sábado, 13 de diciembre de 2025

¡ALTO!

La Asociación para la Liberación del Tiempo y su Ordenamiento (¡ALTO!)  es un partido político nuevo, no un nuevo partido político que sea otro más, sino uno radicalmente nuevo, que no es lo mismo. Un partido que no tiene más realidad que la virtual en los dos sentidos del término: que tiene existencia aparente y no real, y que tiene, a la vez, la virtud, o sea, la fuerza de producir un efecto sobre la realidad. Un partido del que puede formar parte cualquiera sin necesidad de afiliación ni de carné, sin militancia, solo con simpatizantes. Cualquiera puede no vamos a decir militar, que es término bélico, sino participar sólo con quererlo. 
 
¡ALTO! no lucha por el poder, como los partidos políticos al uso, sino contra el poder. Tampoco es un sindicato que defienda los intereses laborales de los trabajadores y las mejoras salariales, sino que se rebela contra toda forma de trabajo asalariado o prostitución.  Es una asociación sin ánimo de lucro, que no tiene ejecutiva ni estatutos y que aspira a implantarse en la sociedad por la seducción de su novedosa propuesta. Un partido cuyo objetivo político es completamente nuevo e inaudito: la abolición tanto teórica como práctica del dominio del tiempo en nuestras vidas. 
 
 
No se trata sólo de reivindicar el carpe diem de la máxima clásica que nos invita a disfrutar del momento presente, que de eso también se trata, claro, sino de no torturarse por el pasado (todos tenemos nuestra historia, olvidémonos de nuestro traumatismo biográfico) ni de preocuparse por el futuro, que no vamos a decir que no existe, porque existe y mucho, pero solo existe como un dios sangriento al que hipotecamos en sus aras nuestra vida. 
 
¡ALTO! nace al amparo de STOP! (Society for Time Out and Protest), una asociación británica que pretende el retraso, la dilación o moratoria del tiempo establecido, y que se opone por lo pronto a la institución del Año Nuevo 2026. 
  
 
El objetivo prioritario de ¡ALTO! es frenar la imposición acelerada del tiempo en nuestra vida cotidiana y aplazar sine die su aplicación efectiva, logrando su abolición práctica. Esto conllevará una auténtica revolución social, en realidad, la única revolución social no sólo deseable, sino posible aquí y ahora, en el siglo XXI de la era cristiana: liberados del tiempo impuesto desde arriba, seremos protagonistas de nuestras vidas y nos libraremos, conjuntamente, del trabajo asalariado, es decir, del trabajo propiamente dicho (que no es sino la conversión en dinero de nuestro tiempo vía remuneración económica o prostitución) y de la condena al paro, así como del ocio complementario del trabajo, que no deja de ser la otra cara no menos trabajosa de la misma falsisima moneda. 
 
Somos conscientes de la gravedad cada vez mayor del peso, que no del paso, del tiempo y de la imposición a todos y cada uno de los rincones del globo de un único sistema de cómputo, ajeno por lo demás a los ritmos naturales, y de lo funesto que es para el disfrute de la vida que nuestras actividades se acomoden a unos horarios y calendarios preestablecidos (y dictados por una voluntad ajena a la nuestra), y no al revés. Si estamos obligados a hacer cosas para rellenar un tiempo, las cosas que hagamos no serán más que rellenos de ese tiempo vacío. 
 

 Por ello, nos rebelamos contra el hecho de que se nos impongan horarios y calendarios previos y de que, debido a esa imposición, no tengamos tiempo para nada, sino que sea el tiempo el que, de hecho, nos tenga (y bien sujetos) a sus súbditos, nosotros. No hay ninguna militancia, ninguna reunión semanal, ninguna acción o manifestación callejera, ninguna asamblea. Nuestra lucha, que no militancia, implica todos y cada uno de los momentos de nuestra vida. Por eso mismo, nuestro activismo no conoce, claro está, tregua ni en la teoría ni en la práctica. Nuestra lucha, conscientes como somos de la fuerza del enemigo al que nos enfrentamos, no puede aplazarse, porque es una lucha a muerte, sin cuartel, un combate mortal contra el tiempo, a contratiempo y a destiempo. 
 
Nuestra Asociación se rebela contra la imposición de un tiempo esencialmente vacío que acarrea el sacrificio del ahora o momento presente en aras de un futuro porvenir. El mañana, por definición, no existe y, por lo tanto, no llega nunca. Decir mañana significa: ahora no. Mañana es siempre pasado-mañana. No hay futuro, y ni falta que hace que lo haya. No queremos, tampoco, ser ciudadanos respetables que pretenden ganarse la vida con lo que hacen. La expresión ganar la vida quiere decir trabajar y trabajar es vender nuestro tiempo, nuestra fuerza de trabajo o capacidad de hacer cosas, a cambio del salario del dinero; trabajar es prostituirse. Ganar la vida, es, por lo tanto, perderla irremisiblemente.

viernes, 12 de diciembre de 2025

'Torna la mascareta obligatòria'

Dice la prensa nacional que el empuje de la gripe hace que vuelvan las mascarillas. No es la gripe estacional la que lo hace, sino la ignorancia, por una parte, de las autoridades políticas y sanitarias que creen y nos hacen creer que los bozales frenan las enfermedades víricas respiratorias estacionales, y la oportunidad, por otra parte, de hacer otra vez un inmenso negocio con su venta y promoción, fomentada no ya por la recomendación, que puede caer en saco roto, sino por la obligatoriedad en centros sanitarios y lugares públicos. Y así resulta que la venta de mascarillas en farmacias ha subido hasta un 500% en algunos reinos de taifas del Ruedo Ibérico, lo que según la susodicha prensa se debe al “vertiginoso avance de la gripe”, y no de la ignorancia y el oportunismo. Ha vuelto, por lo tanto, el boom -léase 'bum', que suena más a pelotazo- y la pesadilla de las inútiles mascarillas.
 
