Anónimo García es su nombre artístico: Anónimo -sin nombre- como nombre de pila, y García porque es el apellido nacional más común y corriente, Ano para los amigos. Ha sufrido durante cinco años y pico una condena judicial injusta, unos años que han sido para él un infierno de incomprensión y de injusticia. Pero no se pierda de vista que esa injusticia ha sido obra precisa y paradójicamente de la Justicia, que deshace ahora lo que ella misma hizo hace cinco años condenando a este hombre a dieciocho meses de prisión, que afortunadamente no llegó a cumplir porque no tenía antecedentes penales.
Un tribunal superior anula ahora la sentencia que otro tribunal dictó sobre él por algo que un lustro después se ha comprobado que no era un delito, lo que supuso la pérdida de su trabajo en la organización no gubernamental Paz Verde (Greenpeace), y el desembolso de mucho dinero en pago de recursos e indemnizaciones, padeciendo durante estos años la cancelación social y lo suyo que no es poco hasta el martes 13 de los corrientes.
El Periódico Global(ista), alias El País, da así la noticia: "El Constitucional anula la condena al autor del ‘Tour de La Manada’ por ampararle la libertad de expresión
El tribunal estima por unanimidad que el creador no quiso humillar a la víctima, sino formular una crítica a las malas prácticas de algunos medios de comunicación". Resulta innecesario decirlo, pero hay que hacerlo para no inducir a error: uno entre muchos otros de esos medios de comunicación acusado de malas prácticas es el propio Periódico Global(ista). También hay que decir que este caso ha sido un error judicial pero no porque lo ampare la libertad de expresión, como sentencia ahora el alto tribunal, sino porque simplemente no había delito.
El periodista Juan Soto Ivars, que ha publicado un libro sobre el caso del que no puedo hablar porque no lo he leído, escribe sobre Anónimo García en El Confidencial que la influencia de Luis Buñuel hizo que se decantara pronto por el surrealismo crítico. Durante el famoso 15-M descubrió, por ejemplo, que faltaba el humor en aquella izquierda nueva que entonces se perfilaba como alternativa de poder, y creó el grupo Homo Velamine (hombre con atuendo, en latín), que pretendía intervenir en la realidad absurda para poner de manifiesto precisamente lo absurda que es la realidad, decantándose por lo que se ha denominado ultrarracionalismo.
Entre algunos de sus actos ultrarracionales, pueden citarse apariciones disfrazados de curas y monjas en un cónclave cismático de Podemos diciendo que eran los “cleroflautas” y exhibir una pancarta que decía “Pablo, amigo, Dios está contigo”, o ir a una corrida de toros en Las Ventas afirmando que eran “taurinos veganos”, o presentarse en un acto de firma de libros de Esperanza Aguirre con camisetas con su rostro y la leyenda FEA, explicándole a la exlideresa madrileña que eran la asociación Feministas con Esperanza Aguirre.
Lanzaron octavillas con la bandera rojigualda y una vaca en lugar de un toro. Llegaron a descolgar una enorme bandera de España con el lema: “Viva España Feminista”.
Muchas de sus provocadoras y satíricas intervenciones están recogidas en Actos ultrarracionalistas. Resulta interesante su uso de la ironía que afirma una cosa negando su contraria, por ejemplo, frente a la crítica que hacía el 15-M de la representación parlamentaria y del régimen democrático vigente con su "No nos representan", enarbola Homo Velámine en una de sus actuaciones el "Sí nos representan", que hace que esbocemos una sonrisa cáustica y sarcástica.
Pero la condena que recayó sobre Anónimo García fue por haber utilizado la información que los medios publicaron de la violación de La Manada para pergeñar el “Tour de la Manada”, una falsa oferta de recorrido turístico por las calles de Pamplona en las que se produjo la agresión. Los propios medios que habían informado del caso se escandalizaron de esta parodia que retrataba su amarillismo sensacionalista. ¿No hay un turismo a los campos de concentración y exterminio nazis? En pequeña escala eso mismo era el recorrido turístico que no pretendía celebrar la violación, sino el ensañamiento de los medios de ahormación de masas.
Al parecer, la noticia falsa de que un desalmado quería forrarse con un tour llegó a la víctima de la Manada, cuya abogada decidió ir a por él. No captaron la ironía, y condenaron a Anónimo García por trato degradante de la víctima de la violación grupal y por haberla denigrado a dieciocho meses de prisión y a una indemnización de 15.000 euros...
El propio Anónimo García sacaba el año pasado por estas fechas Cinco conclusiones sobre el Tour de La Manada en Letras Libres cuya lectura es sin duda de gran interés y provecho, y cuya conclusión copio y pego: "Mucha gente se ha alegrado por la condena porque consideran que supone un avance en los derechos de las mujeres. Creo que el beneficio que puedan tener, si es alguno, es pírrico en comparación con el retroceso que supone en materia de expresión y seguridad jurídica –también para las mujeres".
Falta en este puñetero y puto país mucho, muchísimo sentido del humor.