Lorenzo de' Medici
(1444-1492) escribió estos versos
renacentistas en “El triunfo de Baco y Ariadna”, un poema de
temática mitológica de exaltación del amor, donde recrea a su modo
el tópico literario horaciano del carpe diem,
constatando la belleza de la fugitiva y escurridiza juventud.
Quant’è bella
giovinezza
che si fugge tuttavia!
Chi vuole esser lieto, sia,
di doman non c’è certezza.
che si fugge tuttavia!
Chi vuole esser lieto, sia,
di doman non c’è certezza.
Vienen a decirnos sus
versos que no nos alimentemos del pan del mañana, que no vivamos del
futuro, porque ese empeño nos impide disfrutar no vamos a decir del
ahora, sino, mucho más sencillo, de ahora (sin el artículo determinado
que intenta atrapar vanamente este momento presente, que es el único que
tenemos). No se trata de gozar del presente, que es una abstracción y
una entelequia como el futuro, sino de gozar ahora, que no es lo mismo.
Carpe diem
(disfruta del momento) significa que no te pre-ocupes del futuro,
es
decir, que no te ocupes de lo que vaya a ser, sea lo que sea, que ya
se verá, y que, por lo tanto, no te anti-cipes, es decir, no intentes
coger el fruto antes de que se haya cosechado.
El hecho de que no haya
ninguna certidumbre del futuro, en
lugar de entristecernos, debe alegrarnos sobremanera, porque eso
significa que el porvenir no está escrito, que el panorama no es tan
sombrío, que de la muerte que nos tienen a todos sin excepción
democráticamente prometida desde que nacemos (memento mori),
no tenemos ninguna constancia ni certidumbre, como demuestra el hecho
empírico de que no tengamos ninguna experiencia propia de ella, por lo
que, igual que el futuro, brilla por su ausencia, no existe.
¡Juventud, cuánta
belleza,
que huye sin embargo
fuera!
Que se alegre quien lo
quiera:
Del mañana no hay
certeza.
¡Damas y chicos amantes,
viva Baco y viva Amor!
¡Que haya sones, bailes,
cantes!
¡Que arda el corazón en
flor!
¡Sin fatiga, sin dolor!
Que sea lo que ser quiera:
Que se alegre quien lo
quiera:
de mañana no hay certeza.
Angelo Branduardi nos trae esta versión más moderna, también en la lengua de Dante, de los versos de Lorenzo de' Medici.