Como cada comunidad autónoma es un reino de taifa, unas recomiendan el uso en los centros sanitarios y espacios cerrados, y otras, como Cataluña, lo declaran obligatorio. 
 
  
Se trata de la gripe A, variante K, producida por el virus H3N2, que, aunque no provoca cuadros más graves que otras gripes, “incorpora mutaciones en la hemaglutinina que permiten evadir parcialmente la inmunidad previa, facilitando un aumento precoz y más amplio de contagios”, según los expertos. La gripe de este año, que se ha adelantado, es peor que el cóvid, dice un titular que deleita a los redactores periodísticos de todo el mundo, ávidos de 'noticias'. 
 
Se recomienda, por lo tanto, a todas las personas que tengan síntomas gripales o similares que se queden en su casa, y que, si tuvieran que ir a algún centro sanitario, lo hagan convenientemente embozados, por supuesto. ¿Por qué es peor el virus de esta gripe adelantada que el virus coronado? Pues por nada en especial, porque aquel ya pasó, y este es el que hay ahora y nos toca padecer. Esta gripe 'sin precedentes', al parecer, no puede distinguirse por desgracia de otras cepas de gripe basándose únicamente en los síntomas porque todas ellas se parecen y se sienten muy similares. 

Al mismo tiempo se oye por ahí la monserga de los provacunas-a- toda-costa de que «las vacunas salvan vidas», aunque también, reconocen, puede que no y haya excepciones que se llevan a algunos que se someten a ellas, como la Parca, al otro barrio. 
  
 

Y así la UNICEF, que es el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, nos felicita la Navidad de este año 2025, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, con los Reyes Magos que no son tres, sino cuatro según ellos: Melchor, Gaspar, Baltasar y... Vacunar.  
 

¿Quieren realmente hacernos creer que una persona no vacunada representa una amenaza para la persona vacunada porque puede infectarla con una enfermedad contra la cual la persona vacunada está vacunada y supuestamente - y es mucho suponer- inmunizada? 
 
Han vuelto, cinco años después, las recomendaciones de los inútiles pinchazos y mascarillas. Todo resulta muy vintage, muy retro..., nos retrotrae al cóvid, pero esto es peor que el virus coronado, que ya pasó y es historia. Para los votantes y contribuyentes la gripe que preocupa actualmente es idéntica a otras gripes, por lo que no es más peligrosa que las otras y puede que incluso no sea más contagiosa que las otras, así que no se entiende a qué se debe todo este alboroto. Recuérdese, además, el clásico: La gripe con médico y farmacia dura siete días, y sin farmacia ni médico una semana.  
 
También ha aumentado, como no podía ser menos, otro producto estrella: la demanda de test de antígenos en las farmacias, sobre todo los combinados que permiten el autodiagnóstico de SARS.CoV-2, el viejo virus coronado,  la gripe A y la gripe B. 
 
 
Casa de citas: 
1ª) En fin, como decía el Eclesiastés: Nihil novum sub Sole.
2ª) La política es el arte, decía Groucho Marx (1890-1977), de buscar problemas, encontrarlos en todas partes, diagnosticarlos erróneamente y aplicar los remedios equivocados
3ª) Y argumentaba H. L. Menckem (1880-1956) criticando el afán de salvar a la población -o a la humanidad, como se decía antes- porque era la falsa fachada tras la que los 'salvadores' ocultaban su afán de gobernar: El objetivo de la política práctica es mantener a la población alarmada (y por lo tanto clamando por ser llevada a un lugar seguro), amenazándola con una serie interminable de espantajos, la mayoría imaginarios.

jueves, 11 de diciembre de 2025

Pareceres XCIII

456.- La hecatombe. Le tomo prestado el título a Trapiello, que escribe en El Diario de León que un orondo empresario leonés se ha fotografiado con noventa jabalíes que había cazado después de haber participado en una montería en la Finca Matasanos de Cáceres, en Cilleros, cerca de Portugal. Y después la fiesta de celebración en plan berlanguiano. ¡Noventa! Escribe Trapiello: “Noventa jabalíes muertos bien merecen tal juerga. Alarde de ricacho exhibicionista. Obscenidad de matarife hocicado y carnicería que repugna al cazador de estilo y ética cinegética”. Y menciona de pasada a aquellos que fueron a safaris humanos a Sarajevo, de los que tanto se habla ahora. Una cacería esta de los jabalíes que ha sido una hecatombe si hubieran matando diez jabalíes más, porque la hecatombe consistía en el sacrificio que se practicaba en Grecia de cien reses precisamente. Sacrificio que, según leo en la prensa, no es nada comparado con el que se prepara, si no se ha perpetrado ya, en el Reyno de Cataluña, donde se van a inmolar 30.000 cerdos de las 39 granjas que se encuentran en el perímetro de vigilancia de 20 quilómetros a raíz de la declaración de la peste porcina africana. Leo que la redifinición del perímetro propuesta por la Unión Europea obliga a ampliar la cifra del sacrificio porcino, elevándola a 80.000 cerdos. Todo, la hecatombe, al parecer, porque se ha escapado un virus de un laboratorio, al que se le va a aplicar una auditoría,  que ha infectado a un jabalí que había comido un bocadillo de mortadela en mal estado, mientras las autoridades laicas asesoradas por el comité inexistente de expertos se persignan delante de la cruz verde farmacéutica.
 
 
457.- Efecto Edipo. Es interesante la idea de Karl Popper que dice que la profecía del oráculo de Edipo hace que se cumpla precisamente porque Edipo la conoce e intenta esquivarla. Y justo lo que hace para escaparse de ella es lo que determinó el cumplimiento de lo que había vaticinado el oráculo. La simple convicción o sospecha de que las cosas puedan evolucionar en un sentido determinado desencadena el hecho de que así se desarrollen. Es la profecía que se autorrealiza (self-fulfilling prophecy). El caso de Edipo es paradigmático. El conocimiento de la predicción altera el curso de los acontecimientos: Edipo trata por todos los medios de evitar el cumplimiento, lo que, paradójicamente, contribuye a que se cumpla. La cita literal de Popper viene a decir: “A este tipo de influencia lo he llamado el efecto Edipo (Oedipus effect), porque la profecía contribuye a producir el evento predicho; al saberla, los actores modifican su conducta de modo que el acontecimiento termina realizándose.” Al darse a conocer una predicción puede hacer que la conducta humana que pretende evitarla se convierta en su causa. 
 
