Cherán, un pueblo indígena purépecha ubicado en el estado de Michoacán, México, con unos veinte mil habitantes, rodeado de extensos pinares, donde los cheranenses echaron a los políticos profesionales. “En Cherán no hay partidos políticos… y estamos mejor sin ellos”.
Pero no solo eso, también prohibieron las elecciones y toda la propaganda, erradicando la política y, con ella, el crimen organizado.
Antes del levantamiento de los cheranenses, grupos del crimen organizado, en complicidad con las autoridades locales, talaban ilegalmente hasta doscientas hectáreas por año de dichos bosques, sin que nadie hiciera nada para evitarlo. Además de destruir el entorno, estos grupos extorsionaban, secuestraban y asesinaban a los habitantes del pueblo.
La defensa del bosque fue la chispa de un cambio profundo: “Primero fue el bosque, luego la seguridad y después la política”, como suelen decir los propios cheranenses.
En el año del Señor de 2011 los habitantes de Cherán se levantaron contra el crimen organizado y la tala ilegal de sus bosques, muchas veces protegida o ignorada por autoridades locales y policías, dando las mujeres el primer paso: bloquearon el avance de los taladores y pidieron apoyo a la comunidad. “Ya no podíamos confiar en las autoridades ni en la policía”, dijo una abuela que fue una de las mujeres que inició el levantamiento. “No sentíamos que nos protegieran ni nos ayudaran. Los vimos como cómplices de los criminales”.
De ahí nació la revuelta popular que expulsó a los partidos políticos, la policía municipal y al alcalde. Cherán se rige desde entonces por un sistema de usos y costumbres tradicionales, reconocido por la Constitución mexicana y el Convenio 169 de la OIT sobre derechos de los pueblos indígenas.
No hay partidos políticos.
No hay alcalde o presidente municipal. En su lugar, existe un Consejo Mayor, elegido en asambleas comunitarias. Las decisiones se toman en asambleas barriales, con una
fuerte participación ciudadana. La organización de Cherán se estructura
en torno a los cuatro fogones o barrios tradicionales del pueblo. Cada barrio
tiene su fogón, una especie de núcleo organizativo y simbólico donde se
discuten y toman decisiones colectivas.

Tampoco hay policía municipal, en su lugar hay una Ronda Comunitaria, que es su cuerpo de seguridad, formada por miembros de la comunidad, vecinos que patrullan el territorio. No tienen armas largas como el ejército, pero sí respaldo comunitario y legitimidad moral. Su labor es más preventiva y de resolución de conflictos internos.
En el año del Señor de 2014, tres años después del alzamiento, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación reconoció oficialmente el derecho de Cherán a autogobernarse. Desde entonces, participan en el sistema electoral nacional sin partidos políticos ni candidatos partidistas, eligiendo a sus representantes mediante usos y costumbres, haciendo honor al viejo lema ácrata de 'el pueblo unido funciona sin partidos". De ahí surgen los representantes que integran el Consejo de K’eris o Consejo Mayor, como autoridad ejecutiva. Este sistema de base horizontal y rotativo busca evitar el poder concentrado y la corrupción.
Uno de los logros menos conocidos es que han impulsado una educación donde los niños aprenden purépecha junto con el español, y se promueve el conocimiento ancestral, el respeto por la tierra y la historia y las tradiciones de su pueblo.
Cherán sigue siendo parte del estado de Michoacán y del país, pero su autogobierno está reconocido oficialmente. En Cherán, que no se rinde, el monte se defiende, no se vende. Quisieron talar sus árboles, pero los cheranenses salvaguardaron sus raíces. Cherán vive, ¡viva Cherán, carajo!