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martes, 24 de mayo de 2022

Dos expropiaciones

    1.- La frase de Milton Friedman “La solución gubernamental a un problema suele ser tan mala como el problema y muy a menudo empeora el problema” puede entenderse, en un sentido más general, sin desmerecerse en absoluto sino todo lo contrario, pues lo que dice es verdad, prescindiendo del adjetivo “gubernamental” que Friedman le ha añadido al sustantivo 'solución': La solución a un problema suele ser tan mala como el problema y muy a menudo empeora el problema. En la mitología clásica tenemos el ejemplo de uno de los trabajos de Heraclés: la hidra de Lerna, el monstruo de múltiples cabezas al que se enfrentó el héroe para liberarnos de su amenaza. Cada vez que el hijo de Zeus le cortaba una, surgían dos del tajo que le había propiciado.

 
    2.- Recojo una cita de Noam Chomsky, de su libro de 1998, The Common Good (El Bien Común), donde describe estupendamente el importante papel que desempeñan los desacuerdos gestionados en la política moderna...  La forma inteligente de mantener a la gente pasiva y obediente es limitar estrictamente el espectro de opiniones aceptables, pero permitir un debate muy animado dentro de ese espectro, incluso alentar las opiniones más críticas y disidentes. Eso le da a la gente la sensación de que hay un pensamiento libre, a la vez que se refuerzan los presupuestos del sistema todo el tiempo por los límites impuestos al alcance del debate…” Lo que es cierto, pese al hecho cada vez más evidente de que el propio Noam Chomsky forma parte de esa función de disidencia controlada dentro del sistema que describe. 
 
    El ejemplo que me viene enseguida a la mente es la contraposición política de izquierdas y derechas, o en versión estadounidense, el sistema bipartidista etiquetado como democracia. Si lees los medios de comunicación de la oligarquía, todos son parte de los partidos democráticos o republicanos. Recordemos que la contraposición izquierdas/derechas tiene su origen en la revolución francesa: la izquierda fue el lado de la cámara que aquellos que se oponían al poder absoluto del Rey eligieron para sentarse o ponerse de pie. Esencialmente fue solo una protesta, un movimiento para detener la tiranía. El bipartidismo hoy en día, sin embargo, es el alimento del sistema de dominación democrática vigente. 
 
      Eugene V. Debs, desde su óptica marxista, dijo hace más de 100 años que en realidad los dos partidos son el mismo partido: las dos caras de la misma moneda. Él se presentaba en 1904 por un partido minoritario, el Socialist Party, a la presidencia de los Estados Unidos, y lo que no podía imaginar entonces era que los partidos socialistas y comunistas acabarían integrándose en el sistema y creando, en el mejor de los casos, un capitalismo de Estado. Repúblicanos y demócratas en los Estados Unidos, o en España lo que llamamos mezclando las siglas de los populares (PP) y los socialistas (PSOE) el PPSOE: lo mismo da es igual que da lo mismo. Según Debs ambos representan a la clase capitalista en la lucha de clases. Son las dos alas políticas del sistema capitalista o del águila calva imperial norteamericana, por seguir con la metáfora aviar, y las diferencias que hay entre ellos conciernen al botín más que a los principios. 
 
 
     Se presentan sólo dos puntos de vista: el de la narrativa oficial aprobada y su antítesis, excluyéndose los restantes puntos de vista. El hecho oculto a simple vista es que tanto el punto de vista oficial como el punto de vista contrario en realidad refuerzan la narrativa general que se vende y ambos conducen al mismo lugar, por lo que presentar una falsa dicotomía es una herramienta de gestión increíblemente eficaz, merced al que se puede manipular no sólo a los que están conformes y obedecen automáticamente a lo que está mandado, sino también a los que se consideran antisitemas, inconformistas o rebeldes.