 458.- Se vive más pero no mejor. La esperanza de vida, en realidad de muerte, dicen las estadísticas, se ha alargado considerablemente. Pero no es cierto porque hoy se mata, matamos, a los viejos sin dejar que se mueran. El destino que nos aguarda a los viejos, creo que debo incluirme al ser mayor de 65 años, aquí, en Occidente -y ya va siendo casi Occidente todo el mundo-, es aterrador. En el siglo pasado todavía estaban con los vivos. Ni siquiera se planteaba que hubiera que hacer algo con ellos. Se quedaban con los hijos, con los nietos. Hoy en día, aquí, eso se ha acabado. Los descendientes ya no se ocupan de sus ancestros. Los apartan de la familia, de la vida encerrándolos en residencias. «Estarán mejor allí», se dice. Y son recluidos en esos espacios inevitablemente, perderán la razón, porque para vivir en ese tipo de cuarteles es necesario perder la razón. Para no ver los muros. Para no ver la realidad que les imponen. No tienen más remedio que volverse invisibles y olvidarse de sí mismos entregándose a sus primeros recuerdos, que son más amables. Es una forma de matarlos sin que mueran enterrándolos aún vivos porque de alguna manera estorban, estorbamos. Algunos se resignan muy pronto a ese futuro que les espera. 
Datos del Instituto Nacional de Estadística del del Reyno del año del Señor de 2018  
 
459.- Premonitorio Zola: Escribía Emilio (o Émile, como se prefiere ahora) Zola en un suplemento literario de Le Figaro en 1888 sobre el periodismo de entonces algo que ha resultado actual porque no era accidentado o casual, sino premonitorio: “Mi única preocupación, ante el periodismo actual, es el estado de sobreexcitación nerviosa en el que mantiene a la nación (...). Hoy en día, fíjense en la importancia desmesurada que adquiere el más mínimo hecho. Cientos de periódicos lo publican simultáneamente, lo comentan, lo amplifican. Y durante una semana, a menudo, no se discute nada más; Cada mañana trae nuevos detalles, las columnas se llenan, cada periódico se esfuerza por aumentar su circulación satisfaciendo aún más la curiosidad de sus lectores. De ahí las continuas conmociones públicas, que se extienden de un extremo a otro del país. Cuando termina un asunto, comienza otro. Los periódicos no pueden vivir sin esta existencia temeraria. Si faltan temas emocionantes, los inventan. A la prensa le encanta la información ruidosa, sensacionalista e incluso "escandalosa". En una sociedad de consumo y entretenimiento masivo, producir "información" a diario, de forma continua, renovando el interés público cada día y cada minuto, requiere una redacción extremadamente simple y una puesta en escena dramática o caricaturesca. Los periódicos producen un torrente furioso de información en exceso… No se sabe si es el periódico el que despierta la curiosidad del público o el público el que exige la información indiscreta del periódico, inflamándose mutuamente. Además, escribe Zola no sin cierto sarcasmo:  siempre hay que tener fe en el futuro (D’ailleurs, il faut toujours avoir foi dans l’avenir), como si la cosa fuera a mejorar. 
 
Émile Zola, Édouard Manet (1868)
 
 460.- Nada que celebrar. Lo que pretende el gobierno progresista de las Españas de Dios con la celebración del cincuentenario de la muerte del dictador, es equiparar el fallecimiento u óbito -paso a mejor vida- de la persona del déspota, sátrapa o tirano con el de la dictadura, que era el nombre del régimen bajo el que ejerció su mandato el caudillo de España "por la gracia de Dios". No se debe identificar aquel régimen con la personalidad del dictador, ya que este no es su creador, sino su producto, y ese régimen es fundamentalmente el mismo que el que padecemos ahora bajo el nombre más amable y no menos engañoso de democracia. El régimen democrático no es sino el mismo régimen dictatorial progresado. Por eso celebra ahora la muerte del tirano para dar a entender que 'muerto el perro' se acabó la rabia, es decir, la dictadura, y eso, como cualquier siente, no es verdad. Sigue sin haber en España libertad: hay Estado y rey, y hay una constitución que quita lo que nos da. Unas palabras del poeta Antonio Gamoneda lo dicen muy bien: Cabe pensar que la democracia es la máscara sonriente del capitalismo mundial. Máscara y sonrisa. Es lo que hay
 
 

miércoles, 10 de diciembre de 2025

Lo que le dice el Año Viejo al Año Nuevo (The End)

    Una viñeta del dibujante griego Arcás publicada hace ahora nueve años, que reflejaba lo que le decía el año 2016, que estaba a punto de finalizar, envejecido y canoso, medio calvo ya y barbudo, al inminente 2017, joven e imberbe todavía, y que es, en dos palabras: obsolescencia programada, es lo mismo, actualizado, no hace falta decirlo, que le dice ahora mismo el presente año del Señor 2025 al futuro 2026 que está esperando que le den el pistoletazo en la línea de salida: está previsto que tú, el año supuestamente nuevo,  dures trescientos sesenta y cinco días igual que yo, ya que ninguno de los dos somos bisiestos, y que las promesas de mejora en general que conllevas (felicidad, realización de todos nuestros más íntimos deseos y sueños de paz en la tierra, armonía, libertad, fraternidad y  demás zarandajas) se queden en agua de borrajas y caigan en desuso y el saco roto del olvido por la fuerza misma de la costumbre y el propio funcionamiento de la maquinaria que prevé que así sea y que se alimenta de esas mismas y falsas ilusiones de novedad,  de modo que, cuando uno está a punto de descubrir y denunciar el engaño del año en el que vivimos,  se abre paso una nueva institución temporal, que hará su aparición estelar en todos los calendarios y que es "el año nuevo" con idénticas y falsas promesas e ilusiones.  
 
