jueves, 29 de mayo de 2025

"Se ve pero no se toca"


 El Pequeño Nicolás*: el museo de pintura.

«Entramos en el museo todos en fila, portándonos bien porque nos gusta nuestra maestra, y nos habíamos dado cuenta de que parecía muy nerviosa, como mamá cuando papá deja caer la ceniza de sus cigarrillos encima de la alfombra. Entramos en una gran sala con montones y montones de cuadros colgados en las paredes. 

-Aquí veréis cuadros realizados por los grandes maestros de la escuela flamenca, explicó la maestra. 

No pudo seguir mucho más, porque un conserje vino enseguida corriendo y gritando porque Alcestes había pasado el dedo por un cuadro para ver si la pintura estaba fresca todavía. 

El vigilante dijo que no le estaba permitido tocarlo y empezó a discutir con Alcestes, que le decía que se podía tocar porque estaba seca y no había riesgo de mancharse. 

La maestra le dijo a Alcestse que se comportara y prometió al guarda que nos vigilaría de cerca. El guarda se marchó sacudiendo la cabeza»

*El Pequeño Nicolás es una famosa serie de libros infantiles franceses creada por el guionista René Goscinny (conocido por ser el autor de Astérix y de Lucky Luke) e ilustrada por Jean-Jacques Sempé, publicada por primera vez en 1959.

 Tomado de Le Petit Nicolas® Le musée des peintures © IMAV éditions / Goscinny - Sempé

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Me ha traído a la memoria un recuerdo infantil. Sucedió hace más de cincuenta años en la cueva de Altamira, templo rupestre del arte paleolítico, en el original, cuando se podía visitar el Patrimonio Cultural de la Humanidad, no en la réplica actual. "Se ve pero no se toca", gritó como un energúmeno el guía. Estuvieron a punto de echarnos a todos... Resuenan en mí aquellas palabras: "Se ve pero no se toca". Hoy no se toca tampoco, por supuesto, pero tampoco se puede ver. En estos momentos la lista de espera para visitar la cueva original está cerrada. No se aceptan nuevas solicitudes, dice el Ministerio de Cultura de las Españas. A veces me pregunto si no será un recuerdo falso, si me pasó a mí de verdad o a algún otro que podía ser yo mismo, o quizá algún otro escolar que no fuera yo, algún amigo que me lo hubiera contado y yo me hubiera apropiado de su recuerdo, hace ya tantísimo tiempo de aquello y es la memoria histórica tan frágil...
 

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