Los barrotes de la celda
La imagen es, obviamente, un fotomontaje, pero muy sugerente. Nos presenta a una conocida mujer empoderada entre rejas. Ya hablamos de ella en su momento, cuando se rio de nosotros a la puta cara enseñándonos el modo y la manera correctos de lavarnos las manos durante la pandemia sin desperdiciar mucha agua corriente. Esta matriarca, mirando por nosotros, se gastó una millonada de euros en diez dosis para cada europeo de aquel suero milagroso contra la enfermedad del virus coronado que iba a salvar nuestras vidas. Volviendo a la imagen. Hay que decir que vale más que muchas palabras. Sugiere que ella, la Presidenta de la Comisión Europea, está enchironada, confinada bajo arresto domiciliario. Los mandamases por activa, lo hemos dicho muchas veces, son los más mandados por pasiva. Lo peor de esta mujer no es que no haya sido elegida democráticamente como dicen algunos por la ciudadanía europea con derecho al voto, dado que fue reelegida por sus representantes: 401 votos a favor, frente a 284 en contra, 15 abstenciones y 7 votos nulos de los 719 eurodiputados miembros del engendro político del Parlamento Europeo; lo peor es que ella, a la que vemos entre rejas, nos ve también a todos y cada uno de nosotros detrás de los barrotes. Ni ella, por muy empoderada que esté es libre, ni nosotros por muy desempoderados tampoco.
El kit de supervivencia de Rubén Gisbert