 
 
    ¿Descubriremos alguna vez los humanos seres que el año viejo y el año nuevo, tú y yo, no somos sino el mismo año que gira como la tierra en torno al sol, la misma ave Fénix que muere incinerada y renace de sus propias cenizas? El dibujante griego lo reflejó muy bien en otra de sus viñetas en la que presenta la silueta incolora del espíritu de un fallecido que se halla en el cielo conversando con un Ángel del Señor, al que le pregunta qué es lo que pasa detrás de un biombo sobre el que cuelgan unas prendas de vestir y tras el que se ven unos pies humanos, y el Ángel le responde que el año se está cambiando, es decir, se está disfrazando para parecer otro, lo que nos recuerda a los hablantes castellanos el inveterado dicho idiomático de que es el mismo perro con distinto collar.  
 
 

Las viñetas y tiras cómicas de Arcás aparecieron por primera vez en los quioscos griegos a principios de los años 80. Su obra, desde entonces hasta la actualidad, ha ido creciendo considerablemente. Al mismo tiempo, su identidad personal y aspecto físico han sido y son un misterio hasta para sus propios lectores y editores griegos. Arcás ha preferido mantener el anonimato bajo la firme creencia de que a un artista debe conocérselo más por su obra que por su personalidad propia.   Su particular sentido del humor (casi negro), impregnado de un tono sarcástico, está presente en casi todas sus historietas. Sin embargo, lo que realmente explica su éxito es la universalidad de los temas que trata. En este sentido, puede decirse de él, sin exagerar, que es ya todo un clásico, porque su humor está fuera del tiempo. 

'La vida de después', además de ser una de los mejores y más celebradas historietas de Arcás es la más larga por ahora. Narra la vida de Arni, un hombre joven que ha muerto de repente de un infarto y que se encuentra de pronto en el paraíso conversando con un ángel sobre lo humano y lo divino. El Ángel del Señor le dice a Arni que no se deprima que morirse no es algo tan terrible, ya que le puede pasar a cualquiera. Cuando Arni le pregunta al Ángel qué opinión tiene sobre la incineración de los cadáveres humanos, este le responde que es un auténtico progreso porque en la Edad Media los quemaban vivos... Una muestra genial de su humor negro y sarcástico. 

 
The end, el fin de...

La gente quiere que llegue el finde, como se dice ahora, o el fin de semana, que se decía antes o también el güiquén con flagrante anglicismo,  llegar a fin de mes, celebrar el fin de año:

-que llegue el finde para descansar y desconectar de la rutina, libre de las cadenas del trabajo asalariado o de la educación preparatoria, que es la cara moderna de la antigua esclavitud abolida de la faz del mundo para seguir subsistiendo bajo nuevas formas;

-llegar a fin de mes, económicamente hablando, porque el dinero es aquello en que se convierte nuestra vida, time is money, money is time; llegar a fin de mes significa cobrar a mes vencido, obtener la recompensa económica  por nuestra prostitución, cobrar el estipendio que debería alcanzar hasta el próximo fin de mes y que sólo nos durará unos días, quizá unas semanas…

-celebrar el fin de año con burbujas espiritosas de champán para que parezca que damos carpetazo y hacemos borrón y cuenta nueva, dispuestos a que el año que comienza sea de verdad un año nuevo y no, lo que acabará inevitablemente siendo, una repetición de lo mismo de siempre.

Porque lo que en realidad queremos es el fin del tiempo que nos venden como futuro siempre: el fin de la semana, el fin del mes y el fin de todos los años que pretenden computar el paso del tiempo: feliz fin de semana, por lo pronto, y feliz fin de mes y de año todo junto. Esperando el porvenir, y el porvenir nunca llega.



martes, 9 de diciembre de 2025

Variety show (2)

Europe is living a celebration
 
    El director y protagonista de 'La vida es bella' (1997), la aclamada película que presenta a un padre que inventa una ficción agradable para edulcorarle a su hijo la realidad de un campo de concentración y exterminio nazi en el que ambos malviven, ha definido así el engendro político e ideológico de Europa, creando otra ficción similar a la de la película para soportar una realidad cada vez más intolerable: Europa es la mayor construcción institucional, política, social y económica de los últimos cinco mil años (le falto añadir 'desde que hay registros registrados') realizada por el ser humano sobre el planeta tierra. Es un proyecto, un ideal, una esperanza, un desafío, un sueño
 

    Inaugura así el director y actor italiano un nuevo patriotismo eurocéntrico tan deleznable como el antiguo y nacionalista que pretende sustituir.
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 Dolores y Remedios (La Loly y la Reme) 
 

   Dolores, la Loly, siempre quejándose, y alimentando teorías magufas conspirativas, antivacunas y de extrema derecha, mientras que Remedios, la Reme, mucho más positiva, progresista y resiliente, está siempre del lado de la evidencia del consenso de la Ciencia y del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, y siempre, por lo tanto, del lado correcto de la Historia. Lo que importa no es lo que uno cree, dice la Reme, sino “lo que está demostrado" -¿hay algo que este demostrado en lo que no quepa la duda?-, y no lo dice ella o Internet, sino la Ciencia, que, diga lo que diga, siempre va a misa). 
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Dos reflexiones de El Roto: la locura y el puente. 
 
 Uno, sobre todo si es un soldado porque sabe de lo que habla, puede decir que la guerra es una locura, como le dice, rifle al hombro, a un conmilitón el de la viñeta de Andrés Rábago, El Roto. Este sin embargo pone en duda su opinión: ¿Y tú qué sabes? ¿Acaso eres psiquiatra? Lógicamente no haca falta ser un especialista ni un médico de almas para diagnosticar que la guerra en particular, y la realidad y la cordura, en general, son una locura. 
 
