En mi caso, las notas musicales del Canon en Re Mayor de Pachelbel son, como algunos aromas, un potente motor que libera los recuerdos más insospechados e inconscientes de un pasado que puede que no haya pasado nunca todavía porque no ha acabado de pasar. Quizá la música sea un buen antídoto contra el mal del olvido, capaz de liberar nuestras emociones y nuestros más recónditos recuerdos.
sábado, 15 de noviembre de 2025
Elementos mnemagógicos
En mi caso, las notas musicales del Canon en Re Mayor de Pachelbel son, como algunos aromas, un potente motor que libera los recuerdos más insospechados e inconscientes de un pasado que puede que no haya pasado nunca todavía porque no ha acabado de pasar. Quizá la música sea un buen antídoto contra el mal del olvido, capaz de liberar nuestras emociones y nuestros más recónditos recuerdos.
martes, 5 de diciembre de 2023
Música contra los horrores de la guerra
Alma Sufí Ensamble interpretan en una mezquita bonaerense la canción clásica de León Gieco "Sólo le pido a Dios", que han cantado y versionado Mercedes Sosa, Ana Belén y tantos otros, con el propio León Gieco a la guitarra y voz, y las voces acompañantes de Gastón Saied, de la comunidad judía, que canta en hebreo, y la vocalista del conjunto Nuri Nardelli, que canta en árabe. Los tres al unísono interpretan la misma canción en castellano, hebreo y árabe, haciendo así una petición por la paz en el cercano Oriente.
La letra de la canción tiene muy buenas intenciones, pero yerra el tiro porque a Dios, a ninguno de los tres, Yavé, Dios propiamente dicho o Alá, que son uno y forman una sagrada trinidad, no se le puede pedir la paz, porque él es el que ha bendecido las guerras a lo largo de la historia, el que las ha declarado y justificado, considerándolas guerras santas, cruzadas, y, en esta época tan agnóstica, guerras justas, guerras de legitima defensa, querras humanitarias, guerras que justifican, por ejemplo, el derecho de Israel, que es el pueblo elegido de Dios a declarar la guerra a los infieles, o los musulmanes la yihad, que es la guerra islámica.
La canción le hace, es verdad, una súplica bienintencionada a ese dios monoteísta de las tres religiones para que la guerra no nos sea indiferente. De la guerra se dice, y es verdad, que es un "monstruo grande y pisa fuerte toda la pobre inocencia de la gente", pero resulta un tanto engañosa porque es como si dijéramos solo le pido a Dios, que es la guerra, que no haya guerras en el mundo.
Pero la letra, no poco ingenua pero bienintecionada de la canción, se salva por la melodía, por la introducción musical que hace el grupo y por la improvisación que hacen al final los cantantes Gastón y Nuri, él en hebreo y ella en árabe, que es lo más auténtico, lo que nos pone los vellos de punta como escarpias al escucharla. No es la letra, sino el quejido, el lamento de dos pueblos: Gastón canta en hebreo una frase que se pronuncia en el día judío del arrepentimiento o de la expiación, el Yom Kippur, considerado el día más sagrado y solemne de todo el año, cuando se cree que se abren las puertas del cielo, y dice en su lengua: "Dios nuestro, perdónanos por nuestros pecados, absuélvenos y concédenos el perdón". Nuri, por su parte, canta en árabe algo parecido: "Dios (Alá), te pedimos perdón, que baje tu bendición sobre nosotros y nos envuelva a todos". Aquí puede verse el vídeo completo con unas declaraciones de los cantantes.
domingo, 12 de diciembre de 2021
La tinaja de las danaides
lunes, 25 de mayo de 2020
Cuarteto de cuerdas para olvidar y dejarse llevar
Todo un misterio. Es lo mismo que preguntarse cómo una nación ilustrada y culta como era Alemania pudo deslizarse como lo hizo hacia la barbarie.
Hoy esta melodía sigue siendo el himno nacional alemán pero ya no se canta, o si se canta se omite la letra execrable de la primera estrofa que comenzaba con el Deutschland über alles, über alles in der Welt “Alemania por encima de todo, por encima de todo en el mundo”, que era la única que se cantaba durante el nacional-socialismo, lema al que tanto se parecen todas las exaltaciones patrióticas nacionalistas desde el America first hasta el Primero los españoles.
La música de Haydn sin embargo ha sobrevivido y sobrevivirá a la utilización política que se hizo de ella. No es una marcha militar como lo son la mayoría de los himnos nacionales, y sólo hay que cerrar los ojos, abrir los oídos y escucharla sin prejuicios, dejándose llevar para disfrutar de este “poco adagio cantabile”.
Después del confinamiento, o encierro con término más popular al que hemos sido sometidos y hemos padecido, conviene olvidarse un poco de todo y dejarse llevar por la eclosión de los trinos de los pájaros y de las flores primaverales que salpican los campos.
No hace falta creer en el trampantojo de un futuro mejor, que siempre nos prometen los mismos, ni en ninguna “nueva normalidad” como dicen ahora que nos haga mejores. Sólo hace falta de hecho salir a la calle de cualquier ciudad para ver las mismas miradas suspicaces por debajo de las ominosas mascarillas que nos privan de las sonrisas, las mismas prisas que no nos llevan a ninguna parte, las mismas agresiones verbales entre personas aparentemente civilizadas... lo mismo de siempre.
Pero si escuchamos a Haydn y nos dejamos llevar un poco y soñar nos olvidaremos de las prisas que nos meten para todo y para nada.



