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domingo, 16 de noviembre de 2025

Lo que cuentan los relojes

Los relojes antiguos no se limitaban como hacen los modernos a decirnos la hora exacta que es, cosa que, por otra parte, nunca podremos decir ni saber con precisión matemática ni exactitud, porque nada más decir la hora, ya habrá pasado, ya ha dejado de ser. Una hora bien contada nunca se acaba de contar, como nos enseñó Machado. 


 
Estos toscos relojes antiguos -horologia o cuenta horas, ya sean de arena, de agua o clepsidras  o bien cuadrantes solares-  nos hacen reflexionar con su sabiduría. Contienen a menudo  una frase lapidaria en latín, nuestra entrañable lengua muerta, una máxima generalmente mínima, compuesta por pocas palabras que sugieren muchas cosas de índole filosófica o poética,  sobre la realidad y simultáneamente falsedad del paso del tiempo que pretenden contar, la fugacidad de la vida y nuestra condena a muerte, es decir, sobre la inminencia de nuestra hora, esa hora siempre futura sin embargo y nunca presente todavía y tan nuestr que pende sobre nosotros como una espada de Damoclés.

Cotidie morior (Cada día muero. Lo dice el reloj solar en primera persona, que muere sin el sol para renacer al día siguiente, y que sugiere un poco lo que nos pasa a todos y cada uno de nosotros) 

Dum loquimur fugit irremeabile tempus (Mientras hablamos huye sin retorno el tiempo, variación sobre verso de Horacio)

Dum quaeris hora fugit (Mientras preguntas por ella, la hora huye)
                                    
Dum spectas fugio, sic vita (Mientras me miras, huyo, así la vida. Es decir, mientras me estás mirando porque pretendes saberme y atraparme con tu mirada, yo -habla el reloj, o sea el tiempo- he huido; me he escapado; luego es imposible que me detengas. Lo mismo sucede con la vida, y con toda la realidad. Si nos hacemos, llegados a este punto, la pregunta crucial de qué es el tiempo, podremos decir, como san Agustín, que «Si no me lo preguntan lo sé. Si quiero explicárselo a quien me lo pregunta, ya no lo sé»)

Fugit irreparabile tempus (El tiempo huye irrecuperable). Está tomado de un hexámetro de Virgilio: Sed fugit interea, fugit irreparabile tempus. "Pero se va entre tanto el tiempo imparable marchando"

Hora pro nobis (Que la hora sea para nosotros, juego de palabras con el ora pro nobis  (ruega por nosotros) de la liturgia católica)

Lente hora, celeriter anni (Lentamente la hora, rápidamente los años, sobre la relatividad del paso del tiempo que hace que la hora transcurra lenta y los años raudos y veloces)

Me lumen, uos umbra regit (A mí me gobierna la luz, a vosotros la sombra. Habla el cuadrante solar, que se rige por los rayos del Sol, y que nos reprocha a los hombres que nos rijamos por las tinieblas)

Meam non tuam noscis (Sabes la mía, no la tuya)

Praeteritum nihil, praesens instabile, futurum incertum (Nada el pasado, inestable el presente, incierto el futuro. Se muestran aquí, con terminología gramatical, el pasado, el presente y el futuro, las tres cabezas del Cancerbero, el monstruo que es el Tiempo, guardián del infierno, es decir, de la realidad)

Quae sit quis scit? (¿Quién sabe cuál es?)



Sol me regit, vos umbra (El sol me gobierna a mí, a vosotros la sombra, variante del que empieza Me lumen...)

Solarius nobis comminuit articulatim diem (El reloj solar nos ha partido el día en pedazos, verso modificado y tomado de Aquilio, también atribuido a Plauto) 

Sua cuique hora (Cada uno tiene su hora, hora que, como dice a veces la gente, es la 'hora de la verdad', una hora que no puede ser otra más que la del descubrimiento de la mentira constitutiva)

                                    

Tempus fugit (El tiempo huye. Si hubiera que elegir un lema clásico de los relojes sería este, sin duda: El tiempo, en efecto, huye, pero eso no quiere decir que pase: el tiempo no pasa, pasan las cosas, incluidos nosotros, las personas, entre las cosas. Y sin embargo el tiempo se nos escapa siempre, huye de nuestra ideación, de la idea que nos hacemos de él)

Vivere memento (No está mal esgrimir, frente al clásico Memento mori -acuérdate de que eres mortal-  este epicúreo "acuérdate de vivir", cosa que a menudo se nos olvida)


Vulnerant omnes, ultima necat (Hieren todas, la última mata; se sobreentiende "hora", claro)

martes, 7 de julio de 2020

"Que no pase ninguna de la que no quieras acordarte"

Hace unos años sacamos en ¿Qué cuentan los relojes? una relación de leyendas latinas que se habían puesto desde antaño en distintos relojes, que no pretendía ser exhaustiva sino simplemente significativa. 

Aquellos relojes, la mayoría públicos,  no se limitaban a decirnos más o menos la hora exacta que era, una hora que nunca podremos precisar con exactitud porque nada más formularla ya habrá transcurrido, sino que nos ofrecían  pequeñas reflexiones, aprovechando la gran economía de la lengua latina que puede decir muchas cosas con pocas palabras. 

Añado hoy a aquella muestra este lema de un pseudo-reloj solar, que, a pesar de tener gnomo,  no parece que pueda contar ninguna hora de luz del Sol con su sombra, contiene, eso sí, una errata: el copista ha trastocado dos sílabas fonéticamente muy parecidas: en lugar de haber grabado me-mi-nis-se, que sería lo esperado, ha grabado *me-ni-mis-se

 
La leyenda, corregida, debería decir en letras capitales sin distinción de V y U, ya que se trata del mismo fonema: NVLLA FLVAT CVIVS NON MEMINISSE VELIS: Se sobreentiende HORA: Que no pase ninguna (hora) de la que no quieras acordarte, o, para no acumular tantas negaciones: Que no pase ninguna (hora) de la que quieras olvidarte

El solario no es tal solario ya que no marca las doce horas del día, sino más bien un calendario en el que figuran, en forma helicoidal desde el pasado hacia el futuro, una serie de hitos en la historia de la humanidad, donde las cifras arábigas representan los años de las épocas históricas. Y así, por ejemplo, junto al año 2000  y la palabra PRAESENS (presente) vemos la imagen de un ordenador, y junto al 400.000 antes de Cristo la de la Venus de Willendorf. 

La palabra POSTERVM significa "futuro", de ahí lo de pasar a la posteridad, que es, obviamente, la muerte. Y la palabra PRAETER es abreviación de PRAETERITVM, que significa "pasado", de donde los tiempos verbales pretéritos (o preteridos) de nuestras gramáticas escolares. 

El falso reloj solar, construido por Juan Luis Moraza en el 2003 en granito negro y pulido, tal como indica la pequeña placa situada en su parte inferior derecha, es en realidad una presunta obra del arte de este escultor.

Iglesia de Santa Lucía (Zamora)