 
Las escapadas de fin de semana o de puente, como el que acabamos de cruzar a principios de diciembre en las Españas de Dios evitan la huida. No es lo mismo, en efecto, una escapada, que siempre tiene algo de vuelta al redil, que la huida, que sería la fuga sin retorno. Las escapadas finisemanales, igual que las vacaciones, solo sirven para no huir de verdad. 
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 La colmena (la ciudad vertical)
  

Treinta mil personas viven en este edificio, el Regent International Center de 67 pisos de altura, sito en Hangzhou (China). No es solo un edificio, sino una ciudad vertical, una auténtica y bulliciosa colmena en la que hay de todo (escuelas, hospitales, cines, supermercados...) Es la 'ciudad' perfecta de los quince minutos. Puedes vivir aquí, si a lo que se hace aquí se puede llamar 'vivir', sin tener que salir nunca del recinto. Uno se pregunta si estamos ante la solución habitacional del futuro urbano o frente a la locura descomunal de los nichos de un cementerio. Me ha querido recordar a la novela 'La colmena' (1951) de Camilo José Cela, que presentaba Madrid como un gran enjambre humano, un espacio lleno de personas -unos trescientos personajes, creo recordar- que malviven, trabajan, sufren y se cruzan entre sí sin llegar a conocerse nunca del todo, una sociedad hecha de muchas biografías interconectadas y atrapadas en un mismo panal urbano.

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Desinformación
 

  Neil Postman escribió sobre los efectos de la televisión en la información y el conocimiento afirmando que la televisión alteraba el significado de "estar informado" al introducir la "desinformación", que no es información falsa, sino engañosa,  irrelevante, fragmentada o superficial, que da la sensación y crea la ilusión de saber algo, pero en realidad nos aleja del conocimiento de lo que pasa.  Desarrolló este concepto en su libro "Amusing Ourselves to Death: Public Discourse in the Age of Show Business" (1985), que en español se tituló "Divertirse hasta morir". El libro argumenta que la televisión ha convertido el entretenimiento en el formato principal para toda experiencia, incluyendo la política y el periodismo, lo que degrada el discurso público. Lo que escribió Postman sigue siendo válido hoy en día, pero hay que tener en cuenta la irrupción de internet en 1991, cuando a través de la WWW World Wide Web (Red Informática Universal) permitió navegar a través de páginas electrónicas mediante enlaces, popularizándose, globalizándose y liberalizándose en 1995 para usos comerciales como la vieja TV a la que sustituye con la presentación de la realidad virtual.
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El futuro en tu muñeca

lunes, 8 de diciembre de 2025

Seguridad al por mayor

La Guardia Civil y la Policía Nacional, a falta de protección, dan consejos a los mayores para prevenir hechos delictivos en la calle, tales como 'camina por el interior de la acera, llevando el bolso del lado de la pared para mayor seguridad', 'opta por bolsos de asa o sin correa, así evitarás tirones inesperados' y 'evita la ostentación de joyas u objetos de valor que puedan llamar la atención'. Son consejos, no voy a ponerlo en duda, bienintencionados, habida cuenta de lo que puede pasarle a cualquiera, sobre todo a los viejos, por la calle. Son los mismos que yo doy a mi anciana madre cuando no puedo acompañarla y va sola a dar un paseo, a la compra o al banco, pero viniendo de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, que también velan por la propia seguridad del Estado y el sistema todo, parecen despropósitos, como si reconocieran implícitamente que no pueden brindar la protección y la seguridad que nos prometen.

 

Son consejos para las personas mayores, es decir, para los viejos, dejémonos de ridículos eufemismos, muy parecidos a los que se daban a las jovencitas en los tiempos de Maricastaña: que cuando salgan a la calle opten por ropa recatada, sin escotes ni minifaldas provocativas, evitando la ostentación de su belleza y su juventud escandalosas, no portando ropa ajustada que marque las curvas sinuosas, y evitando andares insinuantes, lascivos y provocadores, y actitudes que puedan llamar la atención, a ser posible sin maquillaje, zapatos de tacón alto ni perfume embriagador, todo lo cual podría encender los deseos concupiscentes y libidinosos de los violadores y fomentar agresiones sexuales. Claro está que también, ya puestos, podrían decirles a las mujeres que no salgan nunca solas, y que si lo hacen se pongan un burca -esa prenda que cubre su cuerpo y su cabeza por completo dejando solo una ranura con malla a la altura de los ojos para que puedan ver sin ser vistas- y debajo, por si acaso, un cinturón de castidad.

Decir, en efecto, a los viejos que no se pongan joyas ni relojes caros si no quieren que les roben es la nueva versión de decirles a las mozas que no se pongan faldas cortas si no quieren que las violen. Pero resulta sarcástico que nos digan a los viejos que no nos pongamos joyas cuando a muchos nos las han robado en nuestros domicilios, o hemos tenido que empeñarlas en las tiendas que compran oro para llegar a fin de mes alguna vez. 

 Cuando después de un robo en su domicilio, llama uno a la Benemérita por aquello de que hay que contactar con ellos en caso de emergencia o si uno ha sido víctima de un delito, vienen a tranquilizarte y a decirte como buenos psicólogos que no temas, que lo peor ya ha pasado y que si ya te han robado una vez eso mismo no va a volver a pasar porque ya pasó... Poco ha faltado para que nos digan a toda la población que no salgamos a la calle. Si nos encerramos en casa, como nos obligaron durante el confinamiento de la pandemia que coronó al virus, no hay posibilidad de que nos roben por la calle. Quizá por eso mismo, para evitar la delincuencia callejera, nos confinaron. Pero habría que hacerlo en todo caso bajo cien candados con puertas y ventanas de máxima seguridad: rejas, cámaras de vigilancia y sistemas de alarma para convertir nuestras casas en auténticos centros penitenciarios y nuestros confinamientos en arrestos domiciliarios, no vayan a entrarnos los ladrones a robar dentro o a desalojarnos ocupando nuestra vivienda en propiedad.

