -¡Menuda pregunta! Me parece a mí que estás algo zumbado de la cabeza, si no lo estabas ya antes del golpe.  

    -No, lo pregunto porque tú y yo somos de la misma edad y complexión, beduinos ambos. Los dos vestimos ropas iguales. Yo diría que nos parecemos como dos gotas de agua. Pensé que podría haberme confundido contigo tras la caída.

 

    -¡Por supuesto que yo soy yo y tú eres tú!

    -Pues eso es lo que yo decía: pero si tú eres yo y yo soy tú, entonces entramos en un círculo vicioso, y me pregunto para salir de él ¿quién, por el amor de Dios, soy yo?

    -Tú sabrás...

    -¿Qué voy a saber? Mi padre me decía a menudo: "Dime con quién andas y te diré quién eres". Sus palabras me perseguían día y noche porque yo quería saber quién era. Me decía también que tuviera cuidado con las malas compañías. Pero yo no sabía si mis amigos eran buenos o malos. Tampoco sabía si el bueno o el malo era yo.

    -El mío decía que valía más estar solo que  mal acompañado. 


     - Además: ¿Cómo voy a saber quién soy yo si estoy cambiando cada dos por tres? Ya no soy el niño que era... Pero, al mismo tiempo, algo me dice que, aunque cambie, sigo siendo el mismo. 

    -¿No le preguntaste nunca al mulá de la mezquita?

    -Sí, una vez le pregunté y me dijo: “Sé tú mismo”. Pero para ser yo mismo necesitaba lo primero saber quién era yo. Por eso me lo preguntaba y sigo preguntándomelo ahora: ¿Quién soy yo? Sigo sin saberlo.