En la calle no hay mucho problema si seguimos los consejos de seguridad de las fuerzas policiales, y, esto no nos lo dicen pero hay que tenerlo también en cuenta, si evitamos, claro está, entrar en las entidades bancarias, que son los mayores atracadores, y las grandes superficies comerciales como Mercadona, Carrefour y el Corte Inglés, por citar solo tres nombres. 

 Viñeta de El Roto

¿No sería mejor que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado nos garantizaran poder andar por la calle sin miedo a que nos roben? Pero, como están reconociendo implícitamente, ya digo, no pueden hacerlo y por eso nos dan los tips que nos dan, como si nos estuvieran culpabilizando a nosotros mismos. Dan ganas de exclamar en latín como Cicerón:  O di inmortales! ubinam gentium sumus? in qua urbe vivimus? quam rem publicam habemus? '¡Redioses inmortales! ¿En qué lugar del mundo estamos? ¿En qué país vivimos? ¿Qué Estado tenemos?'

Hay quien dice que los políticos deberían castigar a los delincuentes, y no soltar a los reincidentes, y cerrar las fronteras, como si todos los males nos vinieran de fuera y no los hubiera dentro, como si no fuera vana la distinción dicotómica entre fuera y dentro, pero ¿cómo van a castigar la delincuencia si los políticos profesionales también delinquen? Tendrían que castigarse a sí mismos. ¿Iban en ese caso a autoflagelarse?

Por otro lado nos dicen para tranquilizarnos que España es uno de los países más seguros del mundo, que hay otros, no vamos a citar ninguno como ejemplo para que no se ofenda, en los que no puedes sacar el móvil en público porque te roban el aparato ipso facto, como si aquí no pasara eso mismo, con el agravante de que los gigantes tecnológicos de la comunicación que nos lo han vendido nos han robado previamente todos los datos que guardábamos en el almario.

domingo, 7 de diciembre de 2025

Micropoemas

 Las cosas hablan / con el lenguaje mudo / de lo que callan. 
 
Se ha enfurecido, / el vendaval del viento, / loco perdido.  
 
  Cerca te quemas / de la lumbre del fuego, / lejos te hielas.
 
Celda, vacante, / solo quiere una cosa: / un ocupante. 
 
 
   oOo 
 
Ahora mismo tiene que ser: aquí / y ahora. No hay futuro: solo un reloj / que miente veinticuatro horas / y un calendario que nos imponen. 
 
Te llamo a voz en grito y tu nombre es / un pájaro que vuela al olvido, allí / donde naufraga todo nombre / propio, en el mar del anonimato. 
 
 No sólo se me dio como espectador / gozar de la belleza, tomé además / en el banquete parte activa: / fui comensal y también pitanza. 
oOo 
 
Como flecha que ha disparado el arco, / vas corriendo, atleta veloz, en vano / cual Aquiles, el de los pies ligeros, tras la tortuga. 
 
Nunca alcanzarás a Quelone, atleta, / paso a paso va la tortuga lenta- / mente. Tú, por mucho que corras, siempre irás a la zaga. 

El caballo y el que a caballo monta / no son dos, sino una criatura sola: / nunca suman dos, sino uno solo a todo galope. 
 oOo 
 
 

 La jaula, vacía, / pidiendo a gritos está / un pájaro dentro. 
 
Otra navidad / vomitiva inunda ya / la puta ciudad. 
 
Lento, poco a poco, / salgo yo, el actor, haciendo / mutis por el foro.  
 
Centro comercial, / nada menos, nada más, / es el mundo actual. 
 
Ha perdido el viejo / la memoria, afloran, vagos, / vívidos, recuerdos.  
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Largo, ancho, y alto, / y una cuarta dimensión / que es el tiempo, y ya / hay un antes y un después / por delante y por detrás. 
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Viene galopando, / y nunca llega, / la Señora Inmortal de la Guadaña, / maldita

sea.

-¿Qué quieres ser de mayor? -No quiero ser mayor.

sábado, 6 de diciembre de 2025

Esperando a los bárbaros (y II)

    El enemigo según la Unión Europea es el Oso ruso, el nuevo zar neoimperialista, que se presenta a veces como el abominable hombre de las nieves, la legendaria criatura que habitaba, según algunos, que avistaron sus huellas, en las montañas del Himalaya, el país del invierno. ¿O fue en los Montes Urales? En todo caso, el enemigo, perfectamente identificado, es el Oso estepario. 

    Frente a ese enemigo, no podemos escudarnos en que estamos fuera de peligro porque somos aliados efectivos de muchos países europeos en el marco de la OTAN y la UE, porque las dos guerras mundiales del siglo pasado, de hecho, llegaron a ser globales, es decir, casi planetarias, gracias a los sistemas de alianzas: la Triple Entente contra la Triple Alianza, los Aliados contra las potencias del Eje, como cualquier estudiante de historia de bachillerato reconoce enseguida. 

     Si Rusia atacara a uno de los países bálticos, tan lejos del Ruedo Ibérico, ¿íbamos los españolitos a acudir solícitos en su ayuda? ¿Qué ha sucedido en el caso de la invasión de Ucrania, que aunque no forma parte todavía del engendro de la UE aspira a entrar? ¿Declararíamos solemnemente la guerra a Rusia? Seguramente ya lo hemos hecho sin tantas alharacas, sin atacarla militarmente, bonita paradoja, porque la guerra no se lleva a cabo en su forma tradicional sino en versión económica, porque el dinero es lo que manda: palabras, armas, dinero, mucho dinero, instructores y mucho más, pero nada de incordiar directamente demasiado al Oso ruso, que podría enfurecerse y ensañarse con nosotros.

    Pero ¿qué está sucediendo allende nuestras fronteras, en el país vecino, por ejemplo, sin ir más lejos? Antes de la movilización general, se anuncia el regreso del servicio militar, voluntario en principio. ¿Para qué servirá? Probablemente para nada bueno para la gente, pero sí le va a servir a un presidente como el actual carente de legitimidad, dispuesto a proclamar otra vez «Estamos en guerra» para conservar un mínimo de autoridad y respeto. No es la primera vez que lo hace el mandatario francés. Ya lo hizo hace cinco años cuando dijo a los franceses: «Estamos en guerra, sin duda, una guerra sanitaria… pero el enemigo es invisible». 

"¡Comprometeos!"
     
     El enemigo invisible es el enemigo imaginario de todas las fantasías, creado a semejanza pero por contraposición del amigo imaginario infantil. Son los bárbaros, o los tártaros, o la estepa rusa... Los ciberataques y los drones rusos son hoy este enemigo invisible, que nadie es capaz de ver a no ser que lo vea vía eurovisión, pero hay que creer la palabra de los expertos y de los medios de información que la predican como si fuera el evangelio, la buena nueva, la gran noticia... 

    El presidente francés ha anunciado ya el regreso del servicio militar nacional, al igual que otros países europeos, incluida Alemania, a pesar de que Francia está más endeudada que nunca. Se trata de algo innecesario para la gente, necesario para el presidente de la república, ávido de legitimar su autoridad. Desde el punto de vista estratégico: en el contexto actual, donde los misiles hipersónicos rusos con ojivas nucleares son motivo de preocupación, lo que se necesita no es un ejército improvisado como en 1940 en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, sino, según los militronchos, armamento de vanguardia capaz de disuadir a cualquier enemigo potencial de atacarnos, y Francia ya lo posee, por lo que el servicio militar anunciado, primero voluntario y después obligatorio, un ejército improvisado ahora de golpe y sopetón, queda obsoleto cuando existe la disuasión nuclear desde hace años y cuando las nuevas formas que reviste la guerra son básicamente económicas. 


    Desde el punto de vista estratégico, la reactivación del servicio militar no se hace para mejorar la defensa militar, sino con una finalidad política. No tiene más objetivo real que ese, con el agravante de que endeudará y perjudicará a los ciudadanos. Francia va a introducir un servicio militar voluntario de diez meses destinado principalmente a los jóvenes de 18 y 19 años de ambos sexos, mientras crece la preocupación en Europa por la amenaza de Rusia. Bajo el nuevo servicio militar, hombres y mujeres -no vamos a discriminar a las mujeres-, en su mayoría de 18 y 19 años, podrían alistarse como voluntarios durante diez meses. Recibirían un salario mínimo de ochocientos euros al mes, la vieja soldada o paga del soldado que, etimológicamente, es el que está a sueldo, además de alojamiento y manutención, y un 75% de descuento en viajes en tren, tropas que solo serían desplegadas en caso de necesidad en territorio nacional.

    El presidente del ejecutivo francés dijo que el servicio comenzaría a mediados de 2026 y ayudaría a Francia a responder a las "amenazas aceleradas" en el escenario mundial. Casi treinta años después de que el país galo eliminara el servicio militar obligatorio, Monsieur le Président dijo que no se retractaría de esa decisión, pero agregó: "Necesitamos movilización", porque Francia no puede permanecer de brazos cruzados. Creía, cacareó además el gallo del corral, que la juventud francesa tenía sed de compromiso y afirmó que había una generación joven «lista para defender a su nación». 

"Para dar vuestra opinión, esperad a que os dé la orden de responder".

    Hasta el momento no hay ninguna sugerencia de que el servicio militar podría volver a ser obligatorio en Francia, como lo era antes de que el entonces presidente aboliera el servicio militar obligatorio en 1997. De hecho el presidente actual ha dicho: “No podemos volver a la época del servicio militar obligatorio”. Eso mismo dice el gobierno progre del Ruedo Ibérico.  Y es que, visto lo visto, lo obligatorio no mola, por eso hay que buscar un modelo híbrido, volungatorio, digamos, que no te obliga, pero que si lo eliges te facilita un poco el hecho de ganarte la vida, según la moderna ecuación de que ganarse la vida es ganar dinero.

    “Este modelo de ejército híbrido responde a las amenazas y riesgos que se avecinan, integrando a jóvenes del servicio militar, reservistas y el ejército en activo”. Tras el programa, en efecto, los participantes podrían integrarse a la vida civil, convertirse en reservistas o permanecer en las fuerzas armadas, añadió el jefe del ejecutivo francés. Dijo que el plan estaba “inspirado en las prácticas de nuestros socios europeos… en un momento en que todos nuestros aliados europeos avanzan en respuesta a una amenaza que pesa sobre todos nosotros”. El anuncio coloca a Francia en línea con casi una docena de otras naciones europeas, como Alemania y Dinamarca, que han lanzado proyectos similares.

viernes, 5 de diciembre de 2025

Variety show

Si no lo creo, no lo veo. "Si no lo veo, no lo creo", reza el consagrado refrán popular castellano que a veces se glosa como "ver para creer", que es el preferido para mostrar incredulidad: muchos  cuando dudan de algo, dicen precisamente que si no lo ven no lo creen. Otros, exagerando su incredulidad, llegan incluso a confesar: "Lo veo y no lo creo". Sin embargo el refranero, petado de opiniones personales y topicazos como suele estar, no da mucha razón de las cosas ni dice mucha verdad en general, ni este refrán en particular, no ya porque otro venga a corregirlo aconsejándonos que solo creamos la mitad de lo que vemos: "De lo que ves, créete la mitad, y de lo que no veas no te creas nada", sino porque, para decir algo de verdad habría que darle la vuelta y formularlo al revés: "Si no lo creo, no lo veo", que es lo que sucede normalmente porque nuestros ojos, ciegos como están, solo ven lo que creen ver.

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Contrapublicidad de una entidad bancaria. 

Si crees en ti, es tu problema, chico, eres demasiado creyente, crédulo (o creído, si lo prefieres) y muy pagado de ti mismo, como nosotros también. "Si crees en ti, nosotros también", es un eslogan recurrente en la publicidad de una entidad bancaria, de cuyo nombre no vamos a hacer mención ni propaganda, cuyos anuncios forman parte de una campaña más amplia bajo la etiqueta: #PoderElegirEsTuPoder, que concluye: “Al final decidimos seguir siendo nosotros mismos”.

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Matemáticas dogmáticas y sospechosas (De Mingote, genial)

-A mí lo que me molesta de las matemáticas es que son tan dogmáticas.

-Lo que me parece más sospechoso de las matemáticas es que no tienen ideología.

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 Uno de tantos del montón

UNO-de-50 es, al parecer, una marca de joyería española, que realizaba cincuenta unidades artesanales de cada modelo de joya, vendiendo la ilusión de que cada pieza era única y exclusiva.  

Una bellísima modelo protagonizó la campaña “Culpable de ser yo” en el año del Señor de 2015, celebrando la seguridad en uno mismo y la autoaceptación. El eslogan invitaba a las personas, es decir, a sus clientes, a ser ellas mismas, a disfrutar de su singularidad e independencia, y a sentirse orgullosas de su individualidad, sin sentimientos de culpa. ¿Pero cómo vamos a ser únicos nosotros y nuestra joya artesanal si hay por lo menos otros 49 iguales que nosotros y que nuestra joya, que somos uno del montón de los cincuenta? En resumen, la frase transmite la idea de que ser uno mismo, con las imperfecciones y la singularidad que ello conlleva, no es algo de lo que haya que avergonzarse, sino todo lo contrario: orgulloso de algo que hay que celebrar. No hace falta decir que debido al éxito de la marca, la joyería comenzó a ofrecer enseguida, contra lo que decía su nombre, más de 50 piezas de cada modelo si hacía falta, pero seguía siendo fiel a su ADN en algún caso de edición especial limitada haciendo solo 50 unidades de piezas exclusivas.

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 Los payasos de la tele: La democracia mola, cómo mola.

En horario estelar de máxima audiencia, en prime time, el Ente Público ha emitido esto para adoctrinar a los jóvenes sobre las bondades que ellos no ven por ninguna parte del régimen democrático actual, contraponiéndolo a la dictadura de Franco para hacer que pongan en valor el régimen que les ha tocado padecer, como si no hubiera más alternativa que esto o la dictadura de Hitler, diciéndoles que con el voto pueden cambiar el futuro del país y demás sandeces consabidas. 

      

jueves, 4 de diciembre de 2025

Esperando a los bárbaros (I)

    Hay cuatro obras literarias -el poema “Esperando a los Bárbaros” de Cavafis (1898), y las novelas “El Desierto de los Tártaros” de Dino Buzzati (1940), 1984 de George Órgüel (1948) y “Esperando a los Bárbaros” de J. M. Coetzee (1980)- que forman un cuadrilátero temático en torno a la amenaza de la existencia -que solo cobra carta de naturaleza porque se habla constantemente de ella- de un enemigo externo  que son los bárbaros en un caso y los tártaros en otro. 
 
  
    En el poema de Cavafis, escrito en griego, la ciudad, trasunto de Roma, la urbe por excelencia, y el Imperio romano, viven pendientes de la inminente llegada de los bárbaros; las autoridades se preparan para recibirlos, incluso depositan en ellos alguna esperanza de cambio y regeneración. Al final, los bárbaros que iban a redimir el Imperio no llegan, y la población se queda sin propósito: “¿Y ahora qué será de nosotros sin bárbaros? / Esa gente era una solución”. Los bárbaros simbolizaban una expectativa de cambio que no se produce, pero con la que se ha largamente convivido. 
 

    En la novela “El Desierto de los Tártaros”, escrita originalmente en italiano, la Fortaleza Bastiani a la que es destinado el joven oficial Giovanni Drogo, recién salido de la academia, vive en eterna vigilia ante una amenaza que nunca se materializa. El protagonista vive en un largo compás de espera. El enemigo brilla por su ausencia, y lo que en Cavafis era una experiencia colectiva, en Buzzati es una tragedia personal. 
 
     
    Órgüel, que en 1984 (escrita originalmente en inglés en 1948), y también en Animal Farm) nos presenta la fabricación del enemigo, la inculcación del miedo y la función política de la amenaza. Aquí el Poder necesita un enemigo permanente para sostenerse. Ese enemigo —Eurasia, Asia Oriental, Goldstein— cambia según convenga, pero su función es siempre la misma: hace que cunda el pánico, justifica las medidas represivas de vigilancia y mantiene a la población estado de alerta y obediencia constantes.
 

    Coetze en su novela Esperando a los Bárbaros (Waiting for the Barbarians)”, escrita originalmente en inglés, que toma el título de Cavafis, retoma la figura del Imperio que teme a los bárbaros, pero aquí se ve claramente que el enemigo externo es una construcción del propio Imperio, que fabrica amenazas para justificar la violencia y el control. El magistrado protagonista empieza a cuestionar esta estructura cuando ve la brutalidad ejercida “en nombre de la seguridad”. Los bárbaros son aquí un mero pretexto del poder para perpetuarse. 
 
    Cavafis plantea, cronológicamente el primero, la paradoja de que se necesita al enemigo para existir. Buzzati convierte esa paradoja en una biografía, la de su protagonista, que vive en perpetua sala de espera hasta que le llega la muerte. Órgüel y Coetzee presentan la amenaza construida por el Poder revelando que el enemigo era una ficción útil y necesaria para su sustento. La identidad colectiva necesita una amenaza porque sin ella perdería cohesión y legitimidad. 
    ¿No vemos acaso en la actualidad lo que nos sugieren estas cuatro obras literarias de ficción? Cavafis introduce la idea del enemigo como necesidad. Buzzati muestra cómo esa necesidad consume una vida. Órgüel demuestra que, llevada al extremo, esa fabricación puede dominar el tiempo, la memoria y la realidad misma. Coetzee revela que el enemigo es una fabricación del poder. 
 
    ¿Quién, nos preguntamos nosotros hoy, aquí y ahora, es el enemigo del que tanto se habla en este viejo continente en el que habitamos? ¿Cual es el enemigo de Europa, cuál el de España?